Obama y su segundo mandato: mayor compromiso, pero tardío

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LA Network
15 enero, 2017 - Gobernanza

En su segundo periodo de gobierno, Barack Obama mostró un mayor compromiso con las políticas ambientales y libró mayores batallas para defender sus posturas en este tema. Aunque muchas de ellas no han terminado e incluso auguran derrotas en la era Trump.

Barack Oobama presente en el COP 21 realizado en PARIS. Foto: Frederic Legrand - COMEO
Barack Obama presente en el COP 21 realizado en París. Foto: Frederic Legrand – COMEO

Barack Obama enfrentó una segunda campaña electoral en 2012 para su reelección sin ninguna propuesta significativa contra el calentamiento global. En los tres debates que se llevaron a cabo ese año y en los que tuvo como adversario al republicano Mitt Romney, no hubo alusión al tema. Podría decirse que el presidente era consciente de sus promesas incumplidas. Por ello un segundo mandato debería servir para enfocarse en las asignaturas pendientes en este asunto. Eso sí, tuvo que enfrentar un Congreso con una feroz e intransigente mayoría republicana, que en todos los asuntos pretendió bloquearlo, incluso en los relacionados con el medio ambiente.

El segundo mandato de Obama estuvo marcado por la aceleración en el uso de energías renovables, el fallido Plan de Energía Limpia, el protagonismo de Estados Unidos en los Acuerdos de París y su lucha en temas polémicos como el proyecto Keystone y las exploraciones en el Ártico.

Energías renovables

En este campo, la administración Obama tiene resultados tangibles que podrían representar su mayor legado. Y para ello fue muy útil el trabajo de dos académicos al frente del Departamento de Energía de Estados Unidos. El primero de ellos, el premio Nobel de Física, Steven Chu, quien lideró ese despacho entre 2009 y 2013 y el segundo, el físico nuclear de MIT, Ernest Moniz.

Precisamente Moniz resaltaba en su balance final,  que en el país solo habían instalados 1,2GW de energía solar en 2008, un número que ha aumentado a 31GW de capacidad en 2016. En 2008, solo había 25 GW de energía eólica mientras hoy el país tiene 75GW. En 2008, no había plantas fotovoltaicas en los Estados Unidos con más de 100 MW en la capacidad de generación, mientras que actualmente hay 50 proyectos dentro del país con potencial de generación de 100 MW o superior. Y además un millón de casas han instalado paneles solares, debido en parte a una reducción del 54% de los costos desde 2008.

“Una combinación de uso de las energías renovables, por ejemplo, y otras cosas, como el gas natural, ha desplazado tanto carbón. Este último año es el primer año en la historia en el que el gas natural fue el mayor proveedor de electricidad del país. Y el carbón bajó sustancialmente. Y por supuesto, eso ha reducido las emisiones de carbono”, explicó Moniz en una entrevista dada a National Public Radio NPR.

Ahora bien, aunque no pueden desconocerse los avances en estos 8 años, la realidad es que la energía eólica representa solo el 4% del consumo de energía en Estados Unidos, mientras que la energía solar apenas el 1%. El presidente Obama había prometido, por ejemplo, un millón y medio de vehículos eléctricos a 2014 y hoy solo hay 490.000. Todavía falta avanzar con mayor intensidad. No obstante, en este apartado de energías renovables el presidente obtiene una buena calificación.

Plan de Energía Limpia

Justamente, para profundizar el impulso a las energías limpias y renovables, el 3 de agosto de 2015, Obama y la Agencia para la Protección Ambiental (EPA) anunciaron el “Plan de Energía Limpia”, cuyo objetivo era reducir  para 2030 en un 32% las emisiones de carbono de las centrales eléctricas respecto a los niveles de 2005, reforzar el combate contra el cambio climático, y promover el desarrollo de fuentes de combustible renovables.

Sobre la utilidad del plan, el director ejecutivo de la organización ambiental Friends of the Earth, Craig Bennett, declaró en su momento que “la iniciativa de Obama sobre el clima es políticamente significativa, pero queda muy por debajo de lo que los científicos dicen que se requiere para enfrentar el cambio climático catastrófico.”

El plan se enfrentó desde el inicio a una avalancha de demandas de por lo menos 20 estados que alegaban su inconstitucionalidad. En febrero de 2016 la Corte Suprema de Justicia les dio la razón a los gobiernos estatales que demandaron la iniciativa y el plan quedó en un limbo que le ha restado todo impacto. La directora de la NRDC (Natural Resources Defense Council), Rhea Suh, lamentaba la decisión de la Corte: “Desafortunadamente, la Corte no puede anular el cambio climático, y su decisión equivocada no protegerá a nuestros niños de este flagelo que se ensancha”, sentenció.

Los detractores del plan lograron frenar temporalmente la puesta en marcha y que no entrara en vigor. Ahora muy seguramente el presidente entrante Donald Trump enterrará la iniciativa.

Acuerdo de París

El 12 de diciembre de 2015, Barack Obama no dudo en acreditarse el éxito de la cumbre contra el Cambio Climático en París, que definió el acuerdo más consistente hasta ahora para que los países puedan contribuir a disminuir las emisiones de CO2. El presidente calificó el Acuerdo de París como un “tributo” al liderazgo de Estados Unidos en el combate al calentamiento global. Luego en septiembre de 2016, Estados Unidos y China ratificaron el acuerdo, lo que dio un impulso global notable. Sin duda, Obama metió el pie en el acelerador de este consenso.

Gracias también a los esfuerzos en la producción nacional de gas natural, energía limpia y eficiencia energética emprendidos por el gobierno estadounidense, las emisiones de dióxido de carbono en los primeros seis meses de 2016 se situaron en su nivel más bajo desde 1991. Desde 2008, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en los Estados Unidos se han reducido en más de 500 millones de toneladas métricas al año. Lo que evidencia una coincidencia entre la retórica defendida en las cumbres por la administración Obama y la aplicación real en la política. “Bajo la presidencia de Barack Obama, la EPA estuvo a la vanguardia de los esfuerzos estadounidenses para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y eliminar las fuentes de energía sucias como el carbón”, reconoce Bo Lidegaard, historiador y periodista danés, director de Politiken.

Pero a pesar de estos logros, el futuro no es nada halagüeño para Estados Unidos. “Es casi seguro que estos esfuerzos serán desechados si Trump está tomando el consejo de Myron Ebell, director del Centro de Energía y Medio Ambiente del Competitive Enterprise Institute, que ha recibido financiamiento de productores de hidrocarburos.”, afirma Lidegaard.

Medidas contra la explotación de petróleo

En estos ocho años Barack Obama ha tomado decisiones puntuales y polémicas en la lucha contra el cambio climático. Una de ellas fue el veto al proyecto Keystone, que consiste en la construcción de un gigantesco oleoducto –de más de 2.000 kms- que vincularía la región canadiense de Alberta, donde se encuentra una de las reservas más importantes del mundo de arenas bituminosas, con uno de los principales centros de distribución petrolera estadounidense (Cushing, en el Estado de Oklahoma) y de allí para conectar con varias refinerías del Golfo de México.

Un capítulo en el que Obama ha sido inconsistente es la exploración en el Ártico. En agosto de 2015 autorizó a la empresa Shell para que emprendiera excavaciones en busca de petróleo en el mar de Chukotka, en el océano Ártico. Esta autorización fue una bofetada para las organizaciones ecologistas. Obama se defendió señalando que aunque él era un convencido promotor de las energías renovables, aún su país está en una etapa de transición y es preferible que Estados Unidos produzca gas natural y petróleo en lugar de importarlos de lugares que “tienen estándares medioambientales más bajos”

Pero el pasado mes de diciembre firmó una nueva orden ejecutiva para prohibir la exploración en el Ártico y en una zona del noreste de la costa del Atlántico. La restricción afecta al 98% de las aguas federales en el Ártico.

Foto: Ververidis Vasilis - Shutterstock Inc
Foto: Ververidis Vasilis – Shutterstock Inc

Por último y como una manera de dejar claro su legado, Barack Obama se convirtió en el único presidente estadounidense en escribir un artículo científico para la revista Science, en el que aboga por una mirada de largo plazo en los temas ambientales. “A pesar de la incertidumbre política a la que nos enfrentamos, estoy convencido de que ningún país está mejor preparado para afrontar el reto del clima y aprovechar los beneficios económicos de un futuro con bajas emisiones de carbono que Estados Unidos, y que seguir participando en el proceso de París supondrá un gran beneficio para el pueblo estadounidense”, argumentó.

No hay duda, que el segundo periodo de Barack Obama fue más significativo en cuanto a la ejecución y la defensa de las políticas en contra del cambio climático, pero queda la sensación de que muchas de las acciones emprendidas quedaron a medio camino y sobre todo, el sabor agridulce de que Obama pudo hacer más. Tanto carisma desperdiciado y que pudo ser útil para cuidar mejor el planeta.