El oficio del liderazgo es quizá una actitud para con la vida y la manera de asumir la responsabilidad de nuestras acciones, pues conllevan un impacto que eventualmente les trasciende. Aquí coinciden y deben armonizarse diversos factores de cara al reto de inspirar para la paz, que es esperanza, en una sociedad donde todos soñamos habitarla en dignidad, que también es habitarse con amor.
Muchas cosas son sencillas y, aun así, no dejan de requerir esfuerzo. Lo sencillo como adjetivo de la elección lógica, la consecuencia de la prudencia y la pertinencia cuando aciertan y coinciden por atención. La experiencia resulta buena consejera cuando examina humilde su reflexión.
Realmente pesa aún más la culpa de persistir en un error, de acomodarse a la desilusión cuando se convierte en rutina la frustración. El posmodernismo ha trastocado lo público y la comunidad se ha disuelto en productos para comerciar con la conciencia, pero occidente en la episteme es una simple convención que aún procura colonizar las resistencias de la ética y cosmovisiones propias.
Afrentas por la libertad que es serme fiel y respetarles, seguir el pensante corazón apasionado por un oficio que apela a las decisiones de lo público, que es la vida de los otros, para que ese deseo de poder no sobrepase la integridad de quién en mí algo esperó.
Somos nosotros el sistema político, el medio en el que se ejerce, el fin y la función del mismo. Sus mejores formas apenas se develan en el marketing electoral y la recurrencia de las campañas, convivimos el mundo del más fuerte y caer en el juego de su triunfo es atentar en nuestra contra por creer en la vocación que nos forjan en contexto. Hay que cultivar el espíritu en el hacer de educamos integralmente, educación malograda en la violencia. Reevaluarse es interesarse en una y necesario si aspiramos a conocernos.
El pensamiento se ha abierto nuevas ventanas y nuestra generación cosecha los frutos de tejer universalmente, la cultura llega a nuestras manos y dispositivos, sistemas de intercambio, que lo permiten. En la paciencia y la esperanza de rescatar con sensatez los pasos ya dados que trazan el camino por donde se caminará al mañana. Innovación social y nuevos espectros de entendimiento que permiten construir legados en la independencia.
Sí, lo personal es político, y las causas son válidas mientras se valide también el “Yo”.
Renunciar afuera es renunciar a la persona que se está siendo y quizá medrar es el olvido, el perdón es necesario porque aceptarse es cambiar de a pocos, seguir lo que se nos parezca en el tiempo. Convenciones rectas y dimensiones que se perciben circulares, liderar es disrupción que permite emerger y la capacidad de inspirar a cada individuo a poder para sí, que es poder para todos. Apropiarse es devorar, someter. La autonomía es respetarse y libertad es cuando se respeta lo otro también.
Pasión por el ejercicio de hombres malos, definitivamente, yo en su método no tendría opción de vencer. Aprender a servir porque es la única manera de agradecer por disfrutar de la experiencia humana donde soñamos y tocamos las fantasías del lenguaje y los menesteres de la lengua que nombre no alcanzarán a tener.
Cuando Dios moría al cabo ganaba nuestra estupidez, pero confiar en la humanidad es la vida que resiste en la creatividad de los nacimientos, que son ideas, que transgreden regímenes a través de la coherencia y la lealtad a lo que racionalmente aceptamos como bien. Acto político ya es existir en el caos del mundo, hacemos política cuando determinamos nuestra potencia y establecemos el orden, que es pacto, no mandamiento dictatorial de la fuerza bruta que extermina el debate donde se conciben formas amables, que es acuerdo y responsabilidad. Emprender.
… seguir nuevas sendas donde al expandir mis alas abrace con la brisa a las personas que rodean y acompañan mi existencia…
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