La conservación de los humedales urbanos latinoamericanos: No basta con Ramsar

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Juanita Aldana-Dominguez
2 febrero, 2021 - Ecología Urbana

Autores de esta columna

Juanita Aldana-Domínguez, Departamento de Química y Biología, Universidad del Norte, Colombia 

Carolina Rojas, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales e Investigadora CEDEUS, Pontificia Universidad Católica de Chile

Paola Moschella, Departamento Académico de Humanidades – Sección Geografía y Medio Ambiente, Pontificia Universidad Católica del Perú

Caroline Stamm, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales, Pontificia Universidad Católica de Chile

Carlos Javier Velásquez, Departamento de Derecho, Universidad del Norte, Colombia

En el Día Mundial  de los Humedales, que se celebra el 2 de febrero, se busca resaltar la importancia de estos ecosistemas para avanzar en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible-ODS. En el 2021 se destaca la gran importancia que tienen los humedales para regular la cantidad y calidad del agua dulce en el planeta.

Los humedales depuran el agua, la liberan de contaminantes, además de controlar el volumen y el flujo del agua. Y no solo eso: almacenan una gran cantidad de carbono siendo una excelente solución basada en naturaleza para adaptarnos mejor al cambio climático. Para las ciudades  costeras, como muchas en América Latina, lo mejor que les puede pasar es tener humedales bien conservados que amortigüen las marejadas y los tsunamis, y protejan la costa de la erosión. Además, son espacios que brindan a las personas áreas naturales donde tener  contacto directo con la naturaleza, lo cual se ha demostrado que mejora la salud física y mental.

Reconociendo la gran importancia que tienen los humedales para América Latina, tanto por sus funciones en el mantenimiento del equilibrio ecológico como por los beneficios que prestan a los seres humanos y las ciudades, investigadoras latinoamericanas adscritas a la Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad del Norte (Colombia) y a la Pontificia Universidad Católica de Perú, nos unimos para indagar cómo se encuentran los humedales urbanos en ciudades costeras, tomando como casos de estudio a tres humedales, estos son la Ciénaga de Mallorquín en Barranquilla (Colombia), Aconcagua en Concón (Chile) y Pantanos de Villa en Lima (Perú). Este estudio titulado “Humedales Urbanos en Latinoamérica: una solución para ciudades sostenibles ODS 11” (2019 -2021) cuenta con el financiamiento del Centro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para América Latina-CODS.

Latinoamérica lidera la tendencia mundial de pérdida de humedales, y nuestros casos de estudio no se quedan atrás,  en ellos las superficies han disminuido un  total 268 hectáreas en tan solo 15 años, siendo la Ciénaga de Mallorquín, la que lidera con 225 há, seguido por el humedal Aconcagua con 33 há y Pantanos de Villa que es sitio Ramsar con 11 há. Ante esta evidencia nos preguntamos ¿Cuáles han sido los avances de estos países para proteger sus humedales a través de normas jurídicas, políticas públicas e instrumentos de planificación? Para responder esta pregunta, analizamos el marco jurídico de los tres países y realizamos un taller con quince expertos internacionales de Chile, Colombia y Perú, que discutieron sobre las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades en la aplicación del marco jurídico. Para este estudio, también contamos con la participación de dos investigadores en derecho ambiental de la Universidad del Norte (Colombia).

Encontramos que existe un desarrollo normativo muy prolífico en nuestros países, de hecho, analizamos 59 documentos (22 en Colombia, 20 en Perú y 17 en Chile) que involucran normas, planes y políticas en relación con los humedales, su conservación y manejo. Dividimos estos documentos en tres grupos: instrumentos internacionales (Convención Ramsar), instrumentos de protección ambiental e instrumentos relacionados con la planificación urbana y ordenación del territorio.

Los tres países, al igual que el resto de América Latina, se han adherido a la Convención Ramsar la cual resalta la importancia internacional de los humedales, buscando su conservación y uso racional. Destaca la declaración de sitios Ramsar en el Perú con un 57% de la superficie de humedales del país protegidos bajo esta denominación, frente al 7 % en Colombia y tan solo 0,3% en Chile. A pesar de la gran importancia de la Convención Ramsar, y de la necesidad de fortalecer su acción en los países, se encontró que la designación de un humedal como sitio Ramsar no es suficiente para liberarse de las presiones que sufren (rellenos, basuras, contaminación entre otros),  es necesario el compromiso del Estado para su gestión , coordinando políticas locales y fuentes de financiamiento para su conservación, además es clave el seguimiento de la ciudadanía en los compromisos adquiridos para su manejo, sobre todo en las ciudades, donde justamente  se encuentran más amenazados, como es el caso de Pantanos de Villa. También se requiere de una articulación de los sitios Ramsar con el resto del territorio y promover entre las autoridades y las comunidades la importancia de la protección conferida por Ramsar, un excelente ejemplo es PROHVILLA, quienes trabajan por la conservación del área natural protegida de Pantanos de Villa en Lima Perú.

Humedal Pantanos de Villa en Lima Perú, 2020. Foto: Carolina Rojas

En cuanto a los instrumentos de protección ambiental, los tres países usan la figura de área protegida para asegurar la conservación de algunos humedales y tienen una política y/o ley nacional definida exclusivamente para ellos. Sin embargo, Chile ha sido el que más ha aumentado las superficies protegidas con la figura de “santuarios de la naturaleza” en los últimos 3 años y en 2020 es el único país de Latinoamérica que ha puesto en marcha una ley específica para la protección de los humedales urbanos, actualizando también su inventario nacional. En los casos de Perú y Colombia, en sus instrumentos no tienen definido el concepto ni un tratamiento específico para estos ecosistemas urbanos. El estudio sugiere que, en las revisiones de las políticas nacionales sobre humedales, se incluya la figura de humedal urbano para enfatizar la importancia de estos ecosistemas en las ciudades por estar más amenazados al estar inmersos en un entorno urbano, lleno de perturbaciones.

Finalmente, los instrumentos relacionados con la planificación urbana y ordenación del territorio buscan armonizar el crecimiento urbano con la protección de los humedales. Se resalta la experiencia de Colombia donde las decisiones urbanísticas están supeditadas a lo establecido por las autoridades ambientales al identificar previamente los ecosistemas estratégicos, como los humedales, que deben ser respetados en los planes urbanos. Se sugiere que este mecanismo de protección, además de las áreas protegidas y de los sitios Ramsar, pueda ser adoptado por Perú. En Chile, con el transcurso de los años se espera ver efectos positivos de la Ley de protección de humedales urbanos en la planificación urbana y territorial, al tener que ser reconocidos como “zonas de valor natural” por los instrumentos de planificación. Actualmente los municipios del país se encuentran en el proceso de delimitación y declaratoria de  “humedales urbanos” para hacer efectiva su integración.

El estudio concluyó que a la fecha a pesar de las normas, planes y políticas que existen en los tres países,  en general, su excesiva dispersión y falta de coordinación de sus competencias, perpetúan que los humedales y los humedales urbanos en particular continúan desapareciendo y con ello también se están perdiendo las contribuciones que hacen estos importantísimos ecosistemas al bienestar de todas las personas. Estamos expectantes de los avances que se logren en Chile con la Ley de humedales urbanos, sobre todo en logros en el ODS 11 Ciudades y Comunidades Sostenibles.  Así que hoy es un día para reflexionar sobre la gran oportunidad que tienen las ciudades para avanzar en el logro de los ODS, al conservar y valorar sus humedales y para repensar los profundos cambios que debemos hacer como sociedad para mantener estos ecosistemas imprescindibles para la vida.