La teoría del caos con los vehículos autónomos

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LA Network
8 febrero, 2019 - Movilidad

El investigador estadounidense Adam Millard-Ball es el primero en analizar el impacto combinado de los costos de estacionamiento y los vehículos autónomos en los centros de las ciudades. Su teoría es simple: evitar el pago de estacionamiento aumentará la congestión.

La teoría del caos con los vehículos autónomos
Es claro que el escenario de embotellamiento alimentado por robots está a la vuelta de la esquina, ya que los vehículos autónomos se convertirán en algo común en los próximos años.

Si cree usted que el tráfico en los centros de las ciudades es malo actualmente, solo espere hasta que aparezcan los vehículos autónomos, paseándose por ahí, dando vueltas para evitar pagar las altas tarifas de estacionamiento que muchas ciudades tienen en sus centros urbanos.

Por lo menos, esta es la teoría que expone Adam Millard-Ball, profesor asociado de estudios ambientales de la Universidad de California, Santa Cruz, en lo que supone un primer estudio de este tipo que analiza el impacto combinado de los costos de estacionamiento y los vehículos autónomos en los centros de las ciudades, donde el costo y la disponibilidad de parqueaderos son la única herramienta que restringe efectivamente los viajes en auto.

«Los precios de estacionamiento son los que hacen que las personas dejen de usar autos y se pasen al transporte público, pero los vehículos autónomos no tienen necesidad de estacionarse. Pueden moverse sin pagar parqueo», señaló Millard-Ball. «Tendrán todos los incentivos para crear el caos», agregó.

Es claro que ese escenario de embotellamiento alimentado por robots está a la vuelta de la esquina, ya que los vehículos autónomos se convertirán en algo común en los próximos años.

Para sustentar su investigación, Millard-Ball utilizó la teoría de juegos y un modelo de simulación de tráfico en una ciudad como San Francisco. En el mejor de los casos, explica el investigador, la presencia de tan solo 2 000 autos que conducen por cuenta propia en el centro de esa ciudad, reducirá la velocidad del tráfico a menos de 2 millas por hora.

«Solo hace falta una minoría para estropear las cosas», añadió, recordando la congestión causada en los aeropuertos por los conductores que cruzan el área de arribo de viajeros para evitar pagar el estacionamiento: «Los conductores irían lo más lentamente posible para no tener que pagar. Darían la vuelta de nuevo.”

«Incluso cuando se toma en cuenta la energía, la depreciación, el desgaste y el mantenimiento, la velocidad media cuesta aproximadamente 50 centavos por hora, inclusive eso es más barato que estacionar en una ciudad pequeña», explica Millard-Ball.

La regulación también se queda corta porque «es difícil regular la intención. Puede aprobar una ley que diga que es ilegal conducir más de 10 minutos sin un pasajero, pero ¿qué sucede si el automóvil está recogiendo un paquete?»

La teoría del caos con los vehículos autónomos
Adam Millard-Ball , investigador estadounidense

Solución: el cobro por congestión

Así como Adam Millard-Ball plantea la teoría del caos con el vehículo autónomo, también propone una solución para evitarlo: el cobro por congestión, que puede tomar diferentes formas, pero esencialmente equivale a una tarifa de usuario. En Londres, los conductores pagan una tarifa fija de 11.50 libras (aproximadamente 15 dólares) para ingresar al centro de la ciudad. Singapur y Estocolmo emplean modelos similares. Los modelos más sofisticados podrían cobrar por millas conducidas, o asignar diferentes tarifas a calles específicas.

Los economistas y los ecologistas están de acuerdo en que los cobros por congestión reducen efectivamente el embotellamiento y la contaminación, pero es una estrategia políticamente complicada porque aumenta la ira de los viajeros y usuarios de, que es donde Millard-Ball ve la oportunidad.

«Como política, los cobros por congestión son difíciles de implementar. El público nunca quiere pagar por algo que históricamente ha recibido gratis», dijo. «Pero ahora nadie posee un vehículo autónomo, por lo que no hay un distrito electoral organizado que se oponga a cobrar por el uso de las calles públicas. Este es el momento de establecer el principio y usarlo para evitar el escenario de pesadilla del embotellamiento total».

Además, agregó, los vehículos autónomos podrían estar equipados con dispositivos que les darían a los responsables políticos opciones para cobrar tarifas según la ubicación, la velocidad, la hora del día, incluso en qué carril se encuentra el vehículo.

«Las tarifas podrían servir para recaudar dinero para que las ciudades mejoren el transporte», afirmó. «La idea es hacerlo ahora, antes de que los vehículos autónomos se multipliquen», sentenció.