El lunes 9 de agosto el mundo se levantó, no con una noticia nueva, sí con una muy preocupante. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que hace parte de la Organización de Naciones Unidas, lanzó el sexto informe cuyo resumen en pocas palabras es una alerta roja a nivel mundial. Aunque hemos venido escuchando que el cambio climático es una amenaza latente desde hace varios años, en el documento se confirma que el fenómeno es generalizado, constante, con cambios sin precedentes y algunos hasta incluso irreversibles.
Aunque son miles de páginas las que describen la situación actual en materia ambiental, los principales mensajes se pueden resumir en tres. El primero es el aumento de la temperatura y el calentamiento global, analizado en detalle en la COP21 en París y determinado como meta urgente dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El segundo es que el cambio climático afecta a todas las regiones del mundo sin discriminación alguna y cada vez más con mayor intensidad. El tercero es la indudable relación ser humano-naturaleza. Así como el ser humano ha sido el causante de gran parte del cambio climático, también es quien puede ponerle freno al mismo. Finalmente, aunque el panorama es gris, por lo menos no es negro. Esto lo que implica es que se pueden llevar a cabo soluciones para mitigar esta crisis con “solidaridad y valor” como dice Antonio Guterres, Secretario General de la ONU.
De acuerdo con el informe, si a alguien le quedaba alguna duda, se confirma que el ser humano ha sido el causante del avance del cambio climático como amenaza global. La acción más contundente para dicho avance es la emisión de gases efecto invernadero (GEI), en especial, la de dióxido de carbono o CO2, un gas derivado de la mayoría de las actividades cotidianas que usan combustible fósil para su funcionamiento. Por otro lado, metas como la reducción de la temperatura en 1.5 o 2 grados parecen ser ya inalcanzables en el contexto actual.
Otro tema novedoso, si se quiere llamar así, es que el cambio climático ya no está afectando solo los océanos o los grandes ecosistemas como se percibía antes. Hoy, países alrededor del mundo ven de primera mano cómo las inundaciones, sequías, incendios y demás eventos arrasan con grandes áreas y, lo que es peor, ponen en riesgo la vida de sus ciudadanos. El cambio climático parecía lejano, una cuestión del futuro que no nos alcanzaría o afectaría, pero lo cierto es que ya está aquí y sus efectos se sienten en la salud y la agricultura por mencionar algunos ejemplos.
Aunque no todo está perdido, el IPCC exhorta a todos los ciudadanos, en cabeza de sus líderes, a actuar con efectividad y rapidez. En el caso colombiano, aunque el país no sea de los grandes generadores de GEI, sí es un país vulnerable debido a su ubicación geográfica y biodiversidad.
La lección no es más que actuar desde lo que parece poco, desde la casa, desde las actividades más básicas como es la separación de residuos en la fuente y el reciclaje, así como el uso de medios de transporte activos como caminar y usar la bicicleta. Hay que actuar en conjunto porque el mundo está interconectado y aunque no creamos que una acción en Colombia impacte en el resto del mundo, lo cierto es que sí. Ya contamos con diagnósticos robustos a partir de datos buenos y avances en tecnología, el llamado es entonces a actuar de inmediato!
Columna publicada originalmente en El Meridiano