Por René Albisser
El inicio de todo nuevo proyecto de transporte masivo ferroviario es una bocanada de aire fresco para la movilidad sostenible de cualquier ciudad. En sentido figurado, porque fortalece un hecho ya enteramente probado y es que el metro sigue siendo una opción óptima de movilidad urbana. Y en lo concreto, porque ayuda a que las ciudades tengan una mejor calidad de aire y ofrezcan bienestar.
En el caso de la ciudad de Medellín, su sistema metro ha traído innegables beneficios en calidad de vida a sus habitantes. Y año tras año ha venido sumando líneas complementarias de metrocables y tranvía. Hoy se enfrenta a otro hito: la nueva línea férrea de metro de la 80.
Este metro es de mediana capacidad y comprende 13,25 km con un trazado desde la estación Caribe (en la Terminal de Transporte Norte), pasando por la transversal 73, luego por la calle 65 hasta el sector de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, para tomar ahí la avenida 80, cerrando el circuito en la estación Aguacatala en el sur de la ciudad. Tendrá 17 estaciones y su implantación en todo el recorrido será a nivel, a excepción de la parada en la denominada estación Robledo, que será soterrada.
El corredor tiene una conexión clara con el sistema de centralidades urbanas, lo que significa usos mixtos del suelo. Esto, en opinión de sus ejecutores, representa más espacio público para caminar, moverse en bici, disfrutar de los establecimientos comerciales y de servicio y además contar con dos vías vehiculares a ambos costados de la reconocida Avenida 80.
Este proyecto tiene sus orígenes en el Plan Rector de Expansión del sistema de los años 2008 y 2009. A partir de ese momento se realizaron estudios de prefactibilidad del corredor de la Avenida 80 y se procedió con la ejecución de los diseños de detalle. Pero solo hasta 2016 revivió el proyecto y se retomaron los diseños con una optimización del corredor contemplando las exigencias del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Medellín aprobado en 2015.
El pasado mes de abril se firmó el acta de inicio de las obras físicas de este metro de la 80. Se espera que empiece a funcionar en el 2028 y que pueda movilizar a 14.000 pasajeros por hora en cada sentido. Ahora, luego de este hito, ojalá pueda consolidarse otro aún más importante para la ciudad, que es el proyecto Tren del Río, una obra que descongestionará verdaderamente la Línea A del sistema, hoy a punto de colapsar por la alta afluencia de pasajeros en horas pico.
Mientras la otra gran ciudad de Colombia, que es Bogotá, sigue enfrascada en la pugna política sobre si la primera línea es subterránea o elevada, Medellín sigue avanzando en la expansión de su columna vertebral de movilidad sostenible. Ojalá la línea del metro de la 80 marche sobre rieles, cumpla su cronograma de construcción y pronto podamos escuchar, de los lideres políticos de la región, que el Tren del Río también se empieza a materializar.
Hasta pronto y gracias por su lectura