El proyecto lo inició desde la década del 90 Japan Airlines que usó parte de su flota para hacer mediciones de este gas de efecto invernadero. Ahora científicos evaluaron años de datos.
Con 4 500 millones de pasajeros movilizados durante 2019 según el Grupo de Acción de Transporte Aéreo o Air Transport Action Group, la industria aeronáutica de pasajeros era, hasta el inicio de la pandemia uno de los sectores más importantes del transporte.
Y ese dinamismo le costaba al mundo nada menos que el 2 % de todas las emisiones de CO2. Sin embargo, es mucho menos que el 70 % del total de gases de efecto invernadero (GEI) que emiten las ciudades del mundo.
Pero ahora esos aviones fueron convertidos en los aliados del medioambiente global al ser parte -de un proyecto que nació en la década del 90 con Japan Airlines-, pero que a mediados de los años 2000 se convirtió en el programa Red Integral de Observación de Gases Trace por Airliners o Contrail (por sus siglas en inglés).
Las aeronaves captaban información en cada uno de los despegues y aterrizajes en los aeropuertos de 36 importantes ciudades del mundo, datos que ahora fueron analizados por un equipo internacional de científicos que coincidieron en la importancia del aporte de cada operación aérea con su estudio ‘Caracterización estadística de señales urbanas de emisión de CO2 observadas por mediciones de aviones comerciales’, publicado por la revista Nature.
“Nuestro estudio ha demostrado la utilidad de los datos de aviones comerciales para estudios antropogénicos de emisiones de CO2 a escala de ciudad”, indica el artículo que resumen el trabajo liderado por el científico Taku Umezawa, integrante del Instituto Nacional para Estudios Medioambientales en la ciudad de Tsukuba, Japón.
El profesor Umezawa y siete colegas más indicaron que “Dado que los principales aeropuertos a menudo se encuentran razonablemente cerca de las grandes ciudades y las aerolíneas optimizan sus destinos de vuelo con prioridad para conectarse entre las grandes ciudades, los datos recopilados por los aviones comerciales pueden proporcionar información útil que puede contribuir a mejores evaluaciones de las emisiones de gases de efecto invernadero de las ciudades, complementando el terreno y mediciones satelitales”.
En este sentido, a través de la construcción de un mapa tridimensional de las zonas urbanas y de los aeropuertos, los científicos establecieron las estrechas relaciones que existen entre las emisiones de CO2 sobre las ciudades, las capas sobre el aeropuerto, los vientos y las altitudes.
“Por lo tanto, en la mayoría de los aeropuertos, las capas de altitud más bajas de las mediciones de Contrail, están bajo una influencia sustancial de las emisiones de CO2 del área urbana cercana”, indica el resumen del estudio y que hace alusión también a la disposición espacial que generalmente tienen los aeropuertos en el mundo; es decir un territorio aledaño o en la periferia de la zona urbana, lo que permite establecer las relaciones estudiadas.
Las mediciones fueron iniciadas en 1993 por el profesor Hidekazu Matsueda, coautor del estudio e investigador del Instituto de Investigación Meteorológica japonés. En ese momento el monitoreo se limitaba a las maniobras de despegue y aterrizaje de los aviones en la ruta Japón (Tokio) – Australia (distintas ciudades), pero después de 27 años de registro de millones de datos, con 36 aeropuertos y áreas urbanas estudiadas, está información permitirá “comprender el presupuesto de carbono de este planeta», señaló el veterano científico.
Dentro de las conclusiones, el grupo de científicos descubrió que en el rango de altura de uno a 1.5 kilómetros, la variabilidad de CO2 es mayor en las ciudades asiáticas estudiadas, en comparación con una variabilidad menor en las ciudades europeas y las norteamericanas (incluida Ciudad de México).
Los investigadores recordaron que las actividades humanas entre ellas el consumo de combustibles fósiles y la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) especialmente desde la Era Industrial, son la causa del cambio climático actual que tiene en el CO2 su principal protagonista: “La fracción molar de CO2 atmosférico ha aumentado desde ~ 280 ppm (partes por millón) en 1750 a> 400 ppm en los últimos años, debido al rápido crecimiento de la población y las actividades humanas, desde el comienzo de la era industrial”, indicaron los investigadores.