Piero Pelizzaro, Director de Resiliencia de Milán, mostró que, pese a la crisis, las ciudades deben pensar ya en el plan para después.
Oferta pública de servicios de Internet, industrias con capacidad de adaptarse a cambiar de producción de un momento a otro, la forma de moverse e incluso de sembrar más árboles, están dentro del denominado ‘Plan Cero’ que el director de Resiliencia de Milán, Piero Pelizzaro, está desarrollando junto a otras organizaciones para cuando la capital de Lombardia -la región más afectada en esta pandemia-, haya superado la crisis.
“No podemos esperar hasta el final para comenzar a pensar en cómo podemos responder a eso, porque eso podría ser aún más grande de lo que estamos enfrentando en este momento», indicó Pelizzaro en un webinar realizado conjuntamente entre el Banco Mundial (WB) y la Red Global de Ciudades Resilientes, organización que surgió del cierre de 100 Ciudades Resilientes (100RC, por sus siglas en inglés) y que fue presentada en el reciente Foro Urbano Mundial de Abu Dhabi; al que asistió LA Network.
Según el Director, es de esperarse que, si la crisis que a hoy tiene a Italia tristemente como el país con más víctimas de Covid 19 con 8 215 muertes, más del doble de las ocurridas en China; también se espera que, superada la crisis por el virus, su ciudad, las ciudades, entrarán en una crisis socioeconómico.
En el plan para afrontar el tiempo post pandemia, la oficina de Resiliencia de Milán tiene estructurados tres enfoques con los que enrutarán el avance de la ciudad: infraestructura digital más pública, orientación ecológica y la transición ambiental.
En este sentido, por ejemplo, será tal la huella en las ciudades de la pandemia, que el ‘Plan Cero’ buscará incidir en el plan que la ciudad tiene establecido para reforestar con tres millones de árboles como un medio para aportar en la lucha contra el cambio climático y el mejoramiento del aire. Con la nueva perspectiva de la pandemia por covid 19, ese plan con miras a 2030, cambiará la densidad de los individuos arbóreos: para favorecer el aislamiento social, esos árboles estarán distanciados como mínimo a un metro y de esa manera estar preparados para un futuro brote.
Caminando sobre la línea ambiental, también se debe pensar en el panorama de la contaminación. Con la situación actual, se ha evidenciado la reducción de niveles de NO2 (dióxido de nitrógeno), lo que Pelizzaro considera un punto de partida de reflexión para ver qué ciudad se quiere en el futuro, cómo se moverá.
Adicionalmente, para el representante de la Red Global de Ciudades Resilientes, la pandemia y la situación de las cuarentenas ha derivado en la necesidad de una infraestructura digital pública más potente para atender la necesidad del teletrabajo, de las clases virtuales, porque “toda nuestra vida se basa en Internet».
De igual manera el italiano puso en evidencia la importancia de que las ciudades estén articuladas con su sector privado tanto los dedicados a los servicios como a la producción. En relación con los servicios, se ha mostrado que es positivo que plataformas como Airnbnb se hayan convertido en lugares para acoger personal médico foráneo o para ser el lugar de residencia para las personas que deben estar aisladas de sus familias.
Por otra parte, la industria debe mostrar la capacidad de pasar de la fabricación de bolsos a la de mascarillas o de la automotriz a fabricar respiradores como lo plantearon Fiat y Ferrari.
Finalmente, el director de la oficina de resiliencia de Milán, señaló que además de los asuntos materiales de las ciudades, luego de la superación de la pandemia de coronavirus, covid 19, las ciudades también deberán pensar en la recuperación de la confianza entre ciudadanos y de estos con la ciudad. ¿Cómo se accederá al espacio público? ¿Cuándo volverán a abrazarse con confianza?
“No tenemos que mirar solo a la tecnología o la salud. (…) es vera la acción emocional y psicológica con el mismo nivel de importancia”, concluyó Pelazzi.
