Ciudad de México y su crecimiento desordenado, pone en riesgo su futuro

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LA Network
4 diciembre, 2016 - Hábitat y Desarrollo Urbano

La protesta de colectivos ciudadanos esta semana en contra del cambio del uso del suelo en zonas de reserva ambiental e hídrica de la ciudad, ponen el dedo en la llaga en un tema hoy clave para la capital mexicana: si no se planifica bien la ciudad, no habrá futuro.

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Por: Agustín Velasco (Periodista – Colaborador LA Network México) 

En las últimas décadas la capital mexicana se ha enfrentado a un crecimiento desmedido. Desde el punto de vista urbano y arquitectónico, Juan Felipe Ordoñez Cervantes, especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y quien durante años ha observado este fenómeno asegura que 80% de la Ciudad de México –y de la Zona Metropolitana del Valle de México– no está planeada.

Hace unas semanas, el Gobierno de la capital mexicana publicó el estudio Tendencias territoriales determinantes del futuro de la Ciudad de México en el que recoge una serie de diagnósticos y proyecciones (económicos, humanos y urbanísticos) sobre el crecimiento de esta urbe desde 1995 y hasta el año 2030.

A algunos especialistas, las conclusiones les generan angustia. Y es que, en 15 años, el área urbana de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) que actualmente abarca el territorio de dos estados –el Estado de México y la Ciudad de México– alcanzará a tres entidades.

“En los próximos años la Zona Metropolitana de la Ciudad de México probablemente incorpore nuevos municipios y se traslade hacia la parte norte de la cuenca de México, e incluso podría llegar hasta Pachuca, en el estado de Hidalgo”, detalla el estudio en su apartado Modelo espacial y pronóstico de la expansión de la mancha urbana 1995-2030.

Los territorios que en esta expansión urbana serán sacrificados no son cualquier cosa, indica la investigación, se trata de zonas rurales, de conservación, de uso agrícola, en general, tierra protegida que es vital para captación de agua de lluvia, recarga de mantos acuíferos y hasta para producir alimentos.

“En esta tendencia el suelo de conservación pareciera más una reserva de suelo para el establecimiento de asentamientos humanos que una zona de conservación de recursos naturales”, alerta el texto.

El desdoblamiento de la ciudad ha sido propiciado, entre otros factores, por la falta de instrumentos efectivos en temas de ordenamiento territorial. Actualmente en la Ciudad de México, municipios conocidos como delegaciones políticas han cubierto al 100% sus áreas de aprovechamiento, es el caso de la delegación Gustavo A. Madero, que desde hace una década está completamente urbanizada, indica la investigación.

Un dato más, el estudio toma en cuenta proyecciones de otros organismos gubernamentales como el Consejo Nacional de Población (Conapo) y sus datos arrojan que la población que vive en esta zona es de 20.4 millones de habitantes, lo que convierte a la ZMCM en la sexta más poblada del mundo. Para 2030 se sumarán otros 2.2 millones de personas más y convivirán en la mancha urbana 22.6 millones.

“El análisis es muy bueno, aunque le faltó considerar algunos factores que determinan el crecimiento de una urbe como el empleo, todos los que se generarán durante la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en la zona oriente”, sentencia Juan Felipe Ordoñez, arquitecto de la UNAM y catedrático de la misma casa de estudios.

El problema, asegura el experto en urbanismo, es que este tipo de estudios han sido desdeñados por los gobiernos locales y federales prácticamente “desde siempre”.

“La buena noticia es que sí se está investigando el tema del crecimiento urbano. Las malas noticias es que no está entre las prioridades de los gobiernos y que nunca se han tomado con seriedad”, agrega y menciona los casos de ciudades como Londres, Inglaterra o París, Francia, como los casos de éxito en que academia y gobiernos han frenado el desorden urbano.

Pero ¿se puede predecir el futuro de una ciudad? María Bustamante Harfush, presidenta de la organización Fomento Universal para la Difusión Arquitectónica de México, A.C. (FundarqMx) es escéptica al respecto.

“Siempre me he preguntado si el urbanismo se puede estudiar y predecir verdaderamente a través de métodos científicos probados, si las estadísticas y las proyecciones sociales, económicas, ambientales y urbanas pueden ser medibles y escalables, si una tendencia continuará como una gráfica visualmente perfecta. Y creo que no”, explica la arquitecta por la Universidad Iberoamericana y por la Architectural Association School of Architecture.

Para calcular el crecimiento que tendrá la mancha urbana hacia 2030, la investigadora Nirani Corona Romero del Centro de Investigación en Geografía y Geomática “Ingeniero Jorge Tamayo”, utilizó el modelo SLEUTH creado en 1997 por Keith C. Clarke en la Universidad de Santa Bárbara, California, el cual simula el crecimiento urbano a partir de auto datos geográfico-espaciales históricos y que toma su nombre de las iniciales de estos datos.

“Para su desarrollo se requiere: una capa de pendiente (Slope), pueden o no emplearse cuatro de cobertura y uso del suelo (Land cover), una de exclusión (Exclusion), cuatro de urbanización (Urbanization), dos de vías de transporte (Transportation) y una de sombreado (Hill- shade)”, se detalla en el estudio.

“Siempre hay variables que modifican todas las tendencias y todo lo predecible. Por ejemplo, al no considerar la variable en sus estudios ‘de usos de suelo / land use’ se deja de lado un factor importantísimo, económico y de tendencia que va más allá de los planes urbanos y las restricciones o de las necesidades. Hay cosas que han sido notoriamente claras en la historia urbana de la Ciudad de México como la expansión de la ciudad a partir de avenidas primarias, o el crecimiento radial de poblaciones aledañas que después se fusionan en una gran masa, pero también catástrofes naturales como el terremoto de 1985, o las inundaciones, también temas de inseguridad o falta de servicios modifican el comportamiento territorial de una región”, cuestiona la experta.

Sin embargo, María Bustamante Harfush, quien también es cronista del barrio de Polanco –quizá el más acaudalado de la Ciudad de México- coincide en la preocupación de que, de ser acertada ésta proyección al 2030, “la ciudad crezca hacia las zonas verdes y de cultivo, zonas de protección ambiental o barrancas en delegaciones que aún preservan su esencia medioambiental”.

“Pareciera que la estrategia urbana es llenar al 100% el territorio, no dejar un espacio libre en cada demarcación y preocupa ver que no hay una estrategia para poner freno a esto”, lamenta.

Pese a las advertencias, la Ciudad de México se dirige a una catástrofe urbana o quizá ya lo está: escasez de agua en la zona oriente, viajes de hasta tres horas en transporte público para ir de un punto de la ciudad a otro, líneas del subterráneo saturadas por los cinco millones de usuarios diarios y falta de vivienda.

Los estudios sobre la incomodidad de vivir en una ciudad como la de México han comenzado a surgir. José Iñigo Aguilar antropólogo social del Instituto Nacional de Antropología e Historia es autor del único estudio sobre las vejaciones a la integridad física que significan viajar en la Ciudad de México. “El transporte público de la capital del país no está diseñado para salvaguardar la dignidad de los usuarios”, concluyó.

Otro ejemplo, quizá más alarmante, el director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, Ramón Aguirre, declaró a principios de septiembre que el modelo de consumo de agua en la Ciudad de México pondrá, en 50 años, en entredicho el abasto del vital líquido. Por ello junto con geólogos comenzaron ya a buscar agua en las profundidades de la capital del país.

Los capitalinos han recogido varias postales en las que el crecimiento de la mancha urbana es evidente. Una de esas tomas es la vista aérea del cruce de las calzadas Ermita-Iztapalapa y Zaragoza en julio de 1964. En la parte superior la ciudad luce un llano en el que no se aprecia una sola casa, una calle más.

Una toma aérea de Google Maps, muestra la misma zona 52 años después. Una plasta gris rodea el cruce de las dos vialidades que antes lucían solas. Y la escena se repite en muchos escenarios de la Ciudad de México. Según el estudio Tendencias territoriales determinantes del futuro de la Ciudad de México, estas comparativas se multiplicarán hasta 2030.