Hagamos cuentas…Las empresas públicas presentaron sus reportes del primer trimestre del año y queda una clara conclusión; les fue bien a los que se mantuvieron lejos de los segmentos de vivienda económica…Les fue mal a los que no pudieron salir de la dependencia de ese mercado y quedaron atrapados en las trampas del subsidio.
Y eso que sucede con las vivienderas que cotizan en bolsa y con las empresas que integran sus cadenas de valor, se repite a lo largo del país con empresas de todos los tamaños, que no han tenido otra opción que parar o dejar atrás el mercado de la vivienda económica.
Decía la semana pasada en este mismo espacio, que el descarrilamiento del Tren de Vivienda que consigna el RUV (Registro Único de Vivienda) es tema delicado, entre otras muchas cosas, por el tiempo que tomará que esos registros regresen a niveles de años anteriores y que esos números reflejen también que se volvió a producir la vivienda económica que hoy se ha dejado de producir, sin condiciones que permitan suponer que pronto volverá a producirse.
La realidad es que el fin del subsidio eliminó el único incentivo que había para producir en un segmento de alto riesgo y poco margen… Y a esto habrá que agregar, que una serie de circunstancias ha provocado que al mismo tiempo que moría el subsidio, se acelerara el proceso de encarecimiento del suelo, sacándolo de parámetros que permitan destinarlo a la atención de la demanda de vivienda de los grupos de menores ingresos.
No hay sentido en pretender hacer vivienda económica…Ya ni la eterna promesa de los altos volúmenes compensa los efectos de la falta de incentivos y del encarecimiento del suelo.
Surgen muchas preguntas…. Destaco tres; ¿Qué va a hacer el gobierno para atender el rezago de vivienda de esos segmentos? ¿Qué empresarios serían los valientes que corran los riesgos de participar en ese mercado? ¿Cuánto tiempo tomaría volver a montar la línea de producción que dejó de existir?
Y es que habría que recordar que la política pública y la atención al reto habitacional son temas que caen en la cancha de los gobiernos…En tanto que la labor de la iniciativa privada es leer esa realidad y participar en aquellos segmentos de la demanda que puedan ser considerados mercados y que respondan a los parámetros de rentabilidad que cada empresa decida.
Será el gobierno el que tenga que diseñar e implementar medidas que permitan atender la demanda de vivienda de toda la población… La iniciativa privada decidirá en que parte de ello participa, dejando a las autoridades el reto de encontrar respuestas para los segmentos que se queden sin atención.
¿Es posible que la iniciativa privada vuelva a meterse a la vivienda económica? ¡Claro! Es su chamba; saben y quieren hacerlo… Solo que esperarán a que las instancias públicas generen las condiciones que hagan viable que eso suceda.
Más clara ni el agua.