En el Día Mundial de los Océanos los datos negativos son catastróficos, pero desde su inmensidad, sigue con bondad entregando sorpresas para ayudar incluso en la lucha contra el Covid-19.
Greenpeace, una de las organizaciones mundiales que más lucha por la defensa de los océanos, advierte que cada año, los seres humanos arrojan a los mares y océanos del mundo tanta basura como el equivalente al peso de 800 torres Eiffel.
Con esa cantidad de basura se podría cubrir 34 veces la isla de Manhattan.
Pero ese es solo uno de los problemas: cada día en miles de lugares del mundo, se están explotando los mares más allá de su capacidad natural de renovar esos recursos: “En tan sólo 40 años, las poblaciones de las especies marinas se han reducido en un 39%, de media, en todo el Planeta, y una de las causas es debido a la sobrepesca”, según el informe Planeta Vivo Azul lanzado por WWF.
Sin embargo, ello estaría justificado sino fuera porque cada año se desperdician en el mundo xxx millones de toneladas de alimentos, incluidos los frutos de los mares. Además, ¡38.5 millones de toneladas de peces son desechados por la industria pesquera desde los mismos barcos! Es un suicidio progresivo: explotan de manera tan rapaz esos mares, que un día se quedarán sin sustento.
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Por ello cuando hoy se celebra el Día Mundial de los Océanos, creado por la ONU en 2008 con el objetivo de “celebrar el papel de los océanos en nuestra vida cotidiana y acciones inspiradoras para proteger el océano y utilizar los recursos marinos de manera sostenible”, pero celebrado por primera vez en 2009, resulta más que paradójico, por decir lo menos, que a pesar de tanta agresividad e inconsciencia en el cuidado del ‘planeta azul’; los mares y océanos sean parte importante de la solución para la pandemia por covid-19 que azota al mundo.
El hombre matando y el océano dando
Cuenta la historia que en 1986 científicos del Instituto Oceanográfico Woods Hole, descubrieron en el fondo de la mar Adriático bacterias con la capacidad de ayudar hoy, en la realización de las pruebas rápidas para detección de covid-19, tan importantes para enfrentar la crisis y salvar vidas en el mundo.
Pero ese fruto del buen mar no es solo protagonista en la actualidad, lo ha sido desde hace décadas al ser ayudantes también del diagnóstico del SIDA y el Sars. En pocas palabras el mar sigue entregando su aporte para mantener la vida en esa superficie y sus especies, en especial la humana que le responde devolviéndole solo sus desechos.
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Pero a hora, en tiempos de pandemia, se ha sumado otra agresión: muchos de los millones de tapabocas o mascarillas que se usan para la protección contra el coronavirus, se están desechando al igual que la mayoría de residuos sólidos, de manera no controlada y ya están llegando al mar, a lo que se agrega la advertencia hecha por Greenpeace España a través de su portavoz, celia Ojeda, quien señala que es evidente que la pandemia ha traído consigo también un aumento en el consumo de plásticos y que, si bien están a la espera de consolidar los datos, este problema “salta a la vista”.
Para la ambientalista, otra de las consecuencias de la pandemia es que obligó a detener el proceso de construcción del Tratado de los Océanos que incluye a todos los países del mundo bajo el impulso de Naciones Unidas y que busca la protección de al menos la tercera parte d ellos mares del mundo y de esta manera implementar soluciones más eficaces en el cuidado de los mares atacados por problemas adicionales como la acidificación de los océanos, la contaminación plástica y la destrucción del hábitat, en una situación en la que, por citar un ejemplo, según la WWF, el 58% de las especies pesqueras del mundo están “plenamente explotadas”.
Así que la celebración del Día de los Océanos es el momento justo para que los ciudadanos del mundo tomen consciencia de la necesidad de proteger los mares siguiendo algunas acciones como estas:
Evitar el consumo de plásticos de un solo uso y si se usan, asegurarse de la correcta disposición, especialmente las bolsas.
Reutiliza y reduce la mayor cantidad posible de productos que consumes.
Revisa las especies que están sobre explotadas y toma posiciones de consumo responsable: no compres productos de esas especies.
Infórmate y verifica que los ingredientes de tus cosméticos no contengan productos con microplásticos como el nylon, el polipropileno o el polietileno.
Prefiere envases o botellas reutilizables como el vidrio.
Evita comprar los productos que usen demasiado material de empaque.