Los incendios que se produjeron en la Amazonia brasileña este verano no fueron ‘normales’, evidencia una investigación de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), refutando así lo señalado por el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.
Los impresionantes incendios de este año en la región del Amazonas recibieron la atención del mundo el pasado verano. Sin embargo, las preocupaciones internacionales planteadas en ese momento fueron contrarrestadas por el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro, que afirmó que la situación era «normal» y «inferior al promedio histórico» en esa región.
Pero un equipo internacional de científicos acaba de señalar en un informe que el número de incendios activos en agosto fue en realidad tres veces mayor que en 2018 y el número más alto desde 2010.
Y aunque los incendios en el Amazonas pueden ocurrir de varias maneras, los científicos muestran que existe evidencia sólida para vincular los aumentos de este año con la deforestación.
Los investigadores usaron evidencia recopilada del sistema de detección de deforestación DETER-b del gobierno brasileño, que calcula la deforestación mediante la interpretación de imágenes tomadas por satélites de la NASA.
Esto muestra que la deforestación en julio de este año fue casi cuatro veces el promedio del mismo período en los tres años anteriores. Esto es importante ya que la deforestación casi siempre es seguida por fuego.
El profesor Jos Barlow, autor principal de esta investigación, afirmó que «la marcada recuperación en los conteos de incendios activos y la deforestación en 2019 por lo tanto refuta las sugerencias del gobierno brasileño de que agosto de 2019 fue un mes normal de incendios en la Amazonia».
Las llamas de agosto ocurrieron en un momento sin una fuerte sequía. Las sequías pueden proporcionar condiciones favorables para la propagación de incendios provocados por el hombre. Los científicos también muestran que las columnas de humo “enormes” que llegaron a la atmósfera y que fueron capturadas por las imágenes de los medios, solo pudieron haber sido causadas por la combustión de grandes cantidades de biomasa.
Los investigadores reconocen que la cantidad de incendios activos disminuyó en septiembre en un 35 por ciento. Aunque dicen que no está claro si esa caída se debe a las lluvias o la moratoria de dos meses del presidente Bolsonaro dada sobre los incendios.
Las imágenes de DETER-b muestran que la deforestación continuó a un ritmo muy superior al promedio en septiembre, a pesar de la moratoria del presidente.
Erika Berenguer, una investigadora brasileña afiliada a la Universidad de Lancaster y la Universidad de Oxford, aseguró que «nuestro documento muestra claramente que, sin abordar la deforestación, continuaremos viendo que la selva tropical más grande del mundo se convertirá en cenizas. Debemos frenar la deforestación».
«Durante la última década, Brasil ha sido un líder ambiental, demostrando al mundo que puede reducir con éxito la deforestación. Es imprudente desde el punto de vista económico y ambiental revertir esta tendencia», añadió Berenguer.