El experto español, Juan Pavón Mestras, visitó la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín para hablar de distintos aspectos de las smart cities, entre ellos el uso asertivo de las luminarias del alumbrado público.
¿Qué es una ciudad inteligente? ¿Qué indicadores permiten medir si una ciudad es inteligente? ¿Son las ciudades inteligentes verdaderamente inclusivas? ¿Quién controla o controlará los datos que se generen a través de diversos dispositivos para que sean compartidos y útiles?
Estas y muchas otras preguntas más fueron las que abordó el español Juan Pavón Mestras, doctor en Informática de la Universidad Politécnica de Madrid y experto en lenguajes informáticos, quien desde 2010 es catedrático en el Departamento de Ingeniería de Software e Inteligencia Artificial de la Universidad Complutense de Madrid.
Pavón Mestras visitó la Universidad Pontifica Bolivariana (UPB) de la ciudad colombiana de Medellín para compartir su conferencia ‘Ciudades Inteligentes Inclusivas’ en la que abordó múltiples aristas del concepto de smart cities.
El también líder del Grupo de Investigación Grasia (Grupo de investigación en Aplicaciones Sociales e Interdisciplinares basadas en Agentes) de la Complutense, señaló que con este grupo viene trabajando en el desarrollo de aplicaciones para personas en condición de discapacidad -aportando en la ‘construcción’ de ciudades sostenibles-, uno de los temas que trató en su exposición y que pese a su título no fue el completo protagonista de la misma.
De hecho, uno de los aspectos innovadores respecto a las smart cities que describió el experto en su visita a UPB, fue el aprovechamiento de las lámparas del alumbrado público como dispositivos de recolección de datos en las ciudades, una propuesta, una visión de ciudad inteligente de la firma multinacional francesa Vinci que tiene operaciones en más de cien países del mundo. Esta gigante de la infraestructura en el mundo tiene una historia de más de 100 años y ha hecho esta propuesta de uso del alumbrado.
Un uso que puede verse desde dos puntos de vista: el primero, sería el democrático ya que de modo general el alumbrado público está presente en casi todos los territorios de las ciudades y como dijo Pavón Mestras “si las soluciones (tecnológicas) son para todos, sí es una ciudad inteligente”.
El otro aspecto es el tecnológico ya que esto tendría múltiples aplicaciones en diversas dimensiones: “Nos proponen las calles como el centro de la ciudad inteligente”, dijo Pavón respecto a esta propuesta de red de luminarias interconectadas para aportar información útil y valiosa para la ciudad y los ciudadanos.
En materia de seguridad con ahorro de energía, las lámparas pueden disminuir su consumo mientras no circulen peatones por su punto, bajando o aumentando su luminosidad si detecta la presencia de un caminante. Tienen la capacidad a través de circuitos cerrados de televisión, de alertar de incidentes de tráfico, congestión de tránsito y aportar en la semaforización, dependiendo de esos flujos de vehículos.
Otro uso es el aprovechamiento del espacio público y las zonas de parqueo. En este aspecto las lámparas aportan información a través de los móviles de las personas que buscan un lugar de estacionamiento en determinada zona. La persona se conecta a la red y ella le informa en que calle hay un lugar disponible cercano. También en ciudades donde el vehículo eléctrico se haya posicionado, la red informativa que alimenta las lámparas, informará en qué lugar hay una plaza de recarga disponible para su vehículo y las personas podrán disponer de ese tiempo para sus compras, por ejemplo en lugar de dar vueltas buscando esa recarga.
De igual manera, para las personas con movilidad reducida, las farolas públicas podrían detectar una silla de ruedas por ejemplo, y generar una luz específica que les indique a los conductores que una persona en esa condición requiere cruzar la calle.
“Esa red puede generar información para ofrecer servicios inteligentes”, destacó el experto español.
Adicionalmente, la red de lámparas puede informar si en puntos de recolección de basuras, los contenedores están llenos y de esta manera hacer más eficientes los recorridos de los carros recolectores que solo irán a ese punto cuando sea absolutamente necesario.
Pero las utilidades no paran allí y a través de sensores meteorológicos, las lámparas pueden determinar las temperaturas y ordenar a sistemas de riego automáticos activarse para regar las zonas verdes públicas de la ciudad.
Además pueden ser dotadas con sensores de calidad del aire y de contaminación auditiva para suministrar datos a las redes de análisis en estos aspectos medioambientales. Incluso, pueden detectar los aumentos en los niveles de los ríos y quebradas de las ciudades para prevenir inundaciones.
Este concepto de ‘Calles Conectadas’ de Vinci, que compartió Pavón Mestras, resultó un inmejorable ejemplo de cómo las ciudades pueden ser inteligentes con el aprovechamiento de los elementos que la componen cotidianamente.
“La idea es que hay elementos en la ciudad que pueden servir para construir la ciudad inteligente aprovechando las infraestructuras que están repartidas por toda la ciudad, para un montón de utilidades”, concluyó el experto.