Informe del PNUMA llama a las entidades financieras a invertir en este sector clave para la salud del planeta y para la recuperación económica verde tras lo más crítico de la pandemia.
La Iniciativa Financiera del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (IF PNUMA) presentó su informe ‘Financiando la circularidad: desmitificando las finanzas de las economías circulares’ que advierte que los servicios financieros actuales estimulan la economía circular ignorando un problema que, a 2016, generaba nada menos que 2.000 millones de toneladas urbanas anuales de desperdicios.
Adicionalmente, el estudio les advierte a las instituciones financieras que la circularidad, es decir el aprovechamiento de los materiales ya existentes, evitando el uso de nuevos insumos; podría nutrir una economía con US$4.5 billones anuales con ganancias adicionales hacia la sustentabilidad como el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a 2030, “la salud de nuestros ecosistemas y permitir la recuperación sostenible tras la pandemia de COVID-19”, señaló el FI PNUMA.
Esta agencia de las Naciones Unidas, que acoge a más de 300 instituciones financieras mundiales, entre bancos, aseguradoras e inversionistas, tiene el objetivo de incentivar un sector financiero global que además de generar ganancias y bienestar a las personas, contribuya con la salud del planeta.
En este sentido, el FI PNUMA en su informe, les recomendó a estas entidades que ese crecimiento de los modelos comerciales circulares requerirá “cambios estructurales y tecnológicos, incluida la innovación en el diseño y fabricación de productos y servicios, reducción de insumos agrícolas y del desperdicio de alimentos, y el uso de tecnologías digitales para aumentar la transparencia y la sostenibilidad en las cadenas de suministro”.
Sin embargo, la tarea no es sencilla. Con un mundo urbano que hasta antes de la pandemia venía reduciendo la pobreza y aumentando el bienestar en un número mayor de personas, la tasa de desperdicios diarios por cada persona en los países ricos venía aumentando desde un promedio entre los 100 gramos a los 4.5 kilos.
“Las desigualdades mundiales se reflejan en las tendencias de residuos. (…) Si bien los países de ingresos altos representan solo una sexta parte de la población mundial, generan más de un tercio de los desechos globales”, señaló el informe ‘Financiando la circularidad: desmitificando las finanzas de las economías circulares’.
Ahora, la cifra más dura y contundente pero también la de las mayores posibilidades de esperanza y oportunidad es que más del 30 % de los flujos de desechos sólidos no es objeto de ningún tratamiento ambientalmente seguro.
Lo anterior bajo la advertencia de que el dato se elabora bajo la producción de residuos de los que se lleva registro, pero advirtiendo que existe una “enorme cantidad” de residuos sólidos de los que no se tiene información.
Un negocio ganador para todos
Con siete mil millones de personas habitando en el mundo urbano y generando desechos en una economía lineal -que produce y desecha-, la presión sobre los recursos y el impacto sobre el entorno con tal cantidad de desperdicios no tratados, el IF PNUMA señala que, para las instituciones financieras consultadas en el estudio, son múltiples los sectores en los que invertir con vocación verde.
Las manufacturas; el vestuario y la moda; tecnología digital; energía, construcción; productos químicos y alimentos y agricultura son espacios en los que se podrían generar ganancias que les permitan a las entidades financieras e inversionistas, mantener sus ingresos con sentido humano y planetario.
“Actualmente, las instituciones financieras carecen de conciencia sobre la circularidad, así como de la experiencia, los productos y los servicios para aprovechar las oportunidades comerciales”, señala la agencia de la ONU.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, hizo un llamado al sector financiero para que no desaproveche la oportunidad de una recuperación económica en el marco de la pandemia por COVID-19, que se alinee con una transición de la economía lineal hacia la economía circular.
“Necesitamos tanto al sector público como al privado para transformar nuestras economías con el fin de que aborden el cambio climático, reduzcan la contaminación y mejoren la eficiencia de los recursos. La acción colectiva es fundamental para cumplir la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”, manifestó.
En este sentido, la urgencia es que los bancos extremen sus exigencias a quienes buscan los recursos de inversión para que sus propuestas sean sustentables y basadas en la economía circular.