Recientemente al jefe de gobierno de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, se le vio muy bien acompañado en los eventos del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza). Reuniones con la canciller alemana Ángela Merkel; el fundador de Microsoft, Bill Gates; el primer ministro canadiense Justin Trudeau; o Sheryl Sandberg, directora ejecutiva de Facebook. Lo claro es que la agenda de Rodríguez Larreta fue la misma del presidente argentino Mauricio Macri, para quien es uno de sus hombres de mayor confianza y un sucesor natural.
Rodríguez Larreta comenzó a trabajar con Macri en 2002 en la fundación y estructuración del partido político Compromiso para el Cambio y hoy conocido como PRO, movimiento del cual sería su vicepresidente desde finales de 2003. Fue jefe de campaña en 2005, cuando Mauricio Macri obtuvo el triunfo como cabeza de lista de los diputados de la ciudad de Buenos Aires; en 2007 cuando Macri fue electo Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; y en 2011, cuando Macri obtuvo su reelección como alcalde.
Pero Rodríguez no se estrenó con Macri en la política. Es un hombre de un dilatado recorrido público. Trabajó para el gobierno del presidente Carlos Menem desde 1995, primero como gerente general de la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social), luego como subsecretario de Políticas Sociales en la Secretaría de Desarrollo Social en 1998 y ese mismo año como director del Foncap, entidad encargada del otorgamiento de microcréditos a microempresas.
También fue colaborador del gobierno malogrado del presidente Fernando de la Rúa. En el año 2000 fue designado interventor del Programa de Atención Médica Integral; luego fue designado presidente del IPS (Instituto de Previsión Social) de la provincia de Buenos Aires y a finales del año 2001 fue nombrado director general de la DGI (Dirección General Impositiva). De su paso por estas posiciones públicas tiene investigaciones que aún no han sido cerradas por la justicia, por supuesto favoritismo a empresas privadas y presunto mal manejo de fondos públicos.
Rodríguez Larreta ganó en 2015 las elecciones para ser alcalde (jefe de gobierno) de la ciudad de Buenos Aires. Desde allí ha dado continuidad a las políticas trazadas con Mauricio Macri en la metrópolis. Se le reconoce como un hombre de poco carisma pero de alta capacidad ejecutiva.
Su gobierno ha sido de permanente rendición de cuentas. Puntos de su gestión sobresalientes han sido hasta ahora la reducción a la mínima expresión de los baches o huecos existentes en las vías, el fortalecimiento de la fuerza policial de la ciudad, al punto de lograr, de manera coordinada con el gobierno central, la aprobación de la Ley de Seguridad Pública Integral, que creó un departamento propio de policía para Buenos Aires con 25 mil oficiales; y en temas de movilidad, han sido notorias la reducción del tiempo promedio entre las formaciones del subte en hora pico y la construcción de Paseo del Bajo, un megaproyecto que pretende desahogar el tráfico de la ciudad.
Pero también se señala al gobierno de Rodríguez Larreta de no sintonizarse del todo con las necesidades de los porteños. Por ejemplo, según el seguimiento hecho por el diario La Nación al cumplimiento de compromisos en 2017, las quejas de los habitantes de Buenos Aires respecto de la vida en la ciudad se concentraron principalmente en cuatro temas: transporte, alumbrado, estacionamiento y veredas, Sin embargo, el grueso de los requerimientos en estos asuntos no han sido resueltos por el gobierno. A pesar de ello, para agosto de 2017, Rodríguez Larreta tenía un nivel de aprobación de 50,9 % según encuesta de la consultora Grupo de Opinión Pública.
Pero dicha imagen favorable del alcalde de Buenos Aires viene sufriendo un revés por cuenta de la imagen negativa creciente del gobierno de su jefe político, Mauricio Macri. La más reciente encuesta hecha por la consultora Synopsis y publicada por el diario Clarín en enero de este año muestra cómo la calificación al desempeño del presidente bajó del 51,6%, récord de noviembre luego del triunfo electoral en las legislativas, a 38% en enero. Es la caída más abrupta desde que Synopsis hace la medición, en marzo de 2016.
Horacio Rodríguez Larreta parece ser el sucesor natural de Macri a la presidencia, pero lo único cierto es que si el presidente no tiene una gestión destacada al frente del gobierno difícilmente habrá sucesión. El alcalde de Buenos Aires también tendrá que disputar esa hipotética posición de privilegio en el partidor con la actual gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, una mujer con un enorme carisma y que también debe hacer bien las cosas para mantener la hegemonía del PRO en una provincia clave para cualquier contienda política. El tiempo dirá por quién de los dos se inclina la balanza.