El aumento de monocultivos y el uso de plaguicidas debilitan a las colmenas y las hacen vulnerables a enfermedades y pérdidas masivas como las que se están presentando en el departamento de Córdoba (Colombia).
La falta de variedad de plantas por el esquema de monocultivos –sistema de producción agrícola en el que se dedica la tierra a una sola especie vegetal– hace que las abejas encargadas de llevar alimento a las colmenas no encuentren las fuentes necesarias, advierte la ingeniera forestal Andrea del Pilar Fajardo Henao, candidata a doctora en Agroecología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira.
“En Córdoba se podían ver muchas de las abejas reunidas en el interior de las colmenas; ellas son muy selectivas y si vemos pocas afuera buscando comida para los inventarios de la colmena estamos ante un síntoma de mal estado”, asegura la investigadora.
Explica que otra causa importante de la mortandad es la aplicación de insecticidas como los neonicotinoides, que generan daños en los sistemas digestivo e inmunológico y en la capacidad de orientación de las abejas, limitando las funciones que desempeñan para la colmena. Marcas de esta familia de productos, como Encore y Confidor, matan los insectos sin discriminar si estos organismos son de especies perniciosas o funcionales para los cultivos.
Según la ingeniera Fajardo, para prevenir riesgos en la producción, los apiarios se deben establecer en lugares en los que predominen bosques o agricultura no intensiva. Allí las abejas podrán encontrar las fuentes de alimento para almacenar en las colmenas, además de cumplir sus funciones como polinizadoras naturales que promueven la biodiversidad en los ecosistemas.
“Al elegir los apiarios es importante analizar estas condiciones en un radio de alrededor de 3 km de distancia, teniendo en cuenta la movilidad de las abejas”, precisa la ingeniera.
Revisar las colmenas
Para evitar que las pérdidas de abejas sigan aumentando, la investigadora les recomienda a los apicultores, en primer lugar, hacer una revisión más frecuente del estado de las colmenas, para verificar si están funcionando correctamente.
“Que la temperatura en la colmena sea menor o el zumbido que emite sea más tenue de lo normal indica que se presentan algunos problemas con la actividad. Otros indicadores son la falta de alimento en las colmenas y un comportamiento defensivo menos vigoroso, además de que la abeja reina ponga menos huevos”, explica la investigadora.
Como medida de choque ante estos problemas, la ingeniera recomienda reforzar la alimentación de las colmenas con jarabes hechos a partir de azúcar refinada: “se deben utilizar concentraciones más altas para las abejas reina, encargadas de la reproducción, y niveles intermedios para las obreras”.
Así mismo, como solución estructural a estos inconvenientes, propone replantear el modelo agroalimentario actual, en el que prevalecen grandes extensiones de monocultivos y se aplican altas dosis de agroquímicos para controlar las plagas.
También plantea adoptar modelos agroecológicos, los cuales promueven una mayor diversidad de especies vegetales en los cultivos buscando un equilibrio entre los insectos y depredadores naturales que pueden habitar allí, entre otras alternativas de control biológico.
Según informó la Gobernación de Córdoba (Colombia), de las 12000 colmenas del departamento 1.155 (9,62 %) se han afectado por la muerte masiva de los insectos.
Agencia de Noticias UN