El propósito de los árboles en nuestras ciudades ha cambiado con el tiempo. Este propósito se ha ampliado y diversificado, ya que ahora sabemos más sobre las posibilidades y los beneficios que los árboles pueden brindar a una ciudad.
Autores: Sebastian Birgersson – Mikel Sáez De Vicuña
Los seres humanos siempre han encontrado inspiración en la naturaleza. Los árboles, por ejemplo, han estado presentes en nuestras ciudades a lo largo de la historia, desde el Imperio Romano hasta la planificación urbana actual. Sin embargo, el propósito de los árboles en nuestras ciudades ha cambiado con el tiempo. Este propósito se ha ampliado y diversificado, ya que ahora sabemos más sobre las posibilidades y los beneficios que los árboles pueden brindar a una ciudad.
Según el ingeniero romano Vitruvio (80-15 a.C.), los árboles fueron la fuente de inspiración para las columnas y columnatas. Siglos más tarde, en el siglo XIX, los urbanistas estadounidenses se inspiraron en las columnatas, pero en lugar de estas, promovieron calles arboladas. Esta tendencia también formó parte de un movimiento más amplio: el movimiento pastoral urbano romántico. Los defensores del movimiento argumentaban que llevar atributos rurales como los árboles a la ciudad era una forma de crear un espacio tranquilo para los ciudadanos, lo que podría reducir su estrés en la, de otro modo, intensa ciudad.
Hoy en día, los árboles nunca han sido tan importantes para nuestras ciudades. Los necesitamos. Y no solo por sus efectos positivos en la reducción del estrés o por sus atributos estéticos, sino también por varias otras razones. Sobre todo, para mitigar los efectos de la actual crisis climática. Los árboles absorben CO2, pero también tienen la fascinante capacidad de reducir la temperatura en la ciudad y prevenir la formación de islas de calor urbanas simplemente con su existencia.
Un estudio realizado por la Universidad de São Paulo encontró que los árboles pueden reducir las temperaturas en áreas urbanas hasta en 2-8 grados Celsius, dependiendo de la densidad y el tipo de vegetación (Universidade de São Paulo, 2022). Además, en la Ciudad de México, se ha demostrado que las áreas con abundante cobertura arbórea son hasta 7 grados Celsius más frescas en comparación con áreas sin vegetación (Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, 2020). En Buenos Aires, Argentina, la implementación de corredores verdes ha resultado en una disminución de la temperatura ambiente en hasta 3 grados Celsius en los meses más calurosos (Universidad de Buenos Aires, 2019). Las ciudades que integran la biodiversidad en su planificación urbana no solo mejoran la calidad de vida de sus habitantes, sino que también aumentan su capacidad para enfrentar desafíos climáticos y ambientales. La biodiversidad en las ciudades requeriría la participación directa de sus habitantes. Si queremos que el espacio verde en las ciudades sea más que parques públicos y árboles al costado de las carreteras, debe haber espacio disponible para que las personas puedan plantar y cuidar los jardines. (Banco Interamericano de Desarrollo, 2024).
Además, los árboles contribuyen a un aire más limpio, reducen el ruido, mejoran la biodiversidad y pueden actuar como protección contra inundaciones. Hay varios ejemplos de esto en ciudades de todo el mundo. Por ejemplo, en Ámsterdam, Países Bajos y en Visby, Suecia, se han establecido y desarrollado redes verdes urbanas para mejorar la biodiversidad (y prevenir las islas de calor urbanas) en la ciudad. El objetivo de las redes verdes urbanas es crear áreas verdes conectadas con vegetación nueva y existente a través de la ciudad. Al hacerlo, insectos, aves y otras especies pueden prosperar sin ser demasiado molestados por la ciudad. Además, estas redes verdes urbanas también reducen la temperatura en la ciudad, el ruido y la contaminación del aire de mala calidad.
Para que los árboles en la ciudad puedan contribuir con sus servicios al máximo potencial posible, es crucial una gestión de árboles urbanos de alta calidad. Imaginen un nuevo equipo de gestión de árboles urbanos que tiene que empezar desde cero. ¿Qué es importante considerar? A continuación, se presentarán algunos ejemplos.
Selección de especies
En primer lugar, el equipo de gestión de árboles urbanos debe decidir qué árboles elegir para la ciudad. Puede sonar más fácil de lo que es, pero hay varios factores a considerar al elegir los árboles. Una buena idea es comenzar examinando lo que la ciudad en cuestión requiere. Factores importantes a considerar son, por ejemplo, cuánto CO2 puede reducir la especie de árbol. O, si la ciudad es caliente y lucha con problemas como las islas de calor urbanas, entonces se prefieren especies con copas más grandes. En un clima más cálido también sería prudente elegir un árbol que demande menos agua. Por ejemplo, en Providencia, una municipalidad dentro de Santiago de Chile, la gestión de árboles urbanos debe encontrar nuevas soluciones ya que la ciudad se está calentando debido al cambio climático. Las especies de árboles previamente utilizadas se están decayendo o incluso muriendo debido a las sequías y el equipo de gestión de árboles urbanos está ahora en una fase donde se ven obligados a buscar nuevas especies de árboles, especies que demanden menos agua. Este es un buen ejemplo de que los árboles que antes funcionaban en la ciudad ahora deben ser reemplazados por nuevas especies, especies que puedan enfrentar fácilmente un clima cambiante y más cálido. Además, las especies de árboles que son beneficiosas para la biodiversidad también son un factor importante.
El vivero de árboles
Un vivero de árboles que proporcione árboles a la ciudad es esencial. En el vivero, el árbol vive sus primeros años antes de ser plantado en la ciudad. Después de algunos años, el árbol está listo para ser trasplantado y colocado en la ciudad. En la mayoría de los casos, el árbol tiene entre 5 y 10 años cuando deja el vivero.
Mantenimiento y gestión de riesgos
Cuando el árbol se planta en la ciudad, siguen años de mantenimiento, especialmente los primeros años. Durante los años siguientes en la vida del árbol, es necesario un mantenimiento y cuidado regular. Por ejemplo, tareas como la poda, el riego, el manejo de plagas, así como inventarios para asegurarse de que el árbol esté sano. Además, la gestión de riesgos también es necesaria, especialmente para árboles viejos y enfermos. A veces, si el árbol está muy enfermo, en decaimiento o es demasiado viejo, debe ser talado. Dicho esto, no se debe subestimar a los árboles muertos. La madera muerta es de crucial importancia para la biodiversidad. La madera muerta se convierte en hogar de una variedad de insectos y otras especies como hongos. Además, estos insectos son una fuente importante de alimento para aves y mamíferos pequeños.
Utopía alcanzable en el futuro
Hoy en día, hay ciudades en el mundo que no pueden permitirse una gestión de árboles urbanos de alta calidad. Para estas ciudades, los ejemplos anteriores pueden sonar utópicos. Para lograr una gestión de árboles urbanos bien eficiente, la estructura institucional general debe estar bien organizada, el equipo necesita tener conocimiento técnico para el trabajo que están haciendo y, por último, debe haber suficientes recursos financieros.
Columna publicada originalmente en el Blog del Banco Interamericano de Desarrollo BID