Una ciudad inclusiva, resiliente y sostenible, ¿qué es?

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Carlos Moreno
25 noviembre, 2016 - Resiliencia
Barcelona, España
Barcelona, España

El siglo de las ciudades

El anterior alcalde de Denver, M. Wellington Webb, pronunció en 2009 en la conferencia de los alcaldes de Estados Unidos una frase inspiradora, resumiendo los desafíos urbanos de la humanidad: “El siglo XIX fue un siglo de Imperios, el siglo XX un siglo de Estados-Naciones. El siglo XXI, será un siglo de ciudades”.

En efecto, en aquellas décadas, nuestras ciudades constituirán el marco de vida de la casi totalidad de la humanidad en el mundo que está a día de hoy mayoritariamente urbanizado.

Es en la ciudad donde el ciclo de vida de los hombres se desarrolla esencialmente en nuestros días. Del nacimiento a la muerte, el mundo urbano es principalmente el universo, el espacio y el tiempo de los humanos. Nacer en una ciudad es ya una pertenencia a una cultura urbana, ciudadana, que imprime un ritmo y un modo de vida en las ciudades metrópolis, megalópolis, y en estas concentraciones urbanas que se han convertido en ciudades-mundo. Desde la infancia a la adolescencia, el paso a la edad adulta y el envejecimiento, muchos universos urbanos de vida coexisten.

Podemos comparar la ciudad con un ser vivo: es complejay posee supropio metabolismo, nacido de la interacción de múltiples sistemas que la constituyen

En el mundo entero, estos espacios urbanos deben a día de hoy, hacer frente a cinco grandes desafíos para hacer frente a las necesidades y deseos de sus habitantes: sociales, económicos, culturales, medioambientales y de resiliencia. Nuestras ciudades por todo el mundo deben estár involucradas: combatir la exclusión social, hacer recular la pobreza, favorecer el acceso a la educación y a la cultura, crear empleo y valor, permitir desplazarse más fácilmente, adaptarse al cambio climático, integrar la naturaleza y la biodiversidad, ofrecer servicios y nuevos usos que mejoren la cotidianeidad de todas las generaciones, hacer frente a las crisis, etc.

Pero el siglo XXI es también el siglo de la ubicuidad. La masificación de Internet trae esta imagen de la «ciudad digital» para señalar el poder de lo digital sobre sus múltiples E-x, tales como el E-Gobierno, la E-Educación, la E-Sanidad… etc. Con la “ciudad conectada” ésta debe ser masivamente mallada por los “Smart Devices”, la geolocalización, el internet de las cosas, el Big Data y la presencia de ciudadanos movi y omni conectados.

Sin embargo, aún necesitamos comprender lo esencial, el ciclo de la vida en la ciudad. En efecto, nosotros podemos comparar la ciudad con un ser vivo: es compleja y posee su propio metabolismo, nacido de la interacción de múltiples sistemas que la constituyen. También es, en consecuencia, muy frágil y a merced de violentas y frecuentes crisis que nos recuerdan esta característica. En la era de la multitud, en este tiempo ubicuitario cuando profundos cambios se suceden en la geopolítica de las naciones, ésta se imbrica en la historia de las ciudades, en su gobierno, al igual que en su rol frente a los Estados. Interesarse por la inteligencia de las ciudades es ante todo, interesarse por su identidad, por sus relaciones socioeconómicas, culturales, ecológicas y cuyas exigencias son cada vez más fuertes en cuanto a la gobernanza: movilidad, seguridad, viviendas sociales, desafíos energéticos, infraestructuras, redes, espacios públicos, economía de proximidad, cultura, ocio, fiscalidad, atractivo.

En el corazón se encuentra la calidad de vida de los habitantes, porque la complejidad de las ciudades con la urbanización creciente, el crecimiento del poder de los ciudadanos, el aumento de las necesidades a satisfacer en relación con la explosión demográfica, la presión debida a la disminución de los recursos, pero igualmente las fracturas socioeconómicas visibles en el tejido social, engendran serias dificultades de vida para grandes franjas de población urbana que viven cada vez más en situación de pobreza y precariedad.

Urbanización, ciudades mundo y transformaciones

La ciudad es un lugar de vida que crece y aumenta en complejidad. A día de hoy, el planeta ha sobrepasado los 7.000 millones de habitantes, por primera vez en la historia de la humanidad, más del 50% de la población vive en ciudades; en Europa, la cifra asciende al 77%. En 2030, seremos 8.300 millones de personas, donde se estima que más de 5.000 millones vivan en zonas urbanas. El 12% de la población mundial habita a día de hoy en 28 ciudades, 140 ciudades concentran el 44% del PIB en Europa y en el horizonte 2030, 750 ciudades supondrán el 60% del PIB mundial. AL mismo tiempo, tenemos que interiorizar que el mundo bascula sobre un eje urbano Sur-Este donde se concentra el 90% del crecimiento mundial urbano, que se sitúa en África y Asia, al mismo tiempo que un tercio se concentra únicamente en 3 países: India, China y Nigeria, en los que va a crecer, en los próximos 30 años una población urbana equivalente a 1,5 veces Europa.

Las nuevas tecnologías imprimen profunda y sostenidamente su marca sobre el medioambiente cercano y la vida cotidiana de cada uno

El crecimiento exponencial de las ciudades consume los recursos, fragilizando aún más el medioambiente ya considerablemente afectado. Nuevas necesidades vitales se imponen en el plano alimentario, sanitario, climático, de movilidad, etc. exigiendo nuevas respuestas en estos contextos de fuerte evolución, donde la naturaleza se encuentra amenazada más que nunca. Se trata igualmente de

Paralelamente, con la revolución ubicuitaria, el mundo ha sobrepasado la cifra de 5.000 millones de aparatos conectados y, en 2020, la cifra se habrá triplicado. Las relaciones entre las personas, independientemente de sus hábitos, usos y costumbres y de la región del planeta donde vivan, se han visto profundamente modificadas por la instantaneidad de los intercambios a través de esta presencia ubicuitaria. Las nuevas tecnologías imprimen profunda y sostenidamente su marca sobre el medioambiente cercano y la vida cotidiana de cada uno.

Ciudades: medioambiente y resiliencia

A través de los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODD) fijados por la ONU este año, el Nº11 nos recuerda la necesidad imperativa de “hacer que las ciudades y los asentamientos humanos sean abiertos a todos, seguros, resilientes y sostenibles”.

La Nueva Agenda Urbana decidida hace algunas semanas en la Conferencia HABITAT III en Quito pone el acento sobre la prioridad de la inclusión social y el derecho a la ciudad para todos, con particularidad en el acceso a las necesidades esenciales de vida y de la democracia participativa para promover las ciudades equitativas y por la vida. El compromiso muy fuerte de los gobiernos locales y los alcaldes ha mostrado que sus redes internaciones son un elemento clave. Las ciudades están en el centro de la solución, y ellas son la columna vertebral de las acciones de transformación.

La ciudad que queremos

La ciudad está en la encrucijada entre una multitud de necesidades y usos sociales. Las desafíos de la innovación social, urbana y tecnológica conciernen nuestras vidas de forma cotidiana alrededor de cuestiones tales como la vivienda, la movilidad, la educación, el trabajo, la salud. ¿Cómo se construye el bien vivir, con el buen hábitat, la movilidad y el lugar de trabajo? ¿Es realmente necesario, por ejemplo, desplazarse tanto para trabajar, para aprender o para tratarse? ¿Cuál es el vínculo entre el habitante, el centro de la ciudad y la periferia? ¿Los servicios públicos y la oferta privada? Estos desafíos conducen a transformaciones reales de nuestro modo de vida, y de nuestras relaciones profesionales, al igual que a transformaciones sociales y urbanas, atravesadas y amplificadas por el impacto de la revolución tecnológica. La cuestión de la gestión de la energía, de la creación de viviendas energéticamente eficientes, de la movilidad verde, de la seguridad, de la sanidad personalizada, del acceso a la cultura, se presenta así con fuerza. Y, a través de estas reflexiones, es una verdadera ciudad viva, animada, la que se forma ante nuestros ojos, cuando hablamos de una ciudad inclusiva, resiliente, sostenible como motor de innovación.

En el momento de la revolución tecnológica, nosotros vemos abrirse delante de nosotros una infinidad de posibilidades urbanas. La ciudad de mañana se inventa hoy, y nosotros la soñamos más inteligente, más eficaz, más fluida… pero solamente una ciudad que pone al ciudadano en el centro de sus preocupaciones, está al mismo tiempo respondiendo a los numerosos desafíos de nuestro futuro urbano.

Se constituye alrededor del ciudadano, sobre un territorio que le es propio. En efecto, lo que es verdadero en Paris, no tiene porqué serlo en Rio, Sidney o Lagos. De ahí la necesidad de que los ciudadanos sientan identidad sobre su territorio.

No hay modelos de ciudad, hay fuentes de inspiración. La hiperconectividad urbana debe ante todo permitir al ciudadano ser socialmente innovador, estar orgulloso de vivir en su ciudad e inventar nuevas formas de vínculo social. Junto con la revolución digital, dos otras palancas son indispensables: la reinvención urbana y la inclusión social.

Más allá de la tecnología

Considerar que la ciudad será inteligente desarrollando soluciones muy tecnológicas, y que éstas últimas aportarán las soluciones a los problemas complejos, sin implicar a los ciudadanos, conduce a una si salida. Sobre todo porque los ciudadanos a día de hoy disponen de medios técnicos para informarse y movilizarse cotidianamente. Via las redes sociales, es posible reunir en las calles a cientos de miles de personas en apenas unas horas.

Al contrario, la inteligencia urbana y los nuevos usos ciudadanos, multiplicados por las redes sociales y las nuevas tecnologías, permiten hacer emerger nuevas iniciativas para implicarse en el cambio. Las relaciones entre administrados y gobiernos cambian sobre el efecto de estas tecnologías, y el gobierno y la forma de hacer política, cambian también. Hay claramente una evolución en relación a la democracia representativa tradicional. Dotar de sentido a la ciudad, en el momento de la transición energética, de las energías descentralizadas, de las nuevas formas de movilidad, del desarrollo de las practicas de vecindad, de las ciudades irrespirables por la contaminación, es ante todo un deber social. Sin esta puesta en coherencia, nosotros no dispondremos de la adhesión ciudadana indispensable para operar un cambio de fondo porque el principal valor está en los usos, en la creación de valor social, no está en la tecnología en sí misma.

Tomando en cuenta que la ciudad es un laboratorio a cielo abierto de ideas y de experiencias excepcional, es indispensable tener consciencia del desafío principal de proponer nuevos usos y servicios urbanos.

Un nuevo mundo urbano emerge en la encrucijada entre el urbanismo, la sociología, la arquitectura, la economía, las tecnologías y más allá, todo el conocimiento transdisciplinario y sistémico que contribuye a forjar los nuevos paradigmas.

Una ciudad inteligente a la vez que humana, inclusiva, resiliente y sostenible

La ciudad inteligente, inclusiva y humana está ante todo un territorio donde se construyen servicios, usos y un bien común que responden a las necesidades fundamentales de sus habitantes y su búsqueda de bienestar.

La ciudad es ante todo un territorio de vida y de encuentros, y en el siglo XXI la convergencia de los usos sociales, las tecnologías ubicuitarias y los nuevos modelos sobre el compartir hacen emerger nuevas experiencias de vida y dan lugar a nuevos usos y servicios inéditos en todos los ámbitos.

Compartir vehículo, movilidad multimodal, energías descentralizadas, valorización del patrimonio, espacios públicos urbanos de convivencia, sanidad pública personalizada, mejor calidad de vida para la tercera y cuarta edad, educación masiva online, espacios abiertos de cultura, de arte y de ocio, democracia participativa sobre los sistemas de gobierno abiertos, sistemas de información colaborativos…: aquí algunos ejemplos de servicios que están surgiendo a día de hoy y que harán de la ciudad de mañana una ciudad viva, combinando la inteligencia urbana, la inclusión social, la resiliencia y la innovación tecnológica.

Texto original escrito en francés para el diario La Tribune. Versión en español para I-Ambiente, con traducción y subtítulos de Guillermo Mas @Guille_Mas.

Cortesía de Carlos Moreno e I-Ambiente para LA Network