Un nuevo estudio sobre la Amazonia revela que el cambio climático futuro puede reducir la capacidad de la selva amazónica de actuar como sumidero de carbono al hacerla más seca y más cálida.
La Amazonia, a menudo llamada el «pulmón del planeta», es el bosque tropical más grande del mundo y desempeña un papel crucial en el sistema climático global debido a su vasto almacenamiento de carbono. Si bien suele ser cálida y húmeda durante todo el año, el cambio climático plantea la amenaza de sequías y temperaturas extremas más frecuentes y severas. Un nuevo estudio, publicado en Nature Communications, analiza las proyecciones futuras del ciclo del carbono de la Amazonia, centrándose específicamente en los impactos provocados por el cambio climático.
Los científicos utilizan la última generación de modelos del sistema terrestre que contribuyó al Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático IPCC (sigla en inglés). En el marco del estudio, los impactos del cambio climático se aíslan de otros factores, como los cambios en el uso de la tierra, incluida la deforestación, y el efecto de la fertilización con CO2 en la fotosíntesis. Se emplea una técnica avanzada conocida como Restricciones Emergentes, que permite reducir las incertidumbres en las predicciones futuras utilizando observaciones pasadas.
El estudio muestra que el cambio climático futuro puede conducir a condiciones más cálidas y secas en la selva amazónica, lo que reduce el sumidero de carbono amazónico, es decir, la absorción de dióxido de carbono por las plantas.
La autora principal del estudio, la doctora Irina Melnikova, investigadora asociada del Instituto Nacional de Estudios Ambientales NIES de Japón, dijo que «esto sucede porque el calentamiento global está acompañado por un fenómeno conocido como amplificación polar: mayor calentamiento en las regiones polares en comparación con otras». Provoca que la zona de convergencia intertropical, un cinturón de lluvias tropicales crucial para el clima de la Amazonia se desplace hacia el norte. Tal cambio haría que la Amazonia sea más seca y cálida, reduciendo la capacidad de la selva tropical para absorber dióxido de carbono a través de la fotosíntesis, al tiempo que aumenta las emisiones de dióxido de carbono a través de las plantas y la respiración del suelo. Combinado con el mayor riesgo de sequías e incendios en las condiciones más cálidas y secas, esto resulta en una pérdida neta de carbono de la selva tropical.
Los hallazgos también revelan el potencial de un mayor calentamiento para desencadenar cambios en la circulación atmosférica a gran escala, lo que conduciría a un clima amazónico más seco y más cálido y a un aumento de las emisiones de carbono de la selva tropical. Los autores advierten que «si bien nuestro estudio proporciona una comprensión más matizada del futuro de la Amazonia, también subraya la urgencia de mitigar el cambio climático para prevenir los peores escenarios. El destino de la Amazonia no es solo una preocupación regional sino mundial».
Con información del NIES