Mientras informe de la OMS reporta que 1.400 millones de personas están en riesgo de muerte prematura por la falta de actividad física o sedentarismo, expertos sugieren menos inversión en tratamientos médicos y más en planificar ciudades con espacio público que estimule la actividad física.
La revista médica The Lancet Global Health publicó esta semana un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que advierte que cerca de cinco millones de personas mueren anualmente por enfermedades asociadas a los hábitos sedentarios de los humanos, situación que según la investigación parece no haber mejorado entre 2001 y 2016.
“Nuestro análisis, que incluye datos de casi 2 millones de participantes (que representan el 96 % de la población mundial), muestra que en el nivel mundial, en 2016, más de una cuarta parte de todos los adultos no estaba haciendo suficiente actividad física”, sentencia el estudio.
Agrega que esa situación pone en riesgo a cerca de 1.400 millones de personas en el mundo para que desarrollen o peor aún, se agraven enfermedades como aquellas de orden cardiovascular, la hipertensión, la diabetes, enfermedades del colon o el cáncer. “Esto necesita ser abordado urgentemente”, dice Regina Guthold, investigadora principal.
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En principio podría pensarse que los países europeos o Estados Unidos, que ostentan altos niveles de ingreso y de tecnificación del trabajo, son los que ocupan los primeros lugares como afectados por este problema; pero no son ellos ni los de mayor ni menor sedentarismo.
El estudio incluyó 168 países con la participación de 1.9 millones de encuestados a quienes se les aplicaron 358 distintos tipos de encuestas y que arrojó, por ejemplo, cómo en Latinoamérica las mujeres permanecen más inactivas que los hombres.
De acuerdo con Fiona C. Bull, coautora del estudio, el uso masivo de aparatos electrónicos -como computadores, teléfonos celulares y tabletas, entre otros- ha aumentado mucho los hábitos sedentarios y, en consecuencia, los índices de inactividad física han aumentado.
Así las cosas, la recomendación de la OMS es que cada persona realice semanalmente 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad física intensa.
¿Y qué pasa en Latinoamérica?
Al abordar la situación de la región respecto a esta problemática, lo primero que resalta el estudio es la aparición de Brasil en el ranking de los 10 países más sedentarios. Este país latinoamericano tiene una prevalencia de inactividad del 47 % mientras que Dominica es el más ‘saludable’ con tan solo un 21, 6 % de prevalencia.
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Argentina con un 41,6 % ocupa el lugar 18. Para el caso de Colombia, el 36 % es sedentario. Mientras tanto, los países que mejor cumplen su cuota de ejercicio físico en Suramérica son Uruguay, en el que solo el 22,4 % es considerado sedentario, y Chile, cuyo índice alcanza el 26,6 %.
En países con menos ingresos, como los de la región, en que los empleos requieren más esfuerzo físico y hay menos motorización, esas condiciones están cambiando, estimulando los hábitos sedentarios.
“La política nacional debe implementarse para fomentar los modos de transporte no motorizados, como caminar y andar en bicicleta, y para promover la participación en la recreación activa y los deportes en el tiempo libre. Dichas políticas son particularmente importantes en países con una rápida urbanización, como Argentina, Brasil y Colombia, que contribuyen a los altos niveles de actividad insuficiente en América Latina y el Caribe”, agrega el informe.
Para Luis Antonio Román Díez, presidente de la Asociación Nacional de Parques y Recreación de México y promotor de la Agenda 2025, que lucha por la recuperación y mejoramiento del espacio público en su país, el enfoque de las inversiones que se están realizando para combatir el sedentarismo -concentradas en el punto de vista médico-, es un camino errado.
El experto en espacio público añade que desde los gobiernos se hace la recomendación obvia, de aumentar la actividad física, pero resulta un contrasentido pues en nuestro contexto no se da prioridad al espacio público adecuado para estimularla.
“El tema espacio público está directamente ligado al asunto del sedentarismo. Tiene que ver obviamente con el diseño y la planeación de nuestras ciudades. Gobiernos en diferentes países hacen esfuerzos importantes por atacar las enfermedades relacionadas al sedentarismo, tratan de arreglar el problema en el quirófano y la verdad es que estamos gastando muchísimo dinero como ciudades, como países, cuando el problema en realidad se tiene que atacar desde otra perspectiva y es desde la oferta recreativa y de espacio público en las ciudades”, señaló el mexicano.
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Afirma que según cálculos de la Asociación Nacional de Parques de Estados Unidos, por cada dólar invertido en programación, infraestructura y recreación, se alcanza un ahorro de tres dólares en sistemas de salud. “Eso nos da una idea de que las inversiones hay que moverlas”.
Román Díez señala que hay cuatro acciones necesarias para que las ciudades sean verdaderas generadoras de actividad física y reduzcan las prevalencias de inactividad física y por ende, los efectos sobre la salud de los ciudadanos latinoamericanos.
La primera de ellas es generar una institucionalidad respecto al espacio público, que diagnostique, haga inventarios, cree, proponga, planifique y administre los espacios públicos para recreación, turismo, deportes.
La segunda es, a partir de esos inventarios articulados a sistemas de georeferenciación, generar canales de comunicación digitales en las alcaldías o ayuntamientos en los que los ciudadanos accedan a esa oferta de espacios, actividades y programación.
La tercera acción, según el experto, es la participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones sobre el espacio público. “Esto debe dejar de ser un tema de ocurrencias, de ideas de un funcionario público, que los arquitectos diseñen en virtud de la necesidad de los ciudadanos”.
En cuarto lugar, Román Díez señaló que se hace necesario que ante los presupuestos municipales, los alcaldes se comprometan con el espacio público y que de la misma manera en que se asignan recursos para infraestructura, servicios públicos y demás, también el espacio público adecuado, apto para la funciones sociales, culturales, recreativas y deportivas (que incluyen la actividad física); tenga recursos explícitos que contribuyan en últimas, a un combate efectivo del sedentarismo vía estimulación de la actividad física.