El factor crecimiento poblacional no mide tiempo, ni espacio, de manera exponencial y acelerada se apodera de los territorios sin medir futuras consecuencias.
Las ciudades de Latinoamérica no escapan de esta realidad, el Banco Interamericano de Desarrollo, expresa que “las tendencias de crecimiento de la población y de la economía confirman que el centro de gravedad en Latinoamérica se está moviendo cada vez más hacia las ciudades de menor tamaño; en promedio, las ciudades intermedias crecen más rápido que las mega-ciudades”. Es decir, son las ciudades emergentes quienes cobran mayor protagonismo debido a su dinámica acelerada de crecimiento.
El dilema surge cuando la prioridad por parte de los entes gubernamentales y sus políticas urbanas es suplir la demanda de espacio, mas no tomar en consideración las secuelas medioambientales que resultan de dicha ocupación.
El crecimiento demográfico, las economías y tecnologías convergentes, y los obsoletos patrones de planificación y gestión urbana, parecen ser un círculo vicioso que juega a favor de los erróneos modelos de explotación y consumo, que tarde o temprano repercutirán sobre la calidad de vida del hombre.
ESTÁNDARES DE CALIDAD DE VIDA QUE DISMINUYEN A MEDIDA QUE LA DINÁMICA URBANA SE TORNA ENTRÓPICA.
Nuestras ciudades actualmente están adoptando el modelo difuso de urbanización, configurándose como áreas separadas para la vivienda, el comercio y la industria; donde la zona del centro aglomera al sector comercial y cultural, y la zona de la periferia se dilata para concentrar suburbios residenciales e industriales.
Los problemas se apoderan de las ciudades cuando se evidencia deficiencia gubernamental, fragmentación espacial y segregación social, altos niveles de pobreza, control del sector económico informal y ocupación de áreas vulnerables ante desastres naturales. Sin obviar, que existe una relación intrínseca entre la problemática del mantenimiento de los recursos naturales, el consumo de energía y la generación de residuos. En pocas palabras, las ciudades son consumidoras de altas cantidades de energía para el funcionamiento del sistema urbano. Mientras más elevado sea el consumo de energía, mayor será la necesidad de explotación de recursos naturales para mantener el estándar de esa demanda y por lo tanto, mayor será la cantidad de residuos generados sin controles ni tratamientos adecuados.
ES ENTONCES COMO LA DISPERSIÓN URBANA SE PAGA CON ALTOS COSTES ECONÓMICOS, SOCIALES Y POR SUPUESTO AMBIENTALES.
¿Por qué es importante la sostenibilidad ambiental a la hora de planificar una ciudad?
Un escenario sin salida ante los ojos de quienes hacen caso omiso (quizá por desconocimiento del área o sencillamente desinterés) a una situación ambiental que es obvia y acorrala a la estabilidad del planeta. Problemas tanto sociales, económicos, culturales y gubernamentales, están estrechamente ligados a los problemas del ambiente, por el simple hecho, de que el hombre desarrolla su cotidianidad en un ecosistema intervenido, pero indiscutiblemente con limitantes físico ambientales.
EL DETERIORO AMBIENTAL ES DIRECTAMENTE PROPORCIONAL A LOS DEFICIENTES PROCESOS DE PLANIFICACIÓN Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO.
Muchas urbes latinoamericanas carecen de herramientas para enfrentar un manejo apropiado de la situación ya planteada, en la medida en que no disponen de información actualizada y veraz y, además porque el análisis de lo recopilado no contiene una visión holística. Precisamente, a este vacío responde el modelo de planificación y gestión urbana sostenible, ya que con su delineación y ejecución se pueden tomar acciones dirigidas, concertadas y asertivas para supeditar el crecimiento que lleva actualmente la civilización, reducir el menoscabo por las normas del ordenamiento territorial y sobre todo disminuir los vacíos de gobernabilidad; de esta manera lograr concertar el sentido de pertenencia y la participación de la comunidad respecto a los problemas de su ciudad, desde una perspectiva de desarrollo urbano, tanto a nivel socio-económico como medio-ambiental.
La planificación y gestión sostenible, además de facilitar una apropiada organización del uso del suelo y regular la intervención antrópica, se centra en la interacción entre los ciudadanos, el medio físico, la organización social, política y tecnológica, para que pueda ser un prototipo de planificación funcional y espacial integral. En la práctica, esta visión se materializa con criterio técnico multidisciplinario que enlace todos los factores interventores en el desarrollo de una ciudad.
En definitiva, para que las ciudades sean sostenibles y ecológicamente viables, se debe replantear y reorganizar su funcionamiento mediante la introducción del factor ambiental en la gestión local.
PARA EMPEZAR A DINAMIZAR EL TERRITORIO CON EL FIN DE PROMOVER SU DESARROLLO, SE DEBE CONSIDERAR COMO COLUMNA VERTEBRAL, EL ANÁLISIS DEL ESPACIO FÍSICO-NATURAL DE NUESTRAS CIUDADES Y SUS ENTORNOS.
Por: @Guerflor