Nadie puede negar que Manizales es, como se dice de manera coloquial en Colombia, un buen “vividero”, pero el más reciente informe de calidad de vida muestra que aún hay temas sensibles como la educación, la movilidad y el medio ambiente que requieren mucha atención.
Manizales es una ciudad colombiana en el rango de las urbes intermedias – tiene casi 400 mil habitantes – con una buena calidad de vida y que pretende ser la ciudad educativa de Colombia gracias al fortalecimiento de la oferta universitaria de calidad.
Esta semana que terminó fueron presentados los indicadores de calidad de vida en 2017, recogidos por Manizales Cómo Vamos, organización sin fines de lucro que se encarga de hacer los análisis cualitativos y cuantitativos y de medir la percepción de los habitantes de la ciudad. Los resultados fueron en buena parte positivos, pero como toda ciudad, que es un ente inacabado, Manizales aún tiene muchos retos por resolver.
Un detalle que vale la pena resaltar es que en 2017 se consolidó la clase media, elemento clave para el desarrollo social. Su proporción aumentó 8 puntos frente a lo observado en 2016. Hoy la clase media representa el 68 % de los hogares de Manizales y fue la tercera urbe colombiana con mayor proporción de hogares que pertenecen a esta clase.
Aunque el desempleo creció, debido a la presión de un mayor número de personas buscando trabajo, en calidad del empleo, la informalidad en Manizales continuó disminuyendo y con una tasa de 41,4 %, fue la ciudad con menor informalidad laboral. Mientras tanto, tres de las cuatro dimensiones medidas en este índice mejoraron su puntaje: Contratos, Jornada de trabajo y Afiliación a seguridad social. Eso sí, Ingresos fue la dimensión que presentó un retroceso frente al año anterior equivalente al 2 %.
En materia de desigualdad, Manizales registró un Coeficiente de Gini de 0,46 y aunque estuvo en el promedio de las ciudades colombianas, con una mejora del 8 % con respecto a 2016, la cifra es considerada como alta desigualdad según los criterios de las Naciones Unidas.
Seguridad, siempre falta
Según Medicina Legal, en Manizales se registraron 74 homicidios el año pasado, 7 casos menos que en 2016. En dos comunas, San José y la Ciudadela de Norte, se concentraron cerca de la mitad de todos los casos de la ciudad. De acuerdo con la Policía Nacional, dos de cada tres homicidios en la ciudad se produjeron por intolerancia, seguido por venganza. Se presentaron reducciones también en violencia intrafamiliar y lesiones personales.
Si bien hubo también reducciones en hurto a personas, bicicletas, motos y automóviles, el incremento en el hurto a comercios y residencias es de una magnitud extraordinaria, según el informe, e indica la presencia de bandas organizadas dedicadas a esta actividad delictiva.
Educación, muchos desafíos aún
La educación, a pesar de ser uno de los emblemas de la ciudad, como bien lo señala el informe, presenta más desafíos que avances.
En 2017 continuó cayendo la matrícula escolar mucho más de lo que lo hace la población en edad de estudiar, esto jalonó hacia abajo las coberturas educativas, a excepción de secundaria. Del mismo lado, se incrementó la deserción escolar en un punto porcentual, con una cifra del 3,1%. En el grado sexto se presentaron tasas de deserción por encima del promedio tanto en el sector oficial como el no oficial.
Las brechas educativas persistieron y muestran una tendencia a acentuarse pues el nivel de logro en los colegios privados es en promedio del doble del observado en las instituciones públicas. El informe evidencia cómo en otras ciudades colombianas como Tunja o Bucaramanga son líderes en logro educativo y las diferencias entre sectores son menos marcadas que en Manizales.
Por último, del lado de la inversión, en 2017 se invirtieron 5 % más de recursos en educación. Sin embargo, estos recursos provinieron del gobierno nacional pues los recursos de la ciudad asignados al sector disminuyeron un 46 %. Es por ello que Manizales continua como la tercera ciudad de la Red Cómo Vamos que menos invierte en educación, lo que resulta ser una contradicción si la ciudad quiere ser la capital educativa y universitaria de Colombia.
Medio ambiente y movilidad, temas que empiezan a inquietar
Movilidad es una de las áreas en la que los desafíos son mayores. Mientras el transporte público de la ciudad efectuaba 215 mil viajes al día en el 2007, para el 2017 se realizaron 183 mil viajes, 3 % menos con respecto al año anterior y 15% menos que en 2007. Ni por rapidez ni por costo, el servicio de transporte público es competitivo y requiere reformularse para prestar un servicio que retenga sus usuarios.
Y este escenario coincide con el crecimiento del número de vehículos en la ciudad. En 2017 Manizales contó con 169 mil vehículos, 7 % más que en 2016 y 117 % más con respecto a 2009. Todos los años han entrado a circular en la ciudad en promedio 12 mil vehículos nuevos. Los tiempos de tráfico han aumentado y muy seguramente la infraestructura vial empezará a ser insuficiente.
La inseguridad vial es un tema inquietante también. Contrario a lo sucedido en el nivel nacional, en donde se presentó un descenso en la mortalidad por accidentes de tránsito, en Manizales aumentó y la ciudad se ubicó como la sexta con mayor incidencia de este fenómeno.
Por último, en calidad del aire, si bien hubo reducciones en las concentraciones de material particulado PM 10, para el último año tampoco se obtuvieron datos de material particulado PM 2.5, el más peligroso para la salud, debido a que el medidor apenas fue reparado a inicios de 2018. El aumento del número de autos hace temer que este indicador esté superando los límites tolerables para la salud humana establecidos por la OMS.