Con la iniciativa ‘Dona Tapa’ de la Red Costarricense de Turismo Accesible, el país centroamericano quiere dar ejemplo.
Costa Rica, el país latinoamericano mejor ubicado en el reciente Índice Anual de Avances de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ahora también se destaca por su más reciente iniciativa en inclusión.
Se trata del proyecto ‘Dona Tapa’ con el que la Red Costarricense de Turismo -organización sin ánimo de lucro-, quiere que las playas de su país sean dotadas con plataformas plásticas retráctiles que permitan el acceso y el disfrute de estos espacios a todas las personas en situación de discapacidad, ya sea residentes o turistas que visiten este país centroamericano.
“Es un proyecto de Responsabilidad Social Empresarial donde vamos a recolectar el plástico tipos 2, 4 y 5 y lo vamos a valorizar y reciclar para crear madera plástica. La utilizaremos para hacer soluciones accesibles por todo el país, pasarelas retráctiles con este material, ese es nuestro proyecto líder”, aseguró Stephanie Sheehy Protti, Fundadora y Directora Ejecutiva de la Red.
Si bien el proyecto aspira con una sana ambición a que todas las playas del país estén dotadas con las plataformas y se conviertan en inclusivas, la meta inicial se enfoca en aquellas playas que hayan sido reconocidas por el Programa Bandera Azul Ecológica perteneciente al Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados.
Hasta el momento, el programa ha galardonado con Bandera Azul a cerca de 150 de las más de 320 playas del país con costas en ambos océanos y con gran vocación en turismo ecológico.
El programa destaca con una calificación entre una y cinco estrellas a las playas que cumplan requisitos de limpieza del agua, acceso a agua potable, manejo de residuos sólidos y otros parámetros de calidad. Las cinco estrellas se otorgan a aquellas que sean además accesibles, inclusivas.
Y es que esta iniciativa de la Red Costarricense de Turismo Inclusivo, está más que justificada no solo para Costa Rica sino para toda América Latina.
Las ciudades latinoamericanas tienen una deuda en materia de inclusión pese a que desde 2006, con la promulgación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), el abordaje de las problemáticas de las personas en situación de discapacidad se ha expandido a la agenda social de los países.
En general, las urbes de la región, sus calles, edificios, espacios públicos y las zonas recreativas no son para nada amigables para las personas en situación de discapacidad. Todo ello sin contar con el problema social (empleo, acceso a salud, discriminación) que vive esta población.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL, de la Organización de Naciones Unidas, en su estudio Panorama Social de América Latina 2012; en la región habitan 66 millones de personas con alguna discapacidad. Esas son las cifras más recientes.
Limitación visual, de movilidad, de audición y en el habla, además de las dificultades en relación con las funciones mentales y las destrezas; son el listado de las mayores prevalencias en este aspecto, para la América Latina y el Caribe.
Según esos datos, en Costa Rica por ejemplo, la población con discapacidad está cercana a las 500.000 personas y Sheehy Protti tuvo claro desde hace algunos años que dejó su profesión como Diseñadora de Interiores y se dedicó al turismo y luego al turismo accesible; que además del número de personas en esa condición y de los visitantes con las mismas características, su país tenía otros problemas.
“Dentro de la accesibilidad nos encontramos que en el país falta mucha información, que nadie muestra sus servicios, que no hay ningún ente regulador, que no había estadísticas ni referencias, que no había educación y por ello nos dimos a la tarea de crear la Red”, indicó.
Ahora, tras un año de trabajo por la población es condición de discapacidad, tanto local como foránea, la Directora de la Red espera que este proceso se acelere pues revela, ha sido más lento de lo esperado.
Según explica, cada plataforma requiere de cerca de 400 kilos de plástico y esa recolección no ha sido todo lo masiva que se esperaba y por sus cálculos cree que en un año estarían instalando la primera estructura. Sin embargo, así como las olas no detienen su movimiento, la Red está implementado una estrategia adicional a la de la donación de plástico y se trata de la adopción.
“Estamos diseñando un proyecto para conseguir adoptar las playas con patrocinadores: gente, empresas, organizaciones que quiera adoptar la playa. Personas o familias pueden adoptar un metro de la pasarela y se le pondrá el nombre de esa familia a ese metro y así sucesivamente”, explicó Sheehy Protti quien sabe que su iniciativa de que todas las playas costarricenses sean accesibles no será fácil ni sencilla.
De hecho tiene en México un ejemplo a seguir. Se trata de la playa de Cuastecomates (Jalisco) que cuenta con sillas anfibias, pasarelas retráctiles, baños accesibles, espacios para estacionamiento de los vehículos de personas en condición de discapacidad, una oportunidad de disfrute para los más de 6’000.000 millones de mexicanos en esa condición.