Ante las medidas radicales que han tenido que tomar los gobiernos para confrontar la pandemia, por la que más de 2 300 millones de personas viven en cuarentena, el transporte ha sido otro afectado más y es posible que no vuelva a ser el mismo.
Latinoamérica ha sido, hasta ahora, una de las regiones que ‘mejor’ ha enfrentado la pandemia por COVID-19 en el mundo. Pese a la tardanza de algunos países en tomar medidas drásticas, los números de contagiados y víctimas no pueden compararse con los sufridos por las ciudades de países como Italia, España, China o Estados Unidos.
Sin embargo, una de las principales víctimas producidas, justamente por restricciones extremas como la cuarentena total, ha sido el transporte público, sus sistemas. Justo hace un par de días la alcaldesa de Bogotá. Claudia López, explicaba que su sistema BRT (Transmilenio) no podría ser usado más allá del 35 % de su capacidad para operar de manera segura, desde el punto de vista sanitario.
Por ello y con base en el profundo análisis realizado por el Proyecto de Transporte Urbano Sostenible – PTUS o SUTP, por sus siglas en inglés, en su artículo ‘El brote de COVID-19 y las implicancias para la movilidad sostenible: algunas observaciones’, que acepta que los sistemas de transporte son claramente vectores de contagio de la enfermedad, LA Network realizó este listado de 10 cosas que podrían cambiar para siempre en el transporte público latinoamericano, donde proteger la vida de empleados y usuarios será la prioridad.
1 Pago electrónico
Los sistemas electrónicos de recaudo -pago con tarjeta-, vienen usándose en la gran mayoría de sistemas masivos en Latinoamérica como el metro, tranvía y buses BRT e incluso en algunos buses urbanos. Sin embargo, todavía en gran parte de la oferta, incluidos los buses intermunicipales, se usa el dinero y tiquetes de papel. Debido a que es un foco de transmisión, hasta el transporte informal podría empezar a usar los medios electrónicos. El dinero no volvería a usarse como medio de pago.
2 Pasajeros parados o colgando
La imagen latinoamericana de un bus urbano tan saturado que sus pasajeros debe ir colgados de las puertas, no podrá verse nunca más. Las distancias obligatorias restringirán sus capacidades solamente a pasajeros sentados como ha sido ordenado en Río de Janeiro. “Una ordenanza del 17/03 determinó que los vehículos de transporte público y las empresas de turismo deben transportar solo pasajeros sentados”, relata el artículo.
3 Taxis con conductor aislado
Para los latinos, las películas de cine fueron el escenario donde se pudo ver en los años 70, los taxis neoyorkinos con una barrera de separación entre el conductor y los pasajeros. Esta manera de protección podría volverse el estándar para taxis y servicios como Uber. En ciudades chinas ya se viene implementando una especie de lámina o cortina plástica para aislar al conductor de sus ocupantes.
4 Paradas o paraderos para decenas de buses
En Latinoamérica, para los viajes intermunicipales, es habitual hacer paradas para que los pasajeros se alimenten. En temporadas altas de vacaciones, un solo lugar puede albergar 20 o más buses, es decir unas mil personas que se abarrotan -en un corto periodo de tiempo-, una detrás de otra para comprar alimentos o usar los servicios sanitarios. Esta costumbre podría desaparecer gracias a las medidas obligatorias de distanciamiento entre personas.
5 Reinado de la bicicleta
Ya muchas ciudades de la región venían apostando por la bicicleta como un modo de transporte urbano que aporta en la solución a los problemas de movilidad como las congestiones y la mala calidad del aire. Gracias a las medidas que ordenan evitar las aglomeraciones en el transporte, la bicicleta cobraría un mayor impulso gracias a su capacidad de separar personas y aliviar así la carga de los sistemas masivos y semi masivos de transporte: las calles no volverían a ser iguales.
6 Transportes masivos saturados
Las fotos ya circulan por la Internet. Puntos de color ubicados cada 50 centímetros en el piso de los vagones de metro, tranvías o buses BRT, indicarían el lugar que debe ocupar cada pasajero. La pintoresca imagen de los ‘empujadores’ del metro de Tokio y símbolo de lo masivo de este modo de transporte, quedará en el olvido.
7 Viajar de incógnito
Es muy posible que estos sean los últimos días en que usted pueda usar el transporte público de manera anónima. La necesidad de las autoridades para identificar las cadenas de contagio, requerirían sistemas de identificación obligatorios -a través de la tecnología- para conocer quién y en qué momento viajó y pudo ser un transmisor de la enfermedad por COVID-19 a los demás usuarios o pasajeros.
8 Usar las vías cuando quieras
La urgente necesidad de evitar las aglomeraciones y promover la distancia entre personas, está generando medidas restrictivas en el uso del transporte y el teletrabajo. Por ello se habla de ‘transporte esencial’ y ‘no esencial’. El primero les daría prioridad en las vías a los modos que movilicen a trabajadores de la salud, a trabajadores esenciales como los de la industria médica o de alimentos y el segundo restringiría el uso de modos como el vehículo privado que sería limitado a unos pocos usos prioritarios.
9 Envíos y entregas sin contacto
La industria de la entrega de paquetes y mensajería podría cambiar para siempre. “Después de que los clientes seleccionen la opción ‘entrega sin contacto’ al hacer un pedido en línea, los repartidores los llamarán para fijar un lugar de entrega. El repartidor observará desde una distancia de al menos 10 pies mientras el cliente recoge el pedido”, dice PTUS.
10 Miles de viajes por plataformas
Gracias a la posibilidad de usar un servicio menos riesgoso, las plataformas de viajes podrían convertirse en el medio de transporte individual más usado gracias que pueden ofrecer un poco menos de riesgo de ser foco de contagio de enfermedades como el COVID-19 y los servicios como el taxi no volverían a ser los mismos.