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Por Bibiana Guerra de los Ríos
Tradicionalmente pensamos en el rol de las universidades meramente como centros educativos. Sin embargo, en otros países, estas son centros de pensamiento con todo lo que ello implica, enfocándose en ciencia e investigación y, sobre todo, generando impactos positivos en la sociedad. En Colombia podría reforzarse su papel para que como sociedad y tomadores de decisiones otorguemos más importancia a ellas por el servicio que prestan como escenarios de intercambio y facilitadores de conversaciones de país complejas, entre otras funciones.
Está claro que las universidades se crearon para formar profesionalmente a las personas. Para ello hay de todos los gustos y tipos. No obstante, en el país se han venido convirtiendo, poco a poco, en centros de pensamiento e innovación que agregan valor y, en ocasiones, hacen de consultores también para realizar estudios y mejorar procesos de otras entidades, tanto privadas como públicas. A pesar de que muchos rankings internacionales otorgan gran puntaje a las universidades que tienen personal investigativo, todavía no producimos los resultados deseados en comparación con el exterior. Ellas saben que tienen un asiento importante en el desarrollo de Colombia pero debemos abrirles más las puertas, hacerlas partícipes de la construcción de país, que tengan no solo voz sino voto también.
En nuestro país estamos lejos de ver a las universidades como las perciben afuera. Las áreas de doctorado, por ejemplo, son grandes centros de investigación que, incluso, terminan hasta encontrando las curas de muchas enfermedades. Se entiende que las universidades son aquellas instituciones que conectan los puntos, se han convertido en ejes centrales que ven el panorama general, de manera objetiva e imparcial. Se han convertido en laboratorios de experimentación, en ejes de transformación que forman un triángulo virtuoso junto a los gobiernos y las empresas privadas cuando son valoradas.
En Estados Unidos, por ejemplo, la agenda de eventos y foros que organizan estas instituciones es ilimitada. A toda hora ofrecen espacios de intercambio, conocimiento de todo tipo, incluso eventos sociales para conocer y conversar con profesores y entre los mismos estudiantes para fortalecer los vínculos sociales y crear una red de conocimiento poderosa. Las universidades son actores fundamentales dentro de sus comunidades, en ciudades pequeñas aún más con sus equipos deportivos y eventos culturales que fortalecen lazos, así como con sus mascotas y demás elementos de marketing que generan sentido de pertenencia a nivel local. Acá no vemos con la misma fuerza esas agendas que no trascienden mucho más allá de las aulas.
Las universidades son actores relevantes en el ecosistema de educación, emprendimiento e investigación. Sirven a la sociedad no solo a través de su función social como formadores de profesionales sino también como consultores e instrumentos de transferencia de conocimiento y cooperación estratégica para brindar soluciones a los problemas más apremiantes. El sector público debe reconocer el valor que tiene la academia y adoptarla como apoyo fundamental en el desarrollo de las políticas públicas manteniendo un diálogo fluido y constante.
