Colcafe


Empresa invitada

Comprometida con

Colcafé: modelo de trabajo decente e inclusión

La Industria Colombiana de Café Colcafé, como su producto estrella, es sinónimo de tradición. De hecho, la compañía fue la que hizo la primera exportación de café soluble a Japón en 1961, lo que significó el primer paso para llevar el sabor de Colombia al mundo entero. Son 875 personas las que trabajan en Medellín y Bogotá para consolidar la calidad de todos sus productos. Esa misma tradición e historia que la acompañan, aplican como empresa respetuosa de los Derechos Humanos y también laborales.

En ese respeto absoluto por estos principios corporativos, el derecho a la libre asociación de los trabajadores es transparente. Desde 2016 el sindicato – formado por 50 trabajadores- y el pacto colectivo son la evidencia de su compromiso con el trabajo decente. Hay reuniones permanentes de diálogo con los líderes del sindicato y del pacto colectivo y hoy se trabaja con ellos en la promoción del respeto a la diversidad (de raza, credo, orientación sexual, entre otros), como eje de la política de Derechos Humanos.

Igualmente, en su política de trabajo decente, hay un énfasis en la inclusión. Es por ello que tiene vinculadas a 28 personas en condición de discapacidad y aplica los ajustes razonables para que ellas puedan trabajar en condiciones dignas e igualitarias con el resto de los colaboradores.

“Esos ajustes razonables tienen que ver con lenguaje de señas (enseñanza, aprendizaje y adaptación al lenguaje), para que las personas puedan lograr una comunicación igualitaria”, explica Adriana Sierra Arango, jefe de Bienestar y Responsabilidad Social de la empresa. “Para ello hemos diseñado un diccionario de señas, y tenemos toda la señalética de seguridad industrial en lenguaje de señas, además de la contratación de un intérprete de señas y están conectados al servicio SIEL (Servicio de Interpretación en Línea) del Ministerio de las TICs.

Trabajo decente e inclusión, son acciones visibles en esta empresa del Grupo Nutresa, que desarrolla una fuerte política de sostenibilidad. Porque no se puede entender el crecimiento económico sin el trabajo decente de su equipo humano y de los grupos de interés con los que interactúa.

Una familia que recibe y que también da

La empresa Colcafé actúa bajo un modelo denominado EFR (Empresa Familiarmente Responsable), con el que se promueve el desarrollo humano y la felicidad de los colaboradores y también la de sus familias, hallando el balance entre la vida laboral, personal y familiar.

La organización tiene más de 135 beneficios en esta estrategia y se despliegan en 6 grandes áreas: calidad en el empleo, apoyo a la familia, desarrollo personal y profesional, igualdad de oportunidades, flexibilidad laboral y personal y liderazgo y estilo de dirección.

Pero como bien lo explica, Adriana Sierra Arango, responsable de Bienestar y Responsabilidad Social, “la empresa actúa como facilitador de este objetivo, ya que es claro que la felicidad depende de cada una de las personas.”

Las acciones en este campo han sido tan valiosas, que el clima laboral y organizacional registra una satisfacción superior al 84 %. Y en la medición que se hace anualmente, tanto a las familias como a los trabajadores, arroja un 93 % de satisfacción en el uso de las medidas EFR.

Pero así como los trabajadores reciben, también la empresa promueve la solidaridad. Es por ello que creó la Red de Apoyo Social, que está conformada por los colaboradores que de manera voluntaria, donan parte de su salario para ayudar a la población menos favorecida y/o vulnerada en distintas regiones del país, y muy particularmente en la comunidad vecina a su planta de Medellín, donde apoyan al grupo Alborada, que trabaja con personas en condición de discapacidad cognitiva.

Es así cómo combinan el voluntariado en dinero con el voluntariado en tiempo y por ello se hacen jornadas ecológicas de siembra de árboles, desarrollo de capacidad en formación, mejoramiento de viviendas y entornos y todo lo que sirva para ayudar a construir una mejor sociedad y un mejor país. Porque en Colcafé la solidaridad tiene aroma de café.

 

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¿Qué se considera trabajo decente?

El trabajo decente implica que todas las personas tengan oportunidades para realizar una actividad productiva que les aporte un ingreso justo, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para sus familias; que ofrezca mejores perspectivas de desarrollo personal y favorezca la integración social.

En este sentido, también es esencial que todas las mujeres y los hombres tengan las mismas oportunidades en el lugar de trabajo. La continua falta de oportunidades de trabajo decente y el bajo consumo erosionan el contrato social básico en las sociedades democráticas: que todos debemos beneficiarnos del desarrollo y el progreso. Que el bienestar debe ser para todos.

La erradicación de la pobreza solo es posible mediante empleos estables y bien remunerados. Casi 2 200 millones de personas viven por debajo del umbral de pobreza de 2 dólares diarios.


¿Cuál es el panorama actual del trabajo en el mundo?

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo OIT, el desempleo en 2017 en el mundo se situó en 5,6 %, con un número total de desempleados superior a 192 millones.

A pesar de los notables progresos alcanzados en el pasado en la reducción del empleo vulnerable, se han estancado a partir de 2012. Esto quiere decir que por lo menos 1 400 millones de trabajadores ocupaban un empleo vulnerable en 2017, y se prevé que otros 35 millones se sumen a ellos para 2019. En los países en desarrollo, el empleo vulnerable afecta a 3 de cada 4 trabajadores.

¿Y América Latina?

La tasa de desempleo promedio de América Latina y el Caribe subió de 7,9 % en 2016 a 8,4 % al concluir 2017, un aumento de 0,5 puntos porcentuales. El número total de personas que buscan un empleo sin conseguirlo subió en dos millones de personas, a 26,4 millones.

El informe de la OIT dice, sin embargo, que el promedio estuvo fuertemente influenciado por la situación de Brasil, donde está ubicada cerca de 40 % de la fuerza de trabajo de la región, y donde la tasa de desempleo se situó en 13,1 % al tercer trimestre de 2017.

¿Qué se necesita para CUMPLIR el ODS 8

El número de empleos necesarios entre 2016 y 2030 en el mundo para que las personas que acceden al mercado de trabajo mantengan el ritmo de crecimiento de la población mundial en edad laboral, asciende a 470 millones. Esta cifra representa unos 30 millones de empleos al año.

¿Y qué tal si estos cálculos se cumplieran? ¿Si todas estas personas consiguieran un empleo, se erradicaría la pobreza extrema? Pues además de crear empleos, también se tienen que mejorar las condiciones de unos 780 millones de mujeres y hombres que trabajan, pero no ganan lo suficiente para que ellos y sus familias puedan salir de la pobreza. Además, las mujeres y las niñas deben tener igual acceso y las mismas oportunidades que los hombres y los niños en el empleo.

¿Cuál será el futuro del trabajo?

De acuerdo con un informe global preparado por el Banco Mundial, tres aspectos serán claves para entender el mercado laboral del futuro:

Primero, aunque el peligro del desempleo generalizado causado por la tecnología es una quimera, es real que en la actualidad se están perdiendo trabajos y se perderán debido a la automatización. Pero la tecnología también crea nuevas oportunidades y mejora continuamente las condiciones de vida mundiales.

Segundo, los nuevos empleos exigirán habilidades específicas: una combinación de conocimientos tecnológicos, capacidad de resolución de problemas y pensamiento crítico, al igual que habilidades interpersonales, como la perseverancia, la colaboración y la empatía. Eso significa que los países deben invertir mucho más —y con mayor eficacia— en su gente para desarrollar el capital humano.

Tercero, deberíamos asegurar que las oportunidades, como el talento, se distribuyan de manera equitativa en todos los segmentos de la sociedad. Una de las maneras básicas para garantizar esto es proteger a las personas a través de programas de asistencia social y sistemas de seguros que se adapten a la naturaleza cambiante del trabajo.