Las ciudades son los espacios más violentos para los colombianos en su edad más vital, de acuerdo con el informe anual forense.
Los homicidios en Colombia presentaron durante 2016 una reducción del 7,85% frente al 2015. Así lo reportó el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses en su informe preliminar de Lesiones Fatales Causa Externa 2016, en el que indicó que el año anterior se registraron 10.677 homicidios frente a los 11.585 de 2015.
“Las cifras son alarmantes si se comparan con países como Noruega, pero tenemos que valorar que hay una tendencia general a la baja que se ha mantenido durante los últimos años”, indicó Diego Sierra, Analista del Observatorio de Derechos Humanos del Instituto Popular de Capacitación, IPC.
Sin embargo, la reducción encierra un fenómeno preocupante para los expertos: la violencia tiene en la mira a los colombianos en su etapa más productiva y en especial a los jóvenes entre 20 y 24 años, los que más víctimas aportan a los indicadores fatales del año anterior, un factor que deja grandes interrogantes.
Ciudades: hostiles para la juventud
Por edades, el informe registra que en Colombia el grupo de hombres y mujeres entre los 20 y los 24 años, es el que más muertes puso en los indicadores: ellos, 2.114 personas representan el 19,8% de las muertes por causas externas en el país.
Y pese a la reducción general de las cifras, en el año anterior este grupo de colombianos también había ocupado el primer lugar en el listado de homicidios pues 2.332 jóvenes en esa edad, representaron el 20,15% de las víctimas de la violencia, centrada, según el informe, en las principales ciudades del país.
Al mirar las cifras para 10 de las principales ciudades del país (ver gráfico) esas urbes contribuyen como el escenario del 41,54% de los homicidios.
Más allá, al agregar 13 ciudades capitales e intermedias más al listado, las ciudades se llevan el negativo porcentaje de generar más del 50% de las muertes del país.
“Recordemos que el 75% de los colombianos viven en las zonas urbanas”, indica Max Yuri Gil, sociólogo e investigador social que destaca que ya desde finales de la década de los 80 se advertía sobre la concentración de la violencia en las ciudades.
Para el experto, causas como la presencia de grupos armados en disputa de recursos y territorios; los problemas de convivencia; el consumo de drogas y alcohol y la violencia intrafamiliar (especialmente contra las mujeres), son las principales causas de estas cifras.
Aunque el informe no aborda las posibles causas de los homicidios, según Medicina Legal las víctimas por delincuencia común registradas oficialmente son 140. Los miembros de bandas criminales muertos ascienden a 93; los integrantes de grupos armados al margen de la ley caídos son 94 (ELN, FARC y otras guerrillas) y los miembros de las Fuerzas Armadas asesinados fueron 158.
Ahora, ampliando el rango, los colombianos que más están muriendo por causas violentas son en su mayoría los que viven su etapa más productiva. Para los grupos Juventud (18 – 28) y Adultez (29 – 59), la cifra es alarmante para los analistas: 9.529 decesos violentos. Es decir, nada menos que el 89,2% del total de homicidios.
“Ese rango de edad es el ciclo vital. Ello significa que seguimos matando la juventud. ¿Cuáles son las políticas para las juventudes en el país? ¿Quiénes están construyendo las políticas? ¿Los mismos jóvenes o lo hacen los adultos y no corresponde con los contextos adecuados?”, reclama Sierra.
Este aspecto esta correlacionado con otra de las variables del informe preliminar del Instituto de Medicina Legal y tiene que ver con los niveles de escolaridad: la mayoría de víctimas (6.001) solo alcanza los niveles de primaria y secundaria, incluso solo la secundaria baja.
Para el analista Diego Sierra, es un llamado de atención al Estado, a la sociedad sobre las inversiones en educación y empleo en el país.
“Hay que mirar la correlación con los niveles de ingreso. Los jóvenes de estratos uno, dos, tres con baja escolaridad, son los que están produciendo las grandes cifras de homicidios. Es un llamado de atención, la gente de universitaria, con maestría y doctorado no son los de las violencias”.