Rodando Ayuda es la alianza integrada por distintas organizaciones como el BID, bikeNcity y el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP) en México, que apoya a poblaciones vulnerables.
Toda la movilización de ayuda que se ha despertado en las ciudades de Latinoamérica ante la crisis generada por la pandemia de coronavirus COVID-19, tiene en la Ciudad de México un buen ejemplo de que esa solidaridad puede ser un modelo de movilidad sostenible.
Se trata de Rodando Ayuda iniciativa que recauda ayudas y que nació de una convocatoria del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP) en México, en unión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y que hoy está articulando a 27 organizaciones como bikeNcity, Econduce, Bussi, Mobility as a Service (Maas), Nosotrxs, Biciescuela, Dezba, Pedalier; entre otras.
En la Ciudad de México, se contabilizan 21 826 casos de los cuales hay activos 3 820 y un número de víctimas que asciende a 2 313 fatalidades; a lo que se suma el impacto socioeconómico derivado de la desactivación de la productividad; como partes de un panorama complejo para esta urbe.
De allí que la iniciativa de Rodando Ayuda le apunte a las poblaciones más vulnerables con una estrategia integral en la que gane el mayor número de personas dentro de la cadena de recepción, gestión y distribución. “Una de esas poblaciones son los repartidores. Gracias al aislamiento se piensa erróneamente que tienen un incremento de trabajo, pero la verdad es que por el contrario ha disminuido” explica Kenia Aguirre, cofundadora de bikeNcity, una de las 11 empresas que ganaron la convocatoria para participar en el proyecto.
Aguirre señala que este grupo ya no está generando ingresos suficientes para alcanzar un nivel aceptable, al que se suman las personas habitantes de la calle y las personas trabajadoras en hogares, que no cuentan con un seguro de desempleo.
La sostenibilidad económica de la iniciativa empieza con la selección de estos grupos de beneficiarios se reciben las ayudas y los repartidores, o domiciliarios, en este caso representados por el colectivo ‘Ni un repartidor menos’ que nació en 2018 para llamar la atención sobre la violencia vial en la CDMX; son los encargados de la distribución por lo que reciben un pago, manteniendo entonces sus ingresos más estables.
A esto se suma que las compras de alimentos y demás -cuando la donación es monetaria- se hacen en almacenes locales, como una manera de impactar directamente en los territorios y la economía de base.
De hecho, Aguirre les recuerda a los posibles donantes que, cuando el aporte es monetario, se tiene un alcance mayor, ya que se reducen los altos gastos que implica la logística de la entrega de los alimentos.
“Se aceptan dos tipos de donaciones: pueden ser en especie o monetarias, la verdad es que preferimos la donación monetaria porque nos resulta más eficiente y eficaz”, indica.
Sobre el cuidado del medio ambiente, Rodando Ayuda hace la georreferenciación del lugar al que se deben entregar las ayudas y se determina, según la distancia, el modo más limpio de hacerlo.
“Si son menos de cinco kilómetros, el viaje se hace en bici, a partir de allí los hacemos con motos eléctricas de Econduce, (aplicación para compartir este tipo de motocicletas) para reducir la mayor cantidad posible de contaminación en nuestra cadena”, precisa.
Para sumarse a la iniciativa en la CDMX, visite https://rodandoayuda.mx/