Los pedalazos que hacen falta para una red latinoamericana de ciclistas urbanos

Los pedalazos que hacen falta para una red latinoamericana de ciclistas urbanos

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LA Network
4 agosto, 2019 - Movilidad

El sueño casi ‘Libertador’ de unir los colectivos ciclistas de toda la región no se consolida pese a la fortaleza nacional existente en países como Argentina, Brasil y Chile.

Los pedalazos que hacen falta para una red latinoamericana de ciclistas urbanos
La necesidad de una red continental radica en que al igual que las redes y uniones nacionales tienen la capacidad de influencia en cada país

“Queremos lograr la unión formal, firmar la Red Latinoamericana y si se quiere de todo el mundo. Una red de colectivos para vincularnos en un solo mail: decidir qué está sucediendo, ya no solo por ciudades sino unidos a defender a los colectivos y las iniciativas”.

Con estas palabras entusiastas recibía el activista mexicano Joy Nuño, coordinador del Foro Mundial de la Bicicleta México 2017, posición desde la cual ponía a volar su anhelo y el de muchos, de enlazar de una vez por todas los eslabones de una cadena que se han hecho fuertes individualmente pero que hoy, en 2019, aún no se concreta: la Red Latinoamericana de Colectivos Ciclistas Urbanos.

¿Cuáles son las razones para que esta idea de unir a los colectivos y fortalecer los procesos, no se haya dado?

Para nadie es un secreto la importante revolución que se está dando alrededor del uso de la bicicleta como medio de transporte urbano. Expansiones de sistema como el de Buenos Aires, que está duplicando su capacidad pasando de 2 000 a 4 000 bicicletas y de 200 a 400 estaciones. Bogotá, que este año fue seleccionada como la ciudad latinoamericana de más crecimiento en el ranking global Copenhagenize, es decir la ciudad ‘bike friendly’ de la región. Además, múltiples empresas, tipos de bicis y esquemas de sistemas públicos van llegando a todas las ciudades para aportarle a la movilidad sostenible y, sobre todo, más colectivos logran influir en las políticas públicas y transformar ciudades, brechas de género y económicas, gobernanzas y mentalidades.

Para Mauricio Mesa, coordinador del colectivo Siclas de Medellín y también de la BiciRed Colombia -que fomenta el ciclismo urbano y rural en el país-; el proceso está pedaleando bastante lento y esa lentitud se la adjudica a lo que es el alma misma de los colectivos: el voluntariado.

Los pedalazos que hacen falta para una red latinoamericana de ciclistas urbanos
Mauricio Mesa, coordinador del colectivo Siclas de Medellín.

“Ese proceso va lento. Lo que pasa es que cada una las organizaciones que hacemos parte del FMB (Foro Mundial de la Bici) hemos intentado generar una sinergia y una red latinoamericana que promocione la bici, que comparta conocimiento, prácticas y luchas, pero cada uno de esos colectivos está ocupado en sus ciudades haciendo sus respectivas labores locales, que demandan mucho tiempo y es un trabajo voluntario”, explica.

Agrega que, de nuevo en Quito, en el FMB8, los colectivos se reunieron, pero no se logró concretar el sueño pues la energía sube en el previo y durante cada FMB, pero luego vuelve a bajar cuando los colectivos regresan a su país y se ocupan de sus asuntos.

Brasil: ¿el modelo a seguir?

LA Network dialogó con André Geraldo Soares, que un posible modelo de organización para la red latinoamericana es el de la Unión de Ciclistas de Brasil que reúne actualmente 40 organizaciones y más de 1 500 personas o empresas.

La Unión fue creada en 2007 y desde entonces viene aportando en lo que indica Soares sería el objetivo central de la red: influir en la creación, apoyo o rechazo de políticas públicas o iniciativas gubernamentales; incidir en las agendas políticas y en los políticos en favor de la bici; entre otras.

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André Geraldo Soares (Segundo a la izquierda), Coordinador de la Unión de Ciclistas de Brasil.

El brasileño coincide con Mesa, en que el tema local absorbe la fuerza para la red latinoamericana, pero explica que desde hace unos años la Unión de Ciclistas trabaja con Itaú para el apoyo financiero, con pago para cuatro personas: dos en la administración y dos para la formulación de proyectos; algo que el colombiano piensa, sería suficiente para mantener vigente la red.

Sin embargo, el activista brasileño, reconoce que mantener activa su organización es “una lucha diaria”.

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“Se ha hecho un esfuerzo de grupos, activistas, funcionarios, colectivos ciudadanos, de grupos de expertos, de ciudades, pero creería que más que una red por grupos, se necesita una red multidisciplinaria y multiactor”, señala a LA Network la mexicana Kenia Aguirre, antes activista por el ciclismo urbano en México y ahora cofundadora y consultora de la firma BikeNcity, que ha estado detrás del Sistema Público de Bicicletas en Mazatlán ‘Muévete Chilo Sinaloa’.

Aclaró que, si bien no ha estado integrando los grupos de promoción de la Red Latinoamericana, sí sugiere trascender el modelo de comunidades de práctica (grupos que comparten experiencias) y generar una estructura sólida que permita mantener los procesos.

Por su parte, el antropólogo e integrante del Colectivo Muévete (Chile), Cristóbal Ibarra, señala que ha participado en algunas iniciativas colaborativas que podrían confluir en una red latinoamericana como la experiencia de colaboración entre el colectivo Muévete (al que pertenece) y Argentina en Bici, en torno a la Mesa de Equidad de Género que ellos han construido.

Ibarra considera que, si ya es un reto bastante complejo la creación de una red nacional, en este caso en Chile, mucho más lo es la de una latinoamericana, “los retos son contar con objetivos comunes de formación social que trasciendan las realidades locales y las diferencias de nuestros países, un diálogo que incluso vaya mucho más allá de la bicicleta: como los derechos humanos, de género, civiles”, añade.

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Respecto a esos matices que tiene cada colectivo en sus países y con sus intereses particulares (de género, de migrantes, de educación, etc.,) el colombiano Mauricio Mesa piensa que más allá de esos intereses adicionales, se debe fortalecer lo que los une a todos que es la bicicleta.

“Sí, tenemos que compartir experiencias, aprendizajes e inclusos errores de monstruos en el tema de la bici como Brasil, Chile o México y también de los pequeños; pero en concreto necesitamos recursos y decisiones que nos lleven a algo tan puntual como una secretaría técnica, con un músculo que nos permita superar las prioridades locales”.

Tanto para Mesa como para Soares, la necesidad de una red continental radica en que al igual que las redes y uniones nacionales tienen la capacidad de influencia en cada país, la Red Latinoamericana tendría la capacidad de incidir en este nivel. “Porque así tenemos más fuerza para la acción. Podemos influir para que la OEA, la ONU, aprueben acuerdos continentales, de incidir en estos órganos y eso nos hace más fuertes simbólicamente en lo nacional”.

Por ahora entonces, la creación de la Red Latinoamericana parece estar rodando a pedalazos bastantes suaves y lentos, y si se considera que el próximo FMB, el de 2020 será en Katmandú, Nepal (saliendo por primera vez de Latinoamérica), lo que dificultará la reunión de los colectivos y redes de la región, el sueño se hace un poco más lejano y tendría que esperar hasta 2021 cuando el FMB regrese a la ciudad de Rosario en Argentina.