Un «diamante» colombiano, exportable a las ciudades latinoamericanas

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LA Network

Potencializar ante el mundo las capacidades de 14 ciudades colombianas y aumentar significativamente sus indicadores de desarrollo, su productividad y la calidad de vida de sus habitantes, es lo que busca el programa Diamante Caribe y Santanderes, que ya en 2015 ganó en los World Smart City Awards 2015, en la categoría Idea Innovadora.

Barranquilla, capital del departamento del Atlántico – Colombia

Si el mundo quiere ser un lugar sostenible, debe empezar por integrar los territorios urbanos y rurales en una misma perspectiva de desarrollo.

Ese es un principio de la Nueva Agenda Urbana de la ONU que promueve ciudades sostenibles y que ha interpretado muy bien la Banca de Desarrollo Territorial de Colombia, Findeter.

Lo hace con su proyecto Diamante Caribe y Santanderes que, desde hace seis años, trabaja por la aceleración de la competitividad de ocho ciudades capitales y dos intermedias del Caribe colombiano, dos ciudades capitales y una intermedia de la región de Santander y La Dorada (Caldas). Territorios que, por ahora, generan el 25% del PIB de Colombia.

En este proyecto, acompañado también por el Banco Interamericano de Desarrollo BID, se unen todas las posibilidades que ofrece el campo desde el punto de vista agrícola, ambiental y turístico, con las capacidades de las urbes en tecnología, ciencia e innovación, en logística y transporte y, por supuesto, también en turismo.

“Diamante Caribe y Santanderes es un proyecto absolutamente valioso e innovador”, afirma Ana María Palau, Vicepresidenta de Planeación y Gerente de Sostenibilidad y Nuevos Negocios de Findeter.

Y su afirmación la hace con entusiasmo, no solo por destacar el premio obtenido por el proyecto en la Expo de ciudades inteligentes en 2015, sino por el impacto que su enfoque tendrá en un territorio cercano al 30% del país.

“En Diamante Caribe hablamos de un proceso de planificación y desarrollo territorial a gran escala. Es un programa piloto a nivel mundial, no existe en ningún otro territorio la escala de su metodología, que ha entendido que los territorios sostenibles muchas veces trascienden de los perímetros urbanos”.

Luis Fernando Arboleda, presidente de Findeter

Esa innovación por la que fue premiado Diamante Caribe y Santanderes se basa en la integración de lo urbano y lo rural. Mientras los viejos paradigmas de planificación proponen intervenciones aisladas para cada territorio, Findeter propuso un camino de doble vía: no existe ciudad sin campo, ni campo sin ciudad.

“Concebir las ciudades y municipios de forma integrada, unidos por motores de desarrollo como la innovación, la producción y la comercialización”, enfatiza Luis Fernando Arboleda, presidente de la entidad.

Esto lo explica muy bien Ana María Palau cuando señala que cada territorio tiene unas vocaciones determinadas.  Por ejemplo Montería, la capital de Córdoba, tiene capacidades como prestadora de servicios, pero a su vez,  sus zonas agrícolas tienen un alto potencial que será fomentado en mayor escala con incubación de empresas; promoviendo la industria agroalimentaria; reforestando bosques para recuperar el medioambiente; a través de transferencia de conocimiento, con promoción de la educación y la investigación; todo ello en un diálogo permanente entre las 14 ciudades y 336 municipios (que también verán los beneficios de este programa).

Por estas mismas razones, la integración de sus posibilidades, fue que Findeter pensó más allá de la región Caribe y se articuló con los Santanderes. “Se pensaba que el Caribe era una región con una naturaleza diferente. Y llegamos a un componente interesante porque son territorios que no tenían diálogos nunca. Para nosotros el eje que los articula es el río Magdalena. Para plantear proyectos estratégicos y ver cómo se pueden beneficiar mutuamente”, explicó la Vicepresidenta de Planeación de Findeter.

Ana María Palau, gerente de Sostenibilidad y Nuevos Negocios en FINDETER

Esa misma lógica de integración fue la que llevó a incluir a la ciudad de La Dorada (Caldas) al conjunto de 13 ciudades del proyecto, que junto con San Andrés, son las únicas que están ‘por fuera’ del diamante geográfico del proyecto, pero integradas por sus características y potencialidades.

Ahora, Diamante Caribe y Santanderes viene avanzando con sus proyectos en los territorios de sus límites e incluso más allá, como en Ibagué (Tolima) donde se replica uno de las propuestas del programa: Agrópolis, una magnífica oportunidad que une agro y ciudad para explotar de manera más eficiente la producción.

La meta está puesta en el largo plazo, los ‘Diamantes’ son una visión que tomará un tiempo tal y como la piedra preciosa de la que toma su nombre se tarda un largo tiempo en formarse y brillar.

“Si desarrollamos el diamante con sus ciudades y sus interconexiones adecuadamente, existe la posibilidad de que la economía de Colombia dialogue con el mundo y colabore en una etapa mucho más globalizada y abierta”, afirma Alfonso Vegara, director de la Fundación Metrópoli y que ha acompañado la configuración y desarrollo del proyecto.

Es una visión para los próximos 20 a 30 años, que tomará forma paso a paso y que espera transformar un territorio tan diverso y rico que requiere de una planificación que resulta tan compleja como ambiciosa pero que ya empieza, según Findeter, a tener lo que llaman ‘victorias tempranas’.