Mientras avanza el regreso a la ‘normalidad’, las organizaciones del sector del transporte aéreo generan las medidas con las que se regresaría a operaciones.
A través del documento regulador ‘Despegue: orientación para el transporte aéreo a través de la crisis de salud pública COVID-19’, el consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), estableció los estándares para el regreso a operaciones del sector del transporte aéreo de pasajeros que según cálculos de la Asociación Internacional de Transporte Aérea (AITA) cayó en 98.4 % en el mes de abril (comparado abril 2019) por causa de la pandemia y que durante 2020 tendría pérdidas de unos US$314.000 millones.
Cuando centenares de ciudades del mundo están en el proceso de regresar a la cotidianidad social y económica, el planeta está también a la expectativa del regreso de los vuelos tanto nacionales como internacionales que, según lo anunciado, tendrán importantes cambios para los pasajeros de cara a la prevención de la transmisión del covid-19.
En este sentido, la OACI ha determinado que, al contrario de los transportes terrestres, en los aviones, no se reducirá la capacidad de ocupación de sillas, pero cuando la demanda lo permita, se deberá conservar el distanciamiento. Así, una medida complementaria es evitar que los pasajeros lleven equipajes de mano que no puedan ser alojados debajo de las sillas: lo que se quiere restringir es aquel caos que se generan cuando los pasajeros, al aterrizar el avión, empiezan a sacar sus maletas de los compartimientos superiores.
Otra de las decisiones tomadas es acerca del uso de los baños. Respecto a este, el documento señala que “en la medida de lo posible, según el tipo de avión, se exigirá a los pasajeros que utilicen un baño designado según la distribución de asientos para restringir el movimiento de los pasajeros en la cabina y respecto a los otros viajeros”. Así las cosas, se delimitará un baño para la tripulación, otro u otros para los pasajeros y se evitará que se aglomeren para usarlo.
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Estas medidas se enmarcarán, claro está, en las medidas básicas usadas globalmente como el uso de la mascarilla o tapabocas, de los controles de temperatura y las declaraciones de salud que deben llenar los viajeros.
Sobre una de las características, especialmente en los vuelos internacionales como es la alimentación, el protocolo establecido por la OACI en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la IATA, definió que estos deben ser entregados previo sellado y en relación con los vuelos domésticos, se recomendó no ofrecer este servicio adicional.
La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), agencia especializada de la ONU para la aplicación del Convenio sobre Aviación Civil Internacional, definió igualmente que ya los pasajeros no contarán con los habituales folletos de seguridad en el respaldo de las sillas, así como las revistas de cortesía.
“Esta combinación de medidas debería brindar a los viajeros y la tripulación la confianza que necesitan para volar nuevamente. Y estamos comprometidos a trabajar con nuestros socios para mejorar continuamente estas medidas a medida que la ciencia médica, la tecnología y la pandemia evolucionan”, dijo Alexandre de Juniac, director general y CEO de IATA.
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Otra de las acciones a las que deberán acogerse los pasajeros es que tanto el abordaje como el desembarque, deberán realizarse en un estricto orden que reduzca al máximo, la interacción entre cada uno de los viajeros, es decir que se ocupará o evacuará la aeronave casi que persona a persona.
Obviamente, cada aeronave será desinfectada tras cada uno de los trayectos y también se realizarán “autodeclaraciones previas y posteriores al vuelo, así como exámenes de temperatura y observación visual, realizados por profesionales de la salud”, explicó la IATA en su página oficial.
De la misma manera, el documento protocolario, estableció que se realizarían pruebas rápidas aleatorias en determinados momentos.
