Hidropuntura urbana para Iztapalapa en la Ciudad de México (Premio Oro)

derecho_1
LA Network

El Parque Hídrico La Quebradora, que beneficiará a 28 mil habitantes de esta delegación de la capital mexicana, es innovador por la aplicación de una estrategia que por primera vez contempla hidropuntura urbana.

Manuel Perló Cohen, director del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Loreta Castro Reguera, arquitecta investigadora, recibieron el premio más importante de la gala. Foto: LafargeHolcim

La delegación de Iztapalapa es una ciudad dentro de la ciudad. Tiene en la actualidad cerca de 2 millones de habitantes, lo que la hace la más poblada no solo de Ciudad de México sino de todo el país. Su nombre se debe a la antigua ciudad de Iztapallapan, que significa “sobre la loza en el agua”, fundada por los culhuas entre la falda norte del cerro de la Estrella y la ribera del lago de Texcoco.

La gran paradoja es que a pesar de ese origen hoy muchos de esos 2 millones de pobladores no cuentan con agua potable. De hecho, la gran amenaza que se cierne sobre la delegación se hace extensiva a toda la ciudad: que el líquido se acabe. Ya expertos han señalado que Ciudad de México para 2050 puede quedarse sin agua para el consumo humano.

Por eso un proyecto como el ganador de la categoría oro de LafargeHolcim tiene todo el sentido. El Parque Hídrico La Quebradora combina infraestructura para la provisión de agua, muy necesaria en la zona, con un nuevo tipo de espacio público. Esto aplicando una estrategia novedosa de hidropuntura urbana.

La acupuntura urbana es una vertiente del ecologismo urbano que mezcla el diseño urbano con la práctica médica china de la acupuntura. La estrategia considera a las ciudades como organismos vivos y señala áreas específicas que necesitan una curación. Los proyectos sostenibles, en consecuencia, sirven como agujas que revitalizan el todo mediante la reparación de las partes. En este acaso las agujas tiene como elemento primario el agua.

El terreno escalonado y una serie de edificios públicos forman una rica variedad de espacios abiertos. Las cuencas bajas albergan humedales y ofrecen capacidad de almacenamiento de agua. Esto permite mitigar los efectos de las inundaciones que se producen a causa de las lluvias torrenciales.

En los niveles de altura existen espacios que van desde paisajes atractivos hasta áreas pavimentadas, desde parques hasta zonas de servicios. Al interconectar el manejo del agua con los servicios públicos, el proyecto reintroduce el agua en el ámbito ciudadano.

El proyecto trabaja con la topografía del lugar y logra reintroducir en la ciudad la utilización de los suelos blandos para la retención de agua, que habían sido prácticamente eliminados.

Uno de los aspectos que impresionó al jurado fue que el proyecto refleja la consideración dada a los aspectos técnicos del manejo del agua, al uso social del espacio público, a la economía de la construcción, y al mantenimiento a largo plazo por igual.

Además, el diseño es convincente desde el punto de vista espacial, ya que articula la lógica del agua y logra crear un entorno público dignificado y atractivo en una zona que carece de infraestructura básica y donde el metro de espacio público por habitante es de 1.13 metros cuadrados.

El proyecto involucra directamente a las personas con el agua mediante la comprensión de su ciclo y las potencialidades que el paisaje tiene para regular las tormentas y tratar las aguas residuales. El programa se desarrolla junto con la comunidad circundante a través de un modelo de diseño participativo.

La inversión en el proyecto es de 250 millones de pesos, que serán aportados por la delegación Iztapalapa y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y beneficiará particularmente a las colonias pobres cercanas de la Sierra de Santa Catarina.