El crecimiento de las ciudades en América Latina se ha dado de manera desigual para las diferentes clases sociales, dando inicio a la separación entre los distintos escenarios urbanos denominados ciudad formal e informal. Si bien hay que reconocer que la informalidad urbana no es exclusiva de los sectores populares, de este modo, la parte de la población con menor poder adquisitivo construyó sus barrios y viviendas fuera de cualquier plan de ordenación, adaptándose a las condiciones de los lugares disponibles y a los recursos personales.