La organización no gubernamental TECHO estuvo presente en las discusiones sobre la implementación de la Nueva Agenda Urbana que se dieron en días pasados en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas. Dialogamos con Luis Bonilla, su director operativo, para conocer en detalle sus propuestas y reflexiones frente al siguiente paso que debe darse en esta implementación. Mayores mecanismos de participación y conexión con los Objetivos de Desarrollo Sostenible son prioritarios para la organización.
TECHO es una organización no gubernamental presente en Latinoamérica, que busca superar la situación de pobreza que viven millones de personas en los asentamientos informales, a través de la acción conjunta de las personas que allí residen y jóvenes voluntarios. Latinoamérica tiene hoy cerca de 110 millones de personas que viven en este tipo de asentamientos, por lo que el trabajo de la entidad es amplio y complejo.
TECHO está presente en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, y cuenta con una oficina en EEUU.
Dialogamos con Luis Bonilla, director operativo de la organización, sobre los planteamientos hechos por ellos en el foro que sobre la implementación de la Nueva Agenda Urbana que se desarrolló en la Asamblea de las Naciones Unidas y también sobre la propuesta que hay en discusión de la reforma de ONU Hábitat.
¿Cuáles fueron las posturas de su organización en la Asamblea de Naciones Unidas y en relación con la Nueva Agenda Urbana?
Hemos hecho un llamado a tres cosas bien generales, pero que tienen impacto directo en lo que se está discutiendo: lo primero es rescatar un enfoque bien integral del hábitat en la Nueva Agenda Urbana. Se discutió mucho y apoyamos lo que el panel sostiene sobre que ya la dicotomía urbano-rural no da cuenta de la realidad de los procesos de hábitat en el mundo ni en América Latina, en particular. América Latina es la región más urbanizada, pero ya no podemos solo hablar de una dicotomía entre urbano y rural para hablar del hábitat, se requiere el reconocimiento de otras contradicciones dicotómicas que existen en los procesos de urbanización como son el crecimiento económico con desigualdad y persistencia a la pobreza, como son la globalización con exclusión social de los ciudadanos, como son el proceso de expansión económica con deterioro medioambiental; entonces, ese enfoque integral del hábitat supera la dicotomía urbano-rural y no debe dejar de abordar estas contradicciones.
¿También enfatizan ustedes en la necesidad de integrar la totalidad de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a la Nueva Agenda Urbana?
Así es. Nosotros abogamos por un enfoque plural del desarrollo sostenible y en ese sentido es para nosotros muy importante retomar el tema de la vinculación directa entre la Nueva Agenda Urbana y los Objetivos de Desarrollo Sostenible en su integralidad, no exclusivamente el Objetivo 11 (Ciudades y Comunidades Sostenibles), que si bien lo incluye y que es el que más directamente tiene que ver con los temas de hábitat e infraestructura, nos debe servir para entender que el desarrollo de la ciudad como algo sostenible incluye también los objetivos que tienen que ver con la desigualdad, con el acceso a los servicios básicos, con la eliminación de la pobreza, con el acceso a la justicia, entre otros. Ese desarrollo sostenible tiene que surgir en las visiones de los ciudadanos, de los pueblos originarios, de los distintos grupos como jóvenes, mujeres, etc, y que no tiene que ser, de alguna manera, centrado en una visión de desarrollo occidental, sino que el desarrollo sostenible puede ser plural.
Y un tercer elemento de reflexión de TECHO es la participación. Háblenos de eso
Se discutió bastante por las distintas organizaciones sociales que estuvimos presentes en las reuniones en la necesidad de ampliar los enfoques de participación. La Nueva Agenda Urbana debe ser implementada no solo desde un proceso coordinado por los gobiernos nacionales. Se ha resaltado mucho la necesidad de fortalecer el papel de los gobiernos locales y eso nosotros creemos que se tiene que acompañar con la necesidad de fortalecer los espacios de participación de las organizaciones sectoriales, movimientos populares y también con la participación de los ciudadanos. ¿A qué nos referimos con esto? A que la Nueva Agenda Urbana tiene que llegar a ser parte de la vida común de la gente, de la vida cotidiana de los ciudadanos y si nosotros no logramos, como interesados en la implementación de la Nueva Agenda Urbana, que sea parte de la vida corriente de las personas de América Latina y del mundo, difícilmente vamos a lograr un sentido de apropiación o un sentido de implementación colectiva.
¿Qué lectura hace usted en particular de la propuesta de transformación de ONU Hábitat y la eventual creación de UN Urban?
Algunas cosas se retoman de todo esto que he mencionado en el proceso de reforma de ONU Hábitat. Sobre la mesa está la propuesta de creación de UN Urban como un mecanismo plural de interacción entre las distintas agencias que trabajan sobre el tema urbano y nuestra lectura como observadores de la reunión es que los estados no apoyaron esta iniciativa. Tenemos claro desde nuestra perspectiva que la propuesta evita crear más burocracia en la implementación de la Nueva Agenda Urbana, lo cual a nosotros nos parece positivo, pero sí consideramos que es importante que se fortalezcan y se aumenten las competencias de ONU Hábitat, o sea, consideramos que el proceso de implementación de la Nueva Agenda Urbana pasa necesariamente por tener una mejor agencia que toque los temas de hábitat y encargada de ser el punto focal de los temas de hábitat. Eso requiere necesariamente de que esta agencia, ONU Hábitat, tenga la capacidad de articular alrededor de los temas de hábitat al resto de organizaciones y agencias de Naciones Unidas, al sistema de Naciones Unidas en general. Nuestra posición es fortalecer ONU Hábitat y dentro de los puntos de fortalecimiento aumentar su capacidad de articular con el sistema general de Naciones Unidas. Pero eso no consideramos que es lo único que habría que hacer, eso es una de las partes, por lo que también apoyamos en este proceso de fortalecimiento la reforma en la gobernanza de ONU Hábitat. El panel de expertos recomienda, por ejemplo, una membresía universal donde sean todos los estados de Naciones Unidas los que sean miembros de ONU Hábitat y eso nos parece que es positivo, que no tiene que estar cerrado como está actualmente a un grupo de países o a un grupo de estados, pero por otra parte sí recomendamos que se tiene que abrir la gobernanza también a otros actores como las organizaciones sociales, las organizaciones populares y las organizaciones internacionales que también podemos colaborar en los procesos de toma de decisión para la implementación de la Nueva Agenda Urbana y de hábitat en general.
¿Su propuesta es meterle más ciudadanía?
Así es. Hablar de la representación de la ciudadanía no es hablar exclusivamente de los estados. Es claro que la representación de la ciudadanía pasa por los estados necesariamente, pero también pasa por los gobiernos locales, pasa por los gobiernos provinciales, pasa por las organizaciones sectoriales, y por las organizaciones internacionales y el sistema de gobernanza de Naciones Unidas y de ONU Hábitat tiene que dar ese salto en la reforma de la gobernanza.
¿Qué otras aspectos vieron relevantes de esta reforma de ONU Hábitat?
Coincidimos con el panel de expertos en el llamado a que se mantenga ONU Hábitat en el sur global. Nosotros consideramos de que el hecho de que ONU Hábitat sea una agencia de la ONU que esté en un país del sur es algo que le da una perspectiva de amplitud de visión sobre lo que son los problemas del hábitat y de la ciudades, que no están necesariamente centradas en lo que pasa en Europa o lo que pasa en Estados Unidos, sino en lo que pasa en la mayoría de ciudades del mundo que están en el sur global y en donde se enfrenta la mayor parte de los desafíos. Entonces necesitamos una agencia o un punto focal de implementación de la Nueva Agenda Urbana que esté vinculada directamente con las problemáticas que pasan en el sur global y eso nos parece positivo y tendrían que reforzarlo. Nosotros hacemos el llamado que se hizo en el panel de stakeholders -donde nos decían que la Nueva Agenda Urbana no se puede implementar con programas diseñados desde Nueva York-, nosotros consideramos que la Nueva Agenda Urbana se debe implementar desde la gente y tener a una ONU Hábitat más cercana a donde estamos la mayoría del mundo es un paso para eso.
Por último, ¿qué cree que está haciendo falta para que arranque la implementación de la Nueva Agenda Urbana?
Bueno, sí, eso es un tremendo desafío pero lamentablemente es el desafío más urgente que tiene la Agenda Urbana Mundial porque entre más tiempo pase va a ser más difícil iniciar un proceso de implementación, porque van saliendo otros acuerdos, porque va quedando atrás el recuerdo de lo que fue, va perdiendo ese impacto, y es uno de los puntos más importantes. Yo te diría que probablemente son tres cosas claves: hacer más estrecho, más integral y más operativo el vínculo que tiene la Nueva Agenda Urbana con la Agenda 2030, con la Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, poder evaluar la Nueva Agenda Urbana a través de los indicadores, las metas y los compromisos que se establecieron y que son vinculantes para los estados firmantes de la agenda 2030. La otra parte y en el caso latinoamericano, es que los distintos actores que estamos interesados y motivados con la implementación de la Nueva Agenda Urbana podamos presentar a los estados latinoamericanos un plan de acción regional que sea adaptable a las necesidades locales, que sea vivible y que nosotros podamos aportar también con la observación y el seguimiento, y esto es un deber que tienen que hacer en conjunto los organismos internacionales, con las organizaciones de estado, como las organizaciones internacionales como nosotros. Y tercero, yo creo que se tiene que hacer un trabajo muy fuerte de llevar los compromisos de la Nueva Agenda Urbana a la vida cotidiana de la gente; nosotros tenemos que hacer nuestra, los ciudadanos latinoamericanos, tenemos que hacer nuestros los compromisos de la Nueva Agenda Urbana y no basta solo en el sentido de conocerlos, sino de entender que también pasa por nuestra responsabilidad pedir a los estados acciones concretas, realizando nosotros acciones concretas y monitoreando nosotros la implementación. Esto va a asegurar que esto sea no solamente una agenda más cercana sino una agenda real.