Con la vista puesta en la salud de las abejas para potenciar su capacidad y calidad de producción de miel se está desarrollando en el sur santafesino un trabajo de investigación cuyos resultados serán claves para definir acciones en tal sentido. El estudio se enmarca en un convenio suscrito entre la sede chilena de la Fundación alemana Fraunhofer Research y la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que puso a disposición para tal fin a un grupo de profesionales de la Facultad de Ciencias Veterinarias y de la Escuela Agrotécnica Libertador General San Martín, que tiene establecidas en Casilda.
El abordaje de la temática comprende a los departamentos Caseros, Rosario, San Lorenzo, Constitución y San Jerónimo cuyo universo de estudio involucra a 60 productores apícolas que forman parte del proceso investigativo que se lleva adelante en el marco del proyecto denominado Salud Apícola Latam 2020. La iniciativa, que además incluye a regiones de Chile, Colombia y Costa Rica, apunta al monitoreo de colmenas para relevar el estado sanitario de las abejas así como evaluar el contexto que las rodea y finalmente capacitar a los apicultores en base a la información recabada.
El objetivo central es la detección de problemas que ponen en riesgo la especie apícola y brindar soluciones a partir de políticas de gestión sanitaria destinadas a alcanzar los niveles de calidad, inocuidad y trazabilidad que exige el mercado mundial de alimentos saludables.
Agroquímicos
La decisión de selección al sur santafesino como uno de los ejes de la investigación no solo se debe a la presencia de apicultores sino también a que es la zona núcleo de la producción sojera cuyo cultivo demanda la aplicación de agroquímicos que podrían afectar a las fuentes de nutrición de las abejas.
Y el mismo criterio se adoptó en Chile para direccionar el trabajo hacia áreas de plantaciones frutales donde el avance de las fumigaciones también perjudica el bienestar apícola.
Pero la mirada no se agotan en el impacto negativo que representan las prácticas de aspersión de agrotóxicos ya que «hay causas multifactoriales que pueden afectar la sanidad apícola como plaguicidas, enfermedades y hasta la falta de conocimientos sobre cuestiones técnicas, entre otras».
Así lo explicó a LaCapital el director del proyecto y representante de la fundación patrocinante, Marnix Doorn, quien estuvo en Casilda y la zona para verificar la primera etapa de monitoreo de colmenas que se está realizando para trazar un diagnóstico que, sumado a otras variables que serán relevadas, permitirán arribar a conclusiones que orienten hacia «dónde poner el acento», dijo.
Aunque existen problemáticas comunes resaltó la necesidad de identificar particularidades de cada región a partir de la recolección de datos que permitan definir respuestas adecuadas.
«Gran parte de la solución es mantener registros y controles sanitarios» sostuvo el especialista para luego indicar que «esta iniciativa nace porque hay poca investigación a gran escala en Latinoamérica», razón por la cual destacó que fue necesario consultar modelos aplicados en otras partes del mundo para establecer un método de trabajo que resultó superador a lo ya conocido.
Detalló que «primero hablamos con los apicultores para preguntarles cómo gestionan sus colmenas a las que luego inspeccionamos para ver el estado sanitario de las abejas y detectar posibles enfermedades así como evaluar si hay presencia de agroquímicos en el polen que obtienen de las flores para alimentarse y finalmente analizar el entorno».
«Con esa información —añadió— tenemos que ser capaces de detectar dónde están los problemas y ofrecer soluciones integrales para mejorar la salud apícola y la producción».
De los cuatro países involucrados el más avanzado en la faz investigativa es Chile donde ya se realizó una serie de capacitaciones que se tradujeron en un crecimiento productivo de casi un 40 por ciento.
Doorn resaltó el aporte que implica para el proyecto tener como socios a la Facultad de Veterinarias y la Escuela Agrotecnica ya que «cuentan con especialistas y conocen el territorio para abordar la temática». A ello se suma el valor simbólico que significa para el trabajo que ambas instituciones educativas de la UNR estén afincadas en Casilda, que es la Capital Provincial de la Miel.
Los resultados finales del trabajo general se darán a conocer el 21 de diciembre de 2020 y «la idea es comparar los datos recabados en los cuatro países que forman parte del proyecto con el propósito de volcar conocimiento y aprender».
Doorn, quien es ingeniero agrónomo y administrador de empresas, explicó que el objetivo de la fundación para la cual trabaja es «ayudar a la industria a funcionar mejor, por lo que gran parte del trabajo es la investigación aplicada como en este caso donde se formó un conglomerado del que forman parte universidades e institutos intergubernamentales», entre otros actores.
Sobre las perspectivas de futuro para el sector dijo que «hoy en día los precios de la miel a granel son bajos, pero vemos como positivo a nivel mundial que los consumidores busquen productos específicos, por lo que el desafío es salir de los commodities y generar productos de alta calidad incorporando valor agregado».
Equilibrio
Sostuvo que la forma ideal de velar por la salud de las abejas es concebirlas como «seres vivos al igual que el ganado que necesita de una dieta equilibrada de manejo animal para su mejor bienestar».
En tanto el docente de la Escuela Agrotécnica, Leonel Pérez Raimonda, dijo que «es fundamental salir al medio con propuestas superadoras al manejo de la sanidad apícola ya que en algunos casos hace falta información y en otros deconstruir un sistema que funcionaba de cierta manera y ya se está agotando o no tiene el rendimiento buscado, por lo que hay que volver a trabajarlo».
Similar planteo hizo Doorn al sostener que «hay problemas que se pueden resolver relativamente fácil, sin grandes inversiones y con un retorno rápido» para finalmente destacar la importancia de que se haya formado «una comunidad científica latinoamericana sobre el tema ya que siempre tenemos como espejo a Europa o Estados Unidos y ahora podemos trabajar con investigadores que hablen su propio idioma».
Los equipos de trabajo cuentan con quince profesionales y unos 60 productores por cada país interviniente, los cuales se juntan periódicamente para intercambiar información.
Fuente: https://www.lacapital.com.ar