En momentos en que el mundo hace la evaluación anual del progreso en cumplimiento de los ODS, la directora del programa Medellín Cómo Vamos, habla sobre las ventajas de orientar los planes de las ciudades en clave de Agenda 2030.
Un progreso más integral para las ciudades de Latinoamérica, a diferencia del que se había propuesto en los Objetivos del Milenio ODM -con enfoque netamente social-, es una de las grandes ventajas que tienen los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS planteados por la Agenda 2030.
La otra es que si las ciudades adoptan esa hoja de ruta y la incorporan en sus planes de desarrollo, les será más posible cumplir los ODS en el entendido de que, al estar dentro de los mecanismos de rendición de cuentas, pasan del nivel de la discrecionalidad que da la Agenda a los países y quedan atados a la obligatoriedad de los procesos públicos.
Así lo piensa Piedad Patricia Restrepo, economista con maestría en Políticas Públicas y actualmente directora del programa Medellín Cómo Vamos en Colombia, una alianza interinstitucional que hace seguimiento y evaluación a la calidad de vida de esa ciudad, quien está convencida que ir más allá de los objetivos -válidos y fundamentales, claro está-, de superar la pobreza extrema y reducir las desigualdades sociales; para incluir las dimensiones económicas y medioambientales, es una oportunidad más integral de progreso sostenible.
También que hacer de los ODS una meta formal, permite cumplirlos y hacer realidad los beneficios a nivel humano, económico y ambiental que conllevan.
“Incluir los ODS en los planes de las ciudades tiene todas las ventajas porque es un mecanismo para promover la rendición de cuentas porque cuando los países se suscribieron a esta agenda no hubo absolutamente nada legal que los obligara a cumplir ciertas metas. Hay discrecionalidad para que al acogerse, los países determinen ciertos objetivos. Ahora bien en el caso de los planes de desarrollo locales, la inclusión de los ODS y de las metas propuestas a nivel local, les da una obligatoriedad y unos compromisos de los gobiernos de las ciudades”, comentó la experta.
Esa decisión de que las ciudades latinoamericanas adopten los 17 ODS o al menos algunos de ellos cobra mucho valor ya que en el más reciente informe de su avance, Responsabilidades Globales: implementando los Objetivos, que incluye el ranking de 156 países que adoptaron la Agenda 2030 y que califica de 1 a 100 los que más han avanzado; los de la región sólo empiezan a aparecer en el puesto 33 (con Costa Rica).
“El informe resume el desempeño actual de los países y tendencias en los 17 ODS. El índice de este año está encabezado por Suecia, Dinamarca y Finlandia, mientras que el Demócrata República del Congo, Chad y la República Centroafricana rango último entre los 156 países incluidos”, explica el documento.
Suecia tiene un indicador de 85, Dinamarca 84.6 y Finlandia 83. Entretanto, el último país del listado, la República Centroafricana sólo alcanza 37.7 puntos. De ahí que Latinoamérica y el Caribe está por decirlo así, en la mitad del listado con sus países ubicados entre el lugar 33 con Costa Rica que ostenta 73.2 puntos y el último Haití en la posición 145 con 49.2 unidades.
“Esta Agenda 2030, sus ODS es relevante porque es una mirada mucho más comprensiva, más compleja, frente a la anterior la que terminó en 2015 con los Objetivos de Desarrollo del Milenio que era mucho más social, menos económica, menos ambiental -algo fundamental para Latinoamérica, dice la experta-, y aquí claramente la experiencia en el mundo muestra que el desarrollo tiene que tener estos enfoques estas tres dimensiones para que sea verdaderamente integral y sostenible”, afirmó Restrepo.
Instituciones supramunicipales y ODS, una fórmula ganadora
Otro de los aportes que puede conllevar la adopción de los ODS por parte de las ciudades al progreso urbano en Latinoamérica, es la estimulación de las instituciones de carácter supramunicipal.
“Creo que uno de los temas vitales aquí es que hay asuntos estructurales que no hemos podido resolver porque no hemos tenido la suficiente gobernanza frente a esos problemas y esa gobernanza pasa por instituciones que van más allá del orden municipal”, señaló Restrepo.
Ello al referirse al ejemplo del área metropolitana del valle de Aburrá, integrada por 10 municipios, entre ellos Medellín (cerca de 4’000.000 de habitantes), que integrados bajo una autoridad ambiental, están afrontando de manera conjunta su problema de calidad del aire, un asunto claramente enmarcado en el ODS 13 Acción por el Clima y que según el informe Responsabilidades Globales: implementando los Objetivos; es una deuda de Latinoamérica en este momento.
“El enfoque metropolitano es fundamental para dar cuenta de muchas de esas metas que estamos estableciendo al 2030. Unas ciudades tienen mayores ventajas que otras y hay que saberlas aprovechar quienes tienen esas instancias de gobernanza deben hacer metas incluso más ambiciosas para plantear logros mayores de la Agenda 2030”, recalcó Restrepo.
Sin embargo, que las ciudades latinoamericanas adopten en sus planes de desarrollo, los ODS, tiene varios retos por superar según Restrepo.
Uno de ellos es el temor de los políticos a los compromisos que requieren este tipo de metas, algo que Restrepo ha evidenciado pero que no le parece coherente ya que los ODS superan en tiempo los periodos de gobierno de los alcaldes latinoamericanos. Otro es, por supuesto, el factor económico, ya que los recursos no son los mismos en las distintas ciudades. “Pero hay que tratar de invertirlos de manera más eficiente y eficaz”.