Los reconocidos arquitectos peruanos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse visitaron Colombia, para compartir los conceptos esenciales de su obra arquitectónica, la que ha sido constantemente premiada a lo largo de tres décadas de trabajo.
El LUM de Lima o Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social, ubicado en un acantilado a las afueras de la capital peruana y que recoge en su interior recuerdos del periodo cruento de la historia del terrorismo y sus consecuencias en el país; es una de las obras más representativas de la firma Barclay & Crousse, integrada por los arquitectos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse, que compartieron en Medellín (Colombia), los elementos que para ellos son valiosos en su obra.
Los fundadores de la destacada firma creada en París, cuando los esposos residieron en esa ciudad, fueron invitados por el Centro de Estudios Urbanos y Ambientales, Urbam, de la Universidad Eafit, para su #Claseabierta que para esta ocasión fue titulada ‘Del plano la mapa’ y en la que los arquitectos expusieron los conceptos estructurantes de las distintas obras, públicas y privadas, que han diseñado en su país.
Conjuntos de casas en las costas, museos en el desierto, sedes de gobierno en las ciudades y no edificios de aulas sino ambientes de aprendizaje, así como la necesidad de mirar hacia la Amazonía; fueron temas de su exposición ante profesionales, expertos y estudiantes de posgrado de Eafit.
“En estos ejemplos entendemos la arquitectura despojada de la función esencial de dar cobijo ante la intemperie y concentrada entonces en la creación de intimidad para habitar este vacío”, explicó Crousse para definir algo tan llamativo como la creación, no de objetos en un espacio determinado, sino de “microcosmos”, como coincide Sandra Barclay, con las distintas obras diseminadas por ellos en el territorio peruano.
Sobre el LUM, por el que la firma fue reconocida en 2016 con el premio de arquitectura más importante de Latinoamérica, el Oscar Niemeyer, Crousse expresó que aprovecharon el clima favorable de Lima para la creación de los espacios, entre ellos destacó la creación de la acera o vereda que conducía al museo y que concibieron como una especie de viaje en el tiempo.
“Esa distancia y estrechez -de la vereda-, la volvimos unas aliadas para introducir el elemento tiempo en la distancia y dejar el cotidiano detrás, sumergirnos en un espacio distinto al urbano”, detalló Crousse. Relató cómo se usaron en la construcción de la obra, los materiales, cantos rodados, que surgían de la excavación y el movimiento de tierras, en los pisos del LUM.
Elementos estos, que incluso generan sostenibilidad en sus obras al aprovechar siempre el entorno que las acoge: “Esto permitió crear un recorrido de distancia y tiempo en el que aprovechamos la ausencia de lluvias y un clima benigno, crear con poco dinero, espacios no programáticos de museo”, recalcó Crousse.
Por su parte, y haciendo referencia a espacios como el Museo de Sitio Julio C. Tello en Paracas, en el entorno desértico de Perú y cuya colección contiene más de 120 piezas representativas de la cultura Paracas; Barclay explicó que precisamente la cultura, es esencial en cada una de sus obras, ya que para ellos es fundamental inspirarse en la arquitectura precolombina.
“La cultura siempre nos da pistas y nos interesa buscar en el pasado estrategias que nos permitan habitar la inmensidad del desierto y que puedan estar vigentes en la actualidad como en el Santuario Arqueológico de Pachacamac y dos de las estrategias son la plataforma y el recinto. Ellos nos permiten tener un nuevo suelo y la intimidad para habitar el desierto”, manifestó la arquitecta.
Precisamente sobre esa capacidad de asociarse con el entorno, los también esposos, Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse, explicaron que su trabajo en la creación del Aulario de la Universidad de Piura, que se desarrolló en un campus que está en medio de un bosque seco tropical; se basó en la premisa de que un árbol no es más valioso que el bosque mismo y por ello diseñaron cada edificio de un conjunto de 11, con base en un modelo de cinco, los cuales algunos se repitieron.
“Nos inspiramos en una frase que afirmaba que las escuelas empezaron bajo un árbol con un hombre que no sabía que era profesor y otros que no sabían que eran estudiantes. Nos imaginamos no un edificio sino un lugar de sombra y crear condiciones para el aprendizaje para jóvenes de orígenes distintos y pasamos de un edificio de aulas a un ambiente de aprendizaje”, dijo Barclay.
Finalmente, Crousse hizo énfasis en la necesidad de recuperar -algo que se ha convertido en una constante en su discurso-, la Amazonía. Compartió algunos detalles del Plan Selva para dotar de colegios bajo un modelo sistémico compuesto por distintos tipos de estructura adaptadas a las condiciones de la comunidad donde se instale.
“Se piensa en Perú como un país andino pero en realidad somos 61 % Amazonas”, concluyó dejando como Barclay, un mensaje sobre la importancia en la arquitectura, de no aislarse de los elementos que rodean una obra, sino unirse a ellos como el hombre está fundido con el cosmos que le acoge.
