El ser humano tiene una capacidad casi inherente a su naturaleza para modificar (para bien o para mal) su entorno. Muchas veces, la forma en que vivimos las calles resulta incómoda, insegura y desagradable. Nos hemos olvidado del poder que tenemos cada uno para transformar nuestros lugares.
Uno de los objetivos de Fundación Placemaking México es recordarle a cada mexicano, a cada empresa, gobierno y a quienes se dedican a invertir en espacios públicos, que el poder es de las personas y son ellas quienes deben guiarnos para pensar, diseñar y transformar sus lugares según sus necesidades. La comunidad siempre es la experta.
Por eso, vivir las calles nos obliga a aprender de ellas, crear mejores diseños que resuelvan problemas cotidianos y que nos enseñen y guíen para modificar hábitos y construir mejores dinámicas en comunidad.
Quizá nos puede parecer complicado cambiar hábitos en grupo o lograr que una comunidad se una en medio de una pandemia global; sin embargo, lo hemos hecho y queremos que más organizaciones y empresas con responsabilidad social y corporativa se unan a generar estos cambios.
Un ejemplo, son las intervenciones de urbanismo táctico en donde, con retículas se hacen señalamientos de distanciamiento físico que enseñan a las personas a mantenerse a salvo y con ello a quienes los rodean.
¿Cómo lo logramos? Observando cómo las personas caminan por las calles, los obstáculos que enfrentan y las soluciones que ellos mismos proponen en ese lugar para que sea cómodo, seguro y agradable.
Una muestra de lo que Placemaking puede hacer es la intervención en las calles del centro histórico de Ciudad Juárez, que se realizó en Avenida 16 de septiembre durante la primera semana de abril de 2021, como parte del Programa de Reactivación Económica y Social (PRES), iniciativa en conjunto de Fundación Placemaking México y Fundación Coca-Cola, con Nómada Laboratorio Urbano, en donde se colocaron retículas que guían a los lugareños para mantener un distanciamiento físico, sin que esto evite que puedan reunirse de forma responsable y segura.
En este lugar, también se colocaron mesas de descanso separadas, al aire libre, que fortalecen sus lazos como comunidad de una manera sustentable.
A raíz de la pandemia global, todos hemos tenido que aprender constantemente a mantenernos a salvo sin descuidar los aspectos sociales y económicos que nos siguen afectando después de un año.
Como parte de la red Placemaking, esto nos ha abierto la oportunidad de mirar las calles como las escuelas que nos muestran la nueva forma de convivencia. Nosotros, planeadores, arquitectos, gobiernos y empresas socialmente responsables debemos tomar esa oportunidad y aprovecharla para construir la escuela que responda a los hábitos que queremos aprender.
