Un par de estudios científicos describen cómo los vehículos autónomos mejorarán la coordinación de los patrones de tráfico y ahorrarán combustible.
Imagina un viaje diario en la ciudad que sea ordenado y controlado en lugar de caótico. Los vehículos conectados y automatizados podrían proporcionar ese alivio ajustándose a las condiciones de manejo con poca o ninguna información de los conductores. Asuntos como los semáforos serían innecesarios y la velocidad o el consumo de combustible serían controlados.
En la Universidad de Delaware (Estados Unidos), el investigador Andreas Malikopoulos utiliza la teoría de control para desarrollar algoritmos que permitirán este tipo de tecnología en el futuro. En dos artículos recientemente publicados en la revista científica IEEE Transactions on Intelligent Transportation Systems, Malikopoulos describe las innovaciones en la tecnología de vehículos conectados y automatizados probada en dos laboratorios de la universidad: el Banco de Pruebas a Escala Smart City y un simulador de conducción.
«Estamos desarrollando soluciones que podrían permitir el futuro de los sistemas de movilidad energéticamente eficientes», dijo Malikopoulos. «Esperamos que nuestras tecnologías ayuden a las personas a llegar a sus destinos de manera más rápida y segura, al mismo tiempo que ahorren combustible», añadió.
Algún día los autos podrían hablar entre sí para coordinar los patrones de tráfico. Malikopoulos y colaboradores de la Universidad de Boston desarrollaron recientemente una solución para controlar y minimizar el consumo de energía en vehículos conectados y automatizados que cruzan una intersección urbana que carecía de señales de tráfico. Luego utilizaron software para simular sus resultados y encontraron que su estructura permitía que los vehículos conectados y automatizados conservaran el impulso y el combustible al tiempo que mejoraban el tiempo de viaje.
De igual manera, cuando el límite de velocidad va de 65 a 45 mph (millas por hora), su automóvil se desacelera automáticamente. Esta vez Malikopoulos y colaboradores de la Universidad de Virginia formularon una solución que produce la aceleración y desaceleración óptimas en una zona de reducción de velocidad, evitando choques en la parte trasera. Además, las simulaciones sugieren que los vehículos conectados utilizan entre un 19 y un 22 % menos de combustible o energía y llegan a sus destinos entre un 26 y un 30 % más rápido que los vehículos impulsados por humanos.
Malikopoulos es el investigador principal de un proyecto de tres años financiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para Energía (ARPA-E) a través de su programa Next Generation Energy Technologies para Vehículos Conectados y Automatizados en Carretera (NEXTCAR) para mejorar la eficiencia de un Audi A3 e-tron en al menos un 20 %. Los socios de este proyecto son la Universidad de Michigan, la Universidad de Boston, Bosch Corporation y el Laboratorio Nacional de Oak Ridge, todos de Estados Unidos.