La crisis ocasionada por el COVID-19 tuvo un impacto sin precedentes en las dinámicas de socialización y calidad de vida en ciudades de todo el mundo. En América Latina y el Caribe (ALC), nuestras débiles estructuras de protección social, fragmentados sistemas de salud y profundas desigualdades exacerbaron esta crisis, dando pie a la peor recesión que ha vivido la región en los últimos 100 años. La pandemia, además de hacernos reflexionar sobre la manera en la que convivimos en áreas urbanas, puso en evidencia la importancia de la colaboración entre nuestros líderes a fin de construir vínculos que permitan asegurar los recursos con los que contamos para recuperarnos de una manera inclusiva y sostenible.
Hacia una recuperación inclusiva y resiliente:
En este contexto, en marzo de 2021 desde el BID organizamos la Reunión de Alcaldes, un evento convocado por la Red de Ciudades que reúne anualmente a líderes y funcionarios públicos de toda la región con el objetivo de compartir buenas prácticas e intercambiar visiones sobre cómo mejorar la vida en nuestras urbes. Esta fue la primera vez que este evento se llevó a cabo de manera totalmente virtual. Sin embargo, nos sorprendimos de contar con una audiencia de más de 4.700 personas provenientes de más de 500 ciudades y 40 países. Este año, la reunión llevó por título “Hacia una recuperación inclusiva y resiliente” y tuvo un énfasis en impulsar el crecimiento y productividad de las ciudades.
Debido a su carácter regional y multisectorial, este tipo de reuniones son un espacio privilegiado para compartir, aprender y ponerse al día sobre lo que están haciendo las ciudades de nuestra región. Con este objetivo en mente, el día de hoy comenzamos una serie de blogs en los que les iremos contando cuáles fueron los principales aprendizajes de este diálogo tan importante en tiempos de crisis. A continuación, enumeramos 4 de ellos:
- La pandemia ha puesto en evidencia la necesidad de crear políticas urbanas a nivel nacional, y de fomentar las alianzas con el sector privado y entre sectores. En la Reunión de Alcaldes tuvimos oportunidad de conversar con Aziza Ahkmouch, Directora de la División de Ciudades, Políticas Urbanas y Desarrollo Sostenible de la OECD, quien comentó que, antes de la pandemia, solo 19 países en América Latina contaban con políticas urbanas nacionales en proceso, 14 lo estaban evaluando y solo 3 lo estaban implementando. Este tipo de políticas son indispensables para poder tener una visión a largo plazo que permita a las ciudades tener una mayor capacidad de respuesta multisectorial ante las dificultades.
- La resiliencia es un concepto muy amplio que se construye no solo desde el gobierno, sino también desde las comunidades. Fortalecer la capacidad local es una tarea clave. Las ciudades que cuentan con un mayor capital social son capaces de diseminar información, asistencia física y financiera de forma más rápida, las cuales son habilidades indispensables en el manejo de una crisis. Por ejemplo, la rápida recuperación de Nueva Yorkante el Huracán Sandy en 2012 se debió en gran medida a la capacidad de adaptarse y crear nuevos procedimientos de respuesta que tuvieron muchas de sus instituciones comunitarias.
- Esta emergencia ha demostrado la posibilidad de implementar acciones que no solo den respuesta a la crisis, sino que también sirvan para impulsar una agenda sostenible. Por ejemplo, varias ciudades de la región fomentaron el uso de la bicicleta durante la pandemia, un momento en el que el uso del transporte público estaba muy restringido por las medidas de distanciamiento social. Limamejoró su infraestructura para ciclistas incorporando casi 50 km de ciclovías de emergencia y más plazas de estacionamiento. En Tegucigalpa, la Alcaldía Municipal implementó un proyecto piloto para habilitar una ciclovía de 3,8 kilómetros en el casco histórico del Distrito Central. Por su parte, Bogotá implementó 84 kilómetros adicionales de ciclovías en marzo de 2020, y ya para diciembre reportaba un incremento del 80 % de los viajes diarios en este medio de transporte.
- La pandemia también ha impulsado nuevas oportunidades de experimentación urbana, poniendo a prueba nuevas formas de socialización y productividad. Son muchas las urbes que emprenden pilotos para experimentar con nuevos modelos de negocio, de movilidad y de provisión de servicios que permitan reactivar de forma segura su economía local. Por ejemplo, los pagos digitales se han acelerado en ALC a raíz de la pandemia, y cada vez son más las ciudades en la región que incorporan tecnologías contactlessen sus sistemas de transporte público.
Todos estos aprendizajes demuestran que las crisis son oportunidades para corregir lo que no estaba funcionando y para potenciar lo que sí agrega valor a nuestras sociedades. Las ciudades son sistemas complejos que involucran una gran cantidad de actores e interacciones que tienen la capacidad de reaccionar y responder de manera rápida y diversa a las adversidades.
La obra maestra de Jane Jacobs, Vida y muerte de las grandes ciudades americanas finaliza con una reflexión especialmente oportuna en el contexto del COVID-19. Dice Jacobs que, a pesar de que las ciudades fueron en otros tiempos las víctimas más afectadas por las enfermedades, terminaron convirtiéndose en las “grandes conquistadoras” de estas dificultades, pues concentran las grandes infraestructuras, avances tecnológicos e innovaciones para hacer frente a los retos que supone la salud pública. Cincuenta años más tarde, estas ideas están más vigentes que nunca.
Columna publicada originalmente en el Blog del BID