Las deficiencias en infraestructura se traducen en hacinamiento, problemas con el suministro de agua, iluminación y ventilación, además de la imposibilidad de recibir atención médica y saturación en los servicios de salud, lo que lleva a esta población a padecer deterioro en su salud mental, problemas nutricionales, enfermedades crónicas no trasmisibles y de trasmisión sexual.