por Peter A. Singer y Jill W. Sheffield
TORONTO/NUEVA YORK – Este año la Organización Mundial de la Salud elegirá un Nuevo Director General. En el pasado mes de septiembre los estados de la OMS nominaron a seis candidatos para el cargo: Tedros Adhanom Ghebreyesus, Flavia Bustreo, Philippe Douste-Blazy, David Nabarro, Sania Nishtar y Miklós Szócska. El 25 de enero, la Junta Ejecutiva de la OMS reducirá la lista a tres candidatos, y en mayo la Asamblea Mundial de la Salud elegirá a uno de ellos para suceder a Margaret Chan.
Cada candidato ha presentado una visión de cómo timonearía la organización, y nosotros conocemos personalmente y admiramos a varios de ellos. Pero, a fin de cuentas, creemos que Ghebreyesus es la persona con las mejores cualificaciones para el trabajo. Nuestro apoyo se basa en tres consideraciones importantes en todo proceso de contratación, y especialmente para un cargo como este: los logros alcanzados por el candidato en el pasado, su estilo de liderazgo y la diversidad que él o ella aportan a la mesa.
Respecto a la primera consideración, Ghebreyesus ha demostrado una sucesión continua de éxitos. Como ministro de salud de Etiopía de 2005 a 2012 promovió los intereses de todos los ciudadanos del país y fortaleció los servicios de atención primaria. Creó 3500 centros de atención sanitaria y 16000 puestos de trabajo en el ámbito de la salud, ampliando radicalmente la fuerza de trabajo sanitaria al construir más escuelas médicas y poner en terreno más de 38000 trabajadores de extensión de salud con base en redes comunitarias.
Las iniciativas de Ghebreyesus sirven hoy de modelo para otros países que desean emularlo en su meta de alcanzar una cobertura de salud universal para sus ciudadanos. Es el único candidato que lo ha logrado en el nivel nacional.
Ghebreyesus ha sido también por mucho tiempo promotor y defensor de la igualdad de género y los derechos de las mujeres y muchachas. De hecho, sus esfuerzos por fortalecer el sistema de salud de Etiopía tuvieron un papel crucial en más que duplicar el porcentaje de mujeres etíopes con acceso a anticonceptivos y la reducción de la mortalidad maternal en un 75%.
Cuando Ghebreyesus fue ministro de exteriores de Etiopia entre 2012 y 2016, acumuló una amplia experiencia diplomática, no en menor medida al encabezar las negociaciones para la Agenda de Acciones de Addis Ababa, el plan de la comunidad internacional para financiar los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Milenio. Para hacer que los estados miembros de la OMS emprendan medidas conjuntas y cooperativas en torno a los retos sanitarios globales se necesita este mismo talento diplomático.
El estilo de liderazgo de Ghebreyesus también se ajusta a la perfección a este cargo: es el último en hablar y anima a los demás a compartir sus puntos de vista. También sabe detectar y estimular talentos naturales y hacer que quienes le rodean den lo mejor de sí. No hay duda de que elevaría la moral de la organización y motivaría al personal a dar el máximo de valor y eficiencia para beneficiar a todos los estados miembro y sus ciudadanos. Y si bien es un oyente receptivo, también sabe tomar decisiones, lo cual es un importante atributo para el jefe de la principal organización sanitaria del mundo, en especial durante emergencias de salud pública.
Y además está la amplia experiencia de liderazgo de Ghebreyesus en instituciones de salud globales. Como Presidente de la Junta del Fondo Global para la lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria entre 2009 y 2011, y como Presidente de la Alianza para Hacer Retroceder el Paludismo entre 2007 y 2009, Ghebreyesus impulsó amplios cambios que mejoraron radicalmente las operaciones de las organizaciones. Más aún, les ayudó a conseguir niveles récord de compromisos financieros de los donantes: $11,7 mil millones para el Fondo Global y $3 mil millones para la Alianza para Hacer Retroceder el Paludismo.
Precisamente este es el tipo de experiencia y compromiso que necesita la OMS en el actual entorno sanitario global y explica por qué la Unión Africana ha apoyado oficialmente la candidatura de Ghebreyesus. Es sorprendente que en sus casi 70 años de historia la OMS nunca haya tenido un Director General procedente de ese continente. Por sí solo este hecho no es razón para escoger un candidato, pero en el caso de Ghebreyesus su experiencia directa de trabajo en países en desarrollo lo califica de manera única para hacer frente a nuestros más difíciles problemas sanitarios globales, que tienden a afectar desproporcionadamente a los países en desarrollo.
Es tiempo de romper el tejado de cristal del liderazgo africano en la OMS. Solo será posible lograr el desarrollo sostenible cuando los líderes de las instituciones globales provengan de las comunidades más afectadas por el trabajo de esas mismas organizaciones.
La candidatura de Ghebreyesus ofrece a la OMS una oportunidad histórica que su Junta Ejecutiva haría bien en aprovechar este 25 de enero.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
Peter A. Singer es Director Ejecutivo de Grand Challenges Canada. Jill W. Sheffield es consultora independiente y defensora de dilatada trayectoria de los derechos humanos y reproductivos de las mujeres.
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