Covid-19: El urbanista disruptor

Covid-19: El urbanista disruptor

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LA Network

Covid-19: El urbanista disruptor
Foto: Harley Street, Londres

A estas alturas del partido, queda claro que entre las tantas cosas que nos ha dejado la pandemia, destacan dos:

La visión cada vez más generalizada de que la meta no puede ser volver a una vieja normalidad que acusaba ya importantes fallas sustanciales, muchas de las cuales estaban haciendo crisis, y el pleno reconocimiento a la importancia del papel que deben tener las ciudades en los procesos de atender las emergencias que nos deja la pandemia y crear esos entornos que permitan transitar a mejores escenarios de futuro, con base en generar calidades de vida, eficiencia urbana, competitividad económica y proteger el medio ambiente.

La pandemia también ha dejado claro que para enfrentar retos de esta dimensión no basta con lo que puedan hacer los gobiernos, sino que es además indispensable contar también con sociedad e iniciativa privada.

Todos tendríamos que reconocer y asumir el reto intelectual de entender y atender las implicaciones de una transformación urbana que tenga como principal objetivo a la gente.

Y, en consecuencia, todos tendríamos que tener la capacidad y, sobre todo, la voluntad, de alcanzar los acuerdos que permitan unificar visiones y traducirlas en objetivos y esfuerzos comunes.

La pandemia dejará un reto urbano inmenso… Pero también dejará una oportunidad igual de inmensa de volver a pensar las ciudades y de implementar medidas que permitan corregir el rumbo para revertir procesos negativos y hacer de la prioridad de la agenda urbana una realidad que permita, por ejemplo, atender las necesidades de vivienda de todos los segmentos de población.

A estas alturas del partido tendría que quedar muy claro que las ciudades deben ser la primera línea de defensa ante pandemias y sus consecuencias.

Es en las ciudades donde se tendrán que tomar medidas que permitan recuperar actividades, minimizando riesgos y garantizando a sus habitantes calidades de vida y oportunidades de desarrollo.

Pero para lograr esto los gobiernos deberán apostar por la planeación urbana y la inversión -pública y/o privada- en todo tipo de infraestructuras y servicios públicos.

Es tiempo de que la transformación urbana deje de ser el absurdo resultado de la improvisación y empiece a ser el esperado fruto de la planeación y de la suma de voluntades y esfuerzos de gobiernos, sociedad e iniciativa privada.

Y claro… Es tiempo de dejar atrás prejuicios y reconocer que el sector inmobiliario es factor fundamental si se pretende que con esa transformación se construyan eficiencias y competitividades urbanas, se proteja el medio ambiente y, sobre todo, se generen las viviendas y entornos que permitan un mucho mejor desarrollo social.

La primera oportunidad a tomar es la de convertir la pandemia en un acelerador del cambio…. En ese factor disruptivo que permita tanto replantear objetivos y estrategias, como acelerar su implementación.

Queda por delante un trecho aún impreciso de emergencia sanitaria y otro, igual de impreciso, de recuperación de las economías…

Salir bien parados de ambos tendrá que ver con la capacidad que como sociedad tengamos para hacer además frente al impacto que esto que estamos viviendo tendrá en los ingresos y calidades de vida de millones de familias.

No será fácil…pero el camino empieza por tomar y aprovechar al máximo las puertas que se presenten abiertas.