Si en algo estamos de acuerdo, la mayoría de los paisas, es que Medellín está cambiando a un ritmo inimaginable ¡y se le nota! No solo en infraestructura, también somos una ciudad cada vez más conectada, las comunidades son las fuertes y el ritmo de vida es más acelerado que nunca.
Se volvió común ver extranjeros en todas partes y no es difícil identificarlos, he tenido contacto con muchos y como buena paisa siempre pregunto dos cosas, que seguramente ya les han preguntado antes: ¿Por qué elegiste venir aquí? Y ¿Qué es lo que más te ha gustado de Medellín?
Las razones que los han traído a La ciudad de la eterna primavera van desde “Querer ver la ciudad de Escobar” hasta “Conocer una de las ciudades más innovadoras del mundo” (Urban Land Institute.2013) entre otras. Pero he quedado gratamente sorprendida cuando hablan de como la ciudad superó sus expectativas y es contado el que no esté perdidamente enamorado de ella; es que ellos han logrado ver más allá de los estereotipos, maravillarse con el chocolate con quesito; no solo por la mezcla, sino también por la señora que con amor lo bate. Es esa combinación de lo tradicional con lo moderno y como ellos lo llaman, la esencia paisa; el carisma de su gente, pujante, verraca y muy inteligente.
No es de sorprenderse que cada vez sean más las personas alrededor del mundo que nos quieren visitar, quienes ya han estado aquí hablan muy bien de la ciudad y no existe ser más orgulloso que un paisa en el extranjero hablando de su tierra. Sacamos pecho hablando de cómo nos hemos transformado, los avances que hemos logrado, de los deportistas que tenemos, de nuestra cultura, costumbres y sabores típicos, de todo lo que tenemos para ofrecer. Es que ¿Cómo Medellín? Ninguna.
Entonces, después de estar por fuera un tiempo volvemos a Medellín con el amor por la ciudad, nacionalismo y regionalismo a flor de piel, que lastimosamente, no dura más de una semana. Y es que los mismos que hablaban de la amabilidad y cordialidad de la gente paisa, son los primeros que empiezan a pitar cuando el semáforo apenas está en amarillo; quienes orgullosos mostraban imágenes de las montañas de Medellín, ahora, de vuelta en su ciudad, no usan el transporte público “ni riesgos” aunque el smog le dificulte ver cuando maneja, son los que lamentan profundamente los casos de corrupción que manchan al país, pero, si el guarda de transito acepta “la liga” en lugar de hacerles el comparendo, no hay problema; y quienes dicen que son de la ciudad más innovadora del mundo, jamás han montado en metro cable, no saben dónde que es el distrito de innovación ni han visitado la comuna 13.
Aunque muchos lo desconozcamos, Medellín Fue galardonada con el World Travel Awards, en la categoría Mejor destino de escapada en Suramérica, también con el premio más importante de urbanismo, el Lee Kuan Yew World City Prize, considerado el “Nobel de las ciudades”, y es además una de las ciudades miembro de la red de 100 Ciudades Resilientes apoyada por la Fundación Rockefeller. Innegablemente, estamos en el foco del mundo, la ciudad ha cambiado, pero ¿Qué tanto hemos cambiado nosotros?, el entorno para el desarrollo y el ecosistema de innovación están al alcance de todos, pero ¿De qué nos sirve, si seguimos teniendo la mentalidad de guerra e indiferencia? No se trata de negar la historia, se trata de conocerla y mirar hacia adelante, proponiendo y actuando.
Según la encuesta de percepción ciudadana del 2016 la gente en Medellín considera que los temas a los que debería prestarle mayor atención la administración municipal son: la salud (53%), luego el empleo (49%) y la educación (36%) pero solo el 46% de los encuestados dijeron hacer parte de alguna organización social, espacio o red en el último año. Más que opinar sobre los proyectos, la paz y el futuro de Medellín, nos hace falta participar en ello, preguntarnos qué podemos hacer como individuos para contribuir a esa construcción de ciudad compartida. ¡Somos regionalistas asolapados! No leemos, creemos lo que nos dice el vecino y criticamos a partir de eso, creamos opiniones sin bases ni profundidad, vemos que estamos avanzando pero no nos la creemos, no sabemos dónde estamos parados.
En Medellín hay potencial, hay gente capaz y hay recursos, falta salirse de la burbuja, tener iniciativa, ponerle ganas, amor, compromiso y proactividad. “Sé el cambio que queres ver en el mundo” Ghandi