Jóvenes y su papel en la transformación de la ciudad

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LA Network
21 octubre, 2016 - Alianzas y Comunidades

Cada vez más apáticos con la política, más ensimismados en sus asuntos vitales, es urgente que la juventud empiece a entender su papel en la transformación de las urbes. Pero es necesario que sean acompañados y sobre todo, tenidos en cuenta. Dialogamos con un líder de juventudes sobre este tema clave.

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Francisco Sequeira Rankin, en Hábitat III dio a conocer aspectos importantes de su participación en el proceso que vive el régimen autonómico de la costa caribe de Nicaragua

Francisco Sequeira Rankin es un estudioso de las juventudes como actor social emergente. En Hábitat III dio a conocer aspectos importantes de su participación en el proceso que vive el régimen autonómico de la costa caribe de Nicaragua, considerado uno de los sistemas de gobierno más avanzados en Latinoamérica. Con LA Network habló sobre el papel de la juventud en la transformación de la ciudad, a raíz de la adopción de la Nueva Agenda Urbana.

-Entre los muchos retos que se derivan de la Nueva Agenda Urbana, ¿cuáles destacaría?

-Fortalecer la participación juvenil y la construcción de ciudadanía en adolescentes y jóvenes.

–¿Cómo hacerlos partícipes en la transformación de la ciudad?

-Ése es un tema muy interesante hoy, aunque la participación juvenil no es un tema nuevo sino que ha estado sobre el tapete internacional desde la primera conferencia sobre juventud en 1982. Pero, lo que realmente implica la participación de adolescentes y jóvenes es un cambio en el sistema político, tanto en términos normativos como en términos culturales. Porque para el adulto político que se ha labrado la vida en los partidos o siendo candidatos a los diferentes cargos públicos de gobierno, es muy fácil seguir haciendo lo mismo, es muy fácil mirar cómo ascender y cómo puede administrar el poder político en su propio beneficio, y no necesariamente en lograr incluir a otros grupos que no tienen voz. Y eso tiene que ver con un elemento cultural sobre nuestra concepción de lo que es la democracia, de cómo se logra la participación y de para qué es la participación.

-¿Y hacia dónde orientar la participación?

-Considero que la participación de adolescentes y jóvenes no es solamente un tema de derechos. La participación es un medio para el desarrollo humano.

-¿De qué debe estar convencido un joven para asumir la participación no como una obligación sino como un compromiso cívico y ético?

-Los jóvenes participan no porque les sobre tiempo, sino porque consideran que ellos tienen la capacidad, la posibilidad, la oportunidad y el poder para incidir ante sus autoridades locales y aportar un granito de arena a la ciudad que ellos quieren ver, a la ciudad en que ellos quieren vivir, a la ciudad que ellos quieren construir.

-Algo que no se da muy fácil en las sociedades latinoamericanas.

-Lograrlo desafía muchos tabúes. Desafía todos los patrones adultistas y verticales en términos de relaciones generacionales a las que estamos acostumbrados. Por ejemplo el tabú de que un adolescente de dieciséis años no le puede decir al alcalde que se requieren luminarias en algún sector de la ciudad porque eso propicia la inseguridad. Nuestras sociedades latinoamericanas están muy acostumbradas a que los niños y los adolescentes deben respetar al adulto y que si se dirigen a ellos a reclamarles algo les están faltando al respeto. Lo contrario de eso es uno de los elementos más importantes de nuestra experiencia en Nicaragua.

-¿Qué capacidades deben desarrollar nuestras sociedades para desterrar esos tabúes?

-La implementación de la Nueva Agenda Urbana es un desafío grande que no solo tiene que ver con que exista como agenda, o que exista como una declaración con principios muy útiles o muy importantes. A nivel local implica que haya un verdadero compromiso con la formación de la juventud. Desde una perspectiva de los movimientos sociales se entiende que hay que desafiar el statu quo y generar procesos de lucha, para así reivindicar y construir la participación de otros grupos. Pero eso no es solo un desafío para la ciudad o los gobiernos locales, es también un desafío para los movimientos comunitarios y sociales. Lo importante es lograr estrategias para que la juventud esté en aquellos espacios donde está el poder político y pueda incidir en la toma de las decisiones. Lo mismo hay que decir para las personas con discapacidad frente a las cuales las ciudades tienen una deuda enorme en términos de infraestructura, en términos de reconocimiento, en términos de derechos, en términos de inversión pública.

-¿Qué clase de estrategias, por ejemplo?

-Estrategias por fuera del sistema político, como por ejemplo las estrategias de los movimientos sociales. Porque el sistema político con una Nueva Agenda Urbana no va a cambiar. El sistema político y las formas de hacer política a nivel local no se van a transformar con unas conferencias de Hábitat III o con una conferencia sobre juventud.

¿Hay prioridades para la participación de los jóvenes con respecto a la Nueva Agenda Urbana?

-Es muy importante todo el tema de ciudades incluyentes, ciudades equitativas y ciudades participativas. Yo me llevo de Hábitat III en Quito esos tres temas y regreso a Nicaragua a buscar cómo trabajar con chavalas y chavales los temas para el 2030 y del 2040 a partir de esos tres principios. Puede haber otros temas, por supuesto, pero quedémonos con los tres mencionados para priorizar, focalizar e integrar aquellos principios y elementos que son importantes y válidos para los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil. Creo que ahí es donde está realmente el elemento movilizador.