El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reunió en un webinar a expertos para determinar el panorama latinoamericano de intervención en los asentamientos informales. La emergencia se supera, según conclusiones, involucrando a la comunidad y aprovechando la crisis para el cambio.
Desde la advertencia del arquitecto chileno Alejandro Aravena sobre la bomba social que se puede estar gestando debido al aislamiento de las comunidades en los barrios informales de Latinoamérica, hasta el llamado de la líder barrial y hoy Secretaria de Integración Socio Urbana del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de Argentina, Fernanda Miño, de que se incorpore a las comunidades de estos sectores a las acciones de atención de la pandemia; fueron las voces escuchadas este jueves a través del webinar realizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ‘Respuestas para la ciudad informal en tiempos COVID-19: ¿qué hacemos donde las soluciones tradicionales no funcionan?’.
La reunión, que fue moderada por Tatiana Gallego Lizón, Jefa de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano, tuvo como invitados a Rahul Mehrotra, Decano Designado de la Facultad de Diseño y Director del Departamento de Urbanismo y Planificación de la Universidad de Harvard; Sebastião Bruno, Secretario de Infraestructura, Vivienda y Conservación de Río de Janeiro; y a los alcaldes de Barranquilla y Lima, Jaime Pumarejo y Jorge Muñoz, respectivamente; además de los citados Aravena y Miño.
Para los expertos, la crisis sanitaria generada por la pandemia de COVID-19, vista desde la perspectiva de los barrios informales de la región, requiere de soluciones prontas e innovadoras que permitan aliviar las desigualdades y carencias a las que están sometidas estas comunidades: no es lo mismo lavarse la manos en una villa, favela o tugurios, que en la ciudad dotada de los servicios públicos; no es lo mismo afrontar la cuarentena en un departamento de una unidad residencial que en una estrecha vivienda con siete o más habitantes.
En este sentido, para el arquitecto chileno Aravena, ganador en 2016 del Premio Pritzker, principal premio de arquitectura en el mundo y académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile; la situación actual tiene elementos similares a los que generaron el terremoto, el tsunami y las recientes protestas sociales en su país. Ante ello, la pandemia no puede verse sino como una oportunidad. “Por mucho que sea un cliché, la ventana de oportunidad que representa no separar estas amenazas (desastre natural, estallido social y pandemia) sino tratarlas de manera conjunta. Ventana que está asociada a la disposición de la sociedad civil a que se tomen medidas extraordinarias que, en circunstancias normales, difícilmente se tomarían”.
Aravena llamó a realizar intervenciones urgentes para suministrar los servicios básicos, especialmente el agua, y de manera más pausada, intervenir en los asentamientos informales para generar una “porosidad” en la densidad característica de estos sectores, es decir viviendas más espaciadas para favorecer la distancia sanitaria necesaria.
Por su parte, el también arquitecto Rahul Mehrotra de la Universidad de Harvard, invitó a expertos y tomadores de decisiones a implementar una visión que ubique los retos y las soluciones en el corto, mediano y largo plazo.
“Con un propósito de simplicidad, sugiero mirar esto en una escala temporal”, indicó Mehrotra, quien explicó que en el corto plazo la urgencia es el agua e integrar su suministro a un concepto más integral de sanidad, es decir incluir la recolección de residuos sólidos, el alcantarillado y no verlos como elementos separados. Agregó que en el mediano plazo se deben abordar las soluciones económicas de la crisis debido “a que a los habitantes de barrios informales se les ha prohibido ganar su sustento”, por lo que propone una fuerte consolidación de las estrategias virtuales de ingreso “porque vendrán formas de trabajo que nos dejarán atónitos y ello desde el hogar”.
Y en el largo plazo, sugirió la reordenación de las ciudades desde el punto de vista de la “vivienda adecuada”, concepto en el que enfatizó la diferencia con “vivienda asequible” y que complementó recomendando un trabajo metropolitano para distribuir los territorios: “si no lo hacemos ofreceremos soluciones miopes”.
Mehrotra destacó también la guía publicada por el BID para barrios informales y que fue resumida por LA Network (¿Y cómo atender la pandemia en los asentamientos o barrios informales?), como una excelente herramienta e instrumento para tomar decisiones en los barrios informales.
Los alcaldes Pumarejo y Muñoz se refirieron a los distintos programas que han implementado para llevar alimentos a las comunidades más vulnerables, en el entendido de que este es un punto crítico de la emergencia. De igual manera las medidas y acciones que han tomado para aliviar la falta de vivienda en sus ciudades, guardadas las diferencias. En este sentido el alcalde Jorge Muñoz señaló que para cualquier solución para barrios informales hay que pensar que Latinoamérica es predominantemente informal: “Tenemos entre un 50 % y un 70 % de informalidad en Lima” y por ello implementó el programa ‘La casa de todos’ que ofrece alojamiento a población vulnerable. Por su parte el alcalde Pumarejo, indicó que un reto para su ciudad fue la inclusión en las bases de datos de la población de los barrios informales, trabajo en el que tuvieron que responder de manera rápida y lograr así hacer llegar las ayudas más urgentes.
Desde Brasil, Sebastião Bruno, Secretario de Infraestructura, Vivienda y Conservación de Río de Janeiro, indicó que son 1.300.000 personas las que viven en asentamientos informales incluidas las favelas. Como solución a la pandemia y la alta densidad de estos sectores, señaló que una de las primeras medidas fue disponer de 1 000 cuartos de hoteles para aislar a población vulnerable como los adultos mayores (más de 65 años) y la construcción de un hospital en tiempo récord -menos de un mes- y que tendrá 500 camas disponibles. Agregó la creación de un comité de crisis que se reúne diariamente y que es liderado por el alcalde que aborda entre otros temas cruciales, buscar soluciones en el aspecto económico y mantener un mínimo de actividad que sustente el ingreso básico.
Finalmente, Fernanda Miño, desde Buenos Aires y de quien indicó Tatiana Gallego Lizón, Jefa de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del BID, “sigue viviendo en el barrio La Cava” (asentamiento informal); expresó que las medidas de hoy “no son la solución solamente para salir de la pandemia sino también para la crisis social de todos los barrios populares. Tiene que ver con el trabajo y la planificación de las pequeñas y medianas obras para lo urgente y la planificación a largo plazo, pues en la medida que las organizaciones de los barrios puedan acompañar a los vecinos y armar su propio método y planificación de trabajo, esto va a perdurar en el tiempo”.
Miño, actualmente Secretaria de Integración Socio Urbana del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de Argentina; enfatizó en que hay que trabajar en la desnaturalización de que la informalidad es un destino que no se puede alterar y trabajar conjuntamente en reiterar el derecho a la ciudad, ello con base en la organización y participación de las comunidades.