Con esta aplicación móvil los usuarios –conductores y pasajeros- pueden ahorrar hasta un 40 % de los costos, además de generar beneficios en materia de movilidad sostenible.
Tener cuatro ciudades en el ranking TomTom de urbes más congestionadas del mundo habla de los retos de movilidad que tiene Latinoamérica. La enorme cantidad de vehículos en esta región está colapsando las calles como consecuencia de una nefasta práctica carrocentrista: vehículos privados con un solo ocupante.
Esta situación fue la que inspiró a los creadores de la plataforma chilena AllRide, que está avanzando con su propuesta en cuatro países del continente: Chile, Perú, Costa Rica y México.
“El problema que hizo que nosotros existiéramos es lo que todos sufrimos en el día a día de las grandes ciudades, tanto en México como en otras metrópolis de América Latina, que es el tráfico, la contaminación, moverse diariamente al trabajo, al estudio, una experiencia que es costosa, que es estresante y que además es muy poco sustentable”, afirma Pablo Alvéstegui, cofundador de AllRide.
Se trata de hacer carpooling, pero con base en que no te desvíes de tu ruta tradicional al trabajo o al estudio, en que las personas que serán tus pasajeros tienen que ser ‘conocidos’ de personas que integran tus redes. Es decir, nunca viajarías con un completo desconocido y que el recaudo que el conductor haga por ese viaje no supere el costo habitual del mismo trayecto.
Según Alvéstegui, quien dialogó con LA Network en Ciudad de México, en esta megaurbe se mueven diariamente 20 millones de asientos vacíos que contribuyen a que la capital mexicana esté en el noveno puesto mundial del ranking de TomTom, que para la región encabeza Bogotá (segundo puesto global), seguida por Lima (tercera en el mundo).
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“Esos 20 millones de asientos vacíos son un potencial enorme que se puede aprovechar a través del uso de la tecnología. Lo que hace AllRide es ayudarte a que puedas encontrar gente que hace tu misma ruta y puedan coordinarse para compartir su viaje de manera que puedan ahorrarse costos compartidos, asumiendo los gastos del viaje y todo de una manera segura”, reitera Alvéstegui sobre la plataforma que se configura, a diferencia de otras como Uber, en un verdadero ejemplo de economía colaborativa.
Precisamente, sobre las diferencias con Uber, el cofundador de AllRide explica que, si bien es un negocio, su foco principal es ocupar esos asientos desperdiciados con el consiguiente beneficio de ahorro para el conductor, para los pasajeros y reduce la huella de carbono por cada persona que lo use. En ese sentido no hay unas ganancias como en Uber.
Otra de las grandes diferencias de esta plataforma, según su cofundador es que, al tener también la posibilidad de realizar convenios con organizaciones, se está premiando a los conductores que más personas lleven por ejemplo con mejores plazas de estacionamiento en sus empresas, estímulos adicionales a la reducción de los costos de su viaje habitual.
De hecho, indica Alvéstegui, en España ya unas 40 organizaciones están vinculadas a AllRide, generando una disminución de costos y tiempo también para los pasajeros, sumado a la comodidad del vehículo privado. En el caso de México, el mismo gobierno ya tiene el carpooling dentro de sus propósitos de movilidad sostenible pues lo haría obligatorio después del 2020.
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“Ya tenemos varias decenas de miles de usuarios. La gente una vez que ocupa el sistema lo sigue ocupando. Tenemos más del 70 % de los conductores que están ocupando el sistema, sabemos que una vez la persona ocupa la aplicación, encuentra el compañero de viaje, la lealtad y el uso de la aplicación es muy intensiva”, afirma Alvéstegui.
Finalmente, sobre la seguridad para el conductor sobre el perfil de los pasajeros, el cofundador indicó que cuando les llega una solicitud a los conductores, estos pueden acceder a la información de qué amigos o conocidos en común pueden certificar que conocen a la persona que compartirá el viaje.
“No tienes que subir a un perfecto desconocido. Son personas de las que puedes revisar su perfil previamente para decidir si te da suficiente confianza viajar con él o no. Por ejemplo, si me llegó una solicitud de alguien que tiene dos amigos en Facebook, una foto medio rara de perfil, evidentemente no lo voy a llevar. Ahora si es alguien que trabaja en un banco, que está certificado como cliente nuestro, que tenemos 15 amigos en común en LinkedIn, en Facebook, ya tenemos buenas calificaciones, no necesito más detalles para empezar a ahorrar”, precisa Alvéstegui.