Una investigación liderada por la Universidad de Oxford advierte sobre la presión cada vez mayor sobre la gestión del agua. Propone un nuevo marco de actuación de cuatro puntos para valorar el agua a fin de orientar mejores políticas y prácticas.
El valor del agua para las personas, el medio ambiente, la agricultura, la industria y las culturas ha sido reconocido desde el inicio de nuestra historia como civilización. Y sobre todo porque lograr agua potable gestionada de forma segura es esencial para la vida humana.
La escala de la inversión para el agua potable y el saneamiento universal y administrado de forma segura es amplia, con estimaciones de alrededor de $ 114 mil millones USD por año, solo para costos de capital.
Pero existe una necesidad creciente de repensar el valor del agua por varias razones: no se trata solo de mantener la vida, sino que el agua juega un papel vital en el desarrollo sostenible.
El valor del agua es evidente en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, desde la mitigación de la pobreza y la eliminación del hambre -donde la conexión es reconocida desde hace mucho tiempo- hasta en los objetivos de ciudades sostenibles o paz y justicia, donde los impactos complejos del agua solo se aprecian plenamente ahora.
La seguridad del agua es una preocupación mundial creciente. Los impactos negativos de la escasez, las inundaciones y la contaminación han ubicado los riesgos relacionados con el líquido entre las 5 principales amenazas mundiales por parte del Foro Económico Mundial.
En 2015, una investigación liderada por Oxford sobre la seguridad del agua cuantificó las pérdidas esperadas por la escasez, el suministro inadecuado, el saneamiento y las inundaciones en aproximadamente $ 500 mil millones de dólares anuales.
El mes pasado, el Banco Mundial evidenció las consecuencias de la escasez de agua y sus impactos: el costo de una sequía en las ciudades es cuatro veces mayor que una inundación, y una sola sequía en el África rural puede encender una cadena de privaciones y pobreza a través de generaciones.
Reconociendo estas preocupaciones, el Panel de Alto Nivel sobre agua de las Naciones Unidas y el Banco Mundial, presentó una nueva iniciativa sobre Valoración del Agua a principios de este año.
El creciente consenso es que la valoración del agua va más allá del valor monetario o el precio. Para poder dirigir mejor las políticas y la inversión futuras, debemos ver la valoración del agua como un desafío de gobernanza.
Un equipo internacional dirigido por la Universidad de Oxford y socios en todo el mundo ha publicado un nuevo documento en la revista Science en el que trazan un nuevo marco para valorar el agua en sintonía con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Poner un valor monetario en el agua y capturar los beneficios culturales del agua son solo un paso. Sugieren que la valoración y gestión del agua requiere una acción paralela y coordinada a través de cuatro prioridades: medición, valoración, compensaciones e instituciones capaces de asignar y financiar el agua.
El autor principal Dustin Garrick, de la Universidad de Oxford, señala que «valorar el agua se trata fundamentalmente de navegar por las compensaciones. El objetivo de nuestra investigación es mostrar por qué tenemos que volver a pensar en el valor del agua y cómo hacerlo, al aprovechar la tecnología, la ciencia y los incentivos para superar las obstinadas barreras de gobernanza. Valorar el agua requiere que valoremos las instituciones», añadió.
«Mostramos que el agua apuntala el desarrollo y que debemos gestionarla de manera sostenible. Se necesitarán múltiples políticas para múltiples objetivos. Las políticas actuales de gestión del agua están desactualizadas y son inadecuadas para abordar los desafíos relacionados con el agua del siglo 21. Sin políticas para asignar suministros finitos de agua de manera más eficiente, controlar la creciente demanda de agua y reducir el desperdicio, el estrés hídrico se intensificará allí donde el agua ya es escasa y se diseminará a regiones del mundo, con impactos en crecimiento económico y el desarrollo de naciones con estrés hídrico», explicó Richard Damania, economista del Banco Mundial y coautor del documento.
Para Erin O ‘Donnell, investigadora de la Universidad de Melbourne y también coautora «2017 es un momento decisivo para el estado de los ríos. Cuatro ríos han obtenido los derechos y poderes como personas jurídicas, en una serie de decisiones legales innovadoras que resonaron en todo el mundo. Este reconocimiento sin precedentes del valor cultural y ambiental de los ríos en la ley nos obliga a reexaminar el papel de los ríos en la sociedad y el desarrollo sostenible, y repensar nuestros paradigmas para valorar el agua»