Desde hace cuatro años, un grupo de cuatro jóvenes creó el colectivo Intrépidas: mujeres al volante, para cambiar las costumbres machistas de Cuernavaca frente a la bici y fomentar la autonomía femenina en las calles. Esta es su historia en el FMB7 de Lima.
Ellas lo saben: si eres una chica cuernavacense y te quieres montar en una bici, es muy, muy factible que te califiquen de marimacha. En el mejor de los casos si hay una bicicleta en casa, la podrán usar los hombres pero no tú. Y no habrá explicación alguna para esa discriminación. Incluso ahondarán en mitos como que si montas en bici puede que pierdas la virginidad o tu capacidad reproductiva se vea deteriorada cuando no dañada.
Y debías darte por bien servida si te daban esas respuestas, a otras ni les daban explicación.
Eso fue lo que Rubí Espinal García, licenciada en Administración de Empresas y activista por el uso de la bicicleta, y varias de sus amigas, descubrieron hace cerca de seis años cuando les empezaron a preguntar a las mujeres de Cuernavaca, la ‘Ciudad de la Eterna Primavera’ en México, por qué no usaban la bicicleta como medio de transporte o al menos como elemento recreativo.
Desde ese momento supieron que se enfrentaban no solo a una ciudad con una topografía que va desde los 1.380 a los 1.800 metros, tendida sobre intensas colinas que retan a los ciclistas y además desprovista de cicloinfraestructuras o ciclovías; sino a una cultura llena de prejuicios contra la amistosa y sostenible bici: tendrían que ser intrépidas para cambiar ese estado de cosas.
“Iniciamos con este proyecto cuando nos juntamos con un grupo de amigas y siempre nos hacíamos las mismas preguntas. Si en un grupo de 20 o 30 personas solo llegábamos las mismas dos, tres o cuatro mujeres. Comenzamos entonces a preguntarle a nuestras amigas, conocidas y familiares por qué no usaban la bicicleta y entonces nos encontramos con muchos factores”, dice Espinal tras su participación en el séptimo Foro Mundial de la Bicicleta (FMB7) de Lima, donde compartió su experiencia y trabajo en la promoción de las Bici-Escuelas.
Sin embargo, los retos de ‘Intrépidas al volante’ no se quedan allí en esa sumatoria de prejuicios, territorio quebrado y falta de infraestructura: hay dos problemas más y bastante críticos.
“Hay algo que hace que a lo mejor a las mujeres todavía nos cueste más trabajo montarnos a la bici, incluso algo que tenemos hombres y mujeres y es el miedo al tránsito, a una mala cultura Vial. Pero como mujeres tenemos un miedo extra que es el miedo al acoso”, denunció Espinal.
Con este listado de factores en la mano, Rubí Espinal y sus compañeras comenzaron a trabajar con un foco central: promover el uso de la bici con base en la autonomía de las mujeres cuernavacenses.
Una de las estrategias de empoderamiento es la Bici-Escuela en la que las mujeres aprenden a montar en bicicleta, ya que, como relata Espinal, esos mismos prejuicios impidieron que muchas no aprendieran a montar bici en su infancia o juventud y ahora de adultas requieren formar esa habilidad.
“Lo que nosotros hacemos es enseñar desde que ellas logren el equilibrio en la bici, que digan ya se andar en bicicleta pero también lograr transmitir una mejor cultura vial. Además de ello como mujeres tener la autonomía de no necesitar de alguien más ante la limitante de los retos mecánicos de la bici como cambiar un neumático ponchado y decir no puedo ir yo sola”, enfatiza la líder de ‘Intrépidas al volante’.
Estas habilidades de la Bici-Escuela se complementan con las actividades de los Talleres de Mecánica Básica que desde lo simbólico también se refuerzan con mensajes como el hashtgag #actitudintrepida que representa la fuerza con que las mujeres de la capital del estado de Morelos, están cambiando el paradigma de esta urbe que junto a otros cinco municipios (Jiutepec, Temixco, Emiliano Zapata, Xochitepec, Ocuilan), forman una conurbación de más de 850.000 habitantes.
Pero el trabajo de las ‘Intrépidas’ no es una labor exclusivamente feminista así ese espíritu este allí. Además de la formación de las mujeres adultas, esa labor también se hace con niñas y niños y además hombres.
“Creemos que hay dos factores que hacen que los hombres no se acerquen aunque decimos que es abierto al público: y es porque somos un colectivo de mujeres, no se acercan a mujeres que les enseñe a montar en bici. Y es que a los hombres les da temor decir que no saben montar en bici, les es vergonzoso. A ellos les hacen bullying por no saber”, dice Espinal advirtiendo que a estos conceptos limitantes es que se enfrentan en la promoción de la bicicleta.
La “intrépida” Rubí Espinal García destaca con satisfacción que están sembrando en todos los sentidos, especialmente con los niños, con la cultura vial, rompiendo paradigmas machistas, costumbres, prejuicios. Recuerda que hace pocos años a las actividades que convocaban solo asistían 10 mujeres pero ese número alcanza ya más de 200 intrépidas que siguen buscando autonomía y que hasta los hombres se liberen de prejuicios a través de la bicicleta.