Un ejercicio de modelación deja claro que si la energía renovable y limpia no se vuelve más productiva y más barata que el petróleo, la transición tardará muchos años más, en detrimento de planeta.
Economistas de la Universidad de Adelaida (Australia) han modelado la transición de un mundo impulsado por combustibles fósiles a uno en el que las fuentes renovables y limpias satisfacen todas las necesidades energéticas.
Raúl Barreto, Doctor y profesor titular de la Escuela de Economía de esta universidad, ha examinado las consecuencias a corto y largo plazo del diferencial de productividad relativa entre el combustible fósil y la energía renovable.
«La transición de los combustibles fósiles a las energías alternativas depende de su productividad relativa. En la medida en que la primera se convierta en una fuente menos productiva, más cara y la última se vuelve más productiva y menos costosa, podremos migrar a esa energía sostenible», señala Barreto.
«Los combustibles fósiles tienen hoy la ventaja de ser una fuente de energía relativamente económica y estable, pero las existencias son limitadas», añade el investigador.
A su vez, «las fuentes de energía sostenibles, como la energía solar y eólica, son potencialmente ilimitadas, pero el suministro es inconsistente y requieren grandes inversiones de capital para que sean una fuente viable», explica.
A pesar de que el mundo ha pasado el ‘pico de petróleo’, donde se disfrutó de un suministro abundante, todavía es difícil predecir cuándo se agotarán los combustibles fósiles. Algunas estimaciones sugieren que en 50 o 100 años a partir de ahora, el agotamiento de las reservas se convertirá en un problema.
«Los escenarios hipotéticos predicen que las existencias limitadas de combustibles fósiles se agotarán y las economías que dependen exclusivamente de esas fuentes de energía colapsarán y causarán graves problemas de bienestar», dice el Dr. Barreto.
En este panorama «la sustitución de energía alternativa puede aliviar las implicaciones negativas sobre el crecimiento y el bienestar de una fuente de combustible cada vez más agotada y configurar una economía dinámica que dependa de la energía».
Cuanto más la energía alternativa mejore para alcanzar al petróleo, mayor será la disminución relativa del consumo. Si la energía alternativa sigue siendo menos productiva que el petróleo, sufriremos un crecimiento lento, posiblemente durante un período prolongado, ya que no se podrá hacer la transición.
«Si la sociedad puede mejorar la productividad de la energía alternativa a largo plazo a un nivel comparable al del petróleo, entonces el futuro será al menos tan brillante como lo fue en la cima de la dependencia de la economía al petróleo. Si en cambio, la energía alternativa sigue siendo más débil que el petróleo, entonces el resultado final será un mundo, en el que en el mejor de los casos, “tendremos nostalgia por los buenos tiempos del petróleo barato”, sentencia Barreto.